¡Qué año el 2008!

Susana Seleme Antelo

Fue uno en el que vivimos peligrosamente merced a los instintos caudillistas, seudo revolucionarios y antidemocráticos del presidente y del ‘vice’, que cambió los libros por las corbatas, dicen observadores acuciosos.



Amén de todas las chambonadas económicas del recién pasado año -pérdida del ATPDA, de otros mercados y esquemas de integración; escasez de hidrocarburos, por ende futura inseguridad alimentaria; aumento creciente de desempleo en la población económicamente activa con mayores índices de pobreza, corrupción a granel, hay temas sensibles a la práctica y a la convivencia democráticas.

Todas las muertes, muchos muertos; cercos de milicias masistas al Congreso y a ciudades; militares deteniendo al ratificado prefecto Leopoldo Fernández, encapuchados apresando cívicos y civiles, persecución al presidente cívico cruceño, Branko Marinkovic; diatribas contra la Iglesia Católica y su Cardenal, críticas a periodistas, humillación incluida a un profesional del Grupo Líder; cancelación del contrato a Carlos Valverde Bravo y su programa “Sin letra chica” por presiones gubernamentales al dueño de PAT; amenazas a otros propietarios de medios informativos, a alguno con atentado, desprecio a los Derechos Humanos y al debido proceso en materia jurídica, son algunas muestra de la democracia recesiva impuesta por el MAS. Es decir, democracia en retroceso.

La pérdida, aunque sea parcial, de derechos y libertades es el primer paso hacia la dictadura revestida de democracia. Como dice mi amigo vasco, “no es suficiente con que el gobierno haya llegado democráticamente al poder…para ser democrático, debe garantizar el respeto de los derechos y libertades ciudadanas. Ambos elementos son inseparables…o tenemos las dos cosas o no tenemos democracia”. Y a eso ha apuntado el Movimiento al Socialismo, para quien los derechos de las personas deben subordinarse a la voluntad autoritaria de su pensamiento absoluto y a su práctica política dominante sin concesiones.

Es cierto que las maltratadas mayorías indígenas y campesinas bolivianas han tenido otras prioridades, como ser su visibililazación y empoderamiento, otorgados hoy por el MAS, antes que cualquier otra urgencia. Empero, esas prioridades no cambian la condición ciudadana de aquellos pueblos, pues también necesitarán un Estado Democrático de Derecho que los proteja de los abusos del ejercicio del poder. Ese que, vía la democracia recesiva impuesta por el MAS, apunta a la pérdida de libertades individuales y colectivas.

Si en 2009 queremos que la política sea un asunto de mayorías-minorías y nueva ética; si queremos preservar los derechos y libertades de las personas; si queremos que la economía recupere su dinamismo para paliar la crisis que, siendo mundial, también nos tocará durísimo; si queremos tener empleos productivos para vivir juntos, respetando nuestras diferencias; y si no queremos autonomía centralista y tampoco seguir viviendo peligrosamente, depende del voto que cada quien deposite en el referéndum del próximo 25 de enero de 2009.

Porque no queremos vivir otro 2008, nuestro voto será un NO rotundo. Un masivo NO que refleje el rechazo al proyecto de constitución masista, maquillado con ayuda de algunos PodeMAS y otros en el Congreso. Ese maquillaje hecho a la medida de los redactores de la ilegal constitución masista aprobada en La Calancha con sangre, y en Oruro con desprecio a la pluralidad política, debe tener el NO que se merecen la gestión y la política democráticamente recesiva del MAS.