Un gabinete que no encuentra molde

 La hora de las presiones por el reparto de la torta.

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Como ya es usual ante la inminencia de cambios en el gabinete, comienzan a deslizarse especulaciones y se tejen infinidad de posibilidades, más aún cuando se dice que el nuevo equipo ministerial deberá sujetarse a los términos de la nueva Constitución Política del Estado.



Sin embargo, lo único cierto es que hasta ahora ni el propio Ejecutivo sabe que es lo que hará y lo que se llama “adecuación” del Estado a la nueva Constitución es nada más que una expresión difusa de los primeros problemas que se encontrará para llevar a la práctica el texto constitucional.

Por el momento lo único que está claro es que el presidente Evo Morales deberá responder a los requerimientos (presiones) que vienen de dos ámbitos.

Por una parte de su aliado, el Movimiento Sin Miedo (MSM) del alcalde paceño, Juan del Granado, que ya no está dispuesto a seguir siendo el convidado de piedra en el festín masista.

Los “sin miedo” han planteado en forma muy clara a Evo que la votación obtenida por el Si en el referéndum constituyente en La Paz-ciudad , se debe a ellos. De no ser por ellos, consideran, el MAS se habría visto ante la embarazosa situación de perder en siete de la nueve ciudades capitales del país.

Por otra parte, los “sectores indígenas” se han percatado que son el principal sostén del MAS una vez que el “instrumento político” está siendo abandonado paulatinamente por la clase media. El cantinflesco Fidel Surco, dirigente de los colonizadores y del Conalcam, ha pedido la conformación de un gabinete “plurinacional”, lo que en buen romance quiere decir. Nosotros también queremos nuestra parte de la torta.

Evo se ha percatado también que deberá tender algunos puentes de entendimiento con los sectores productivos del oriente, pero en este caso, concretar esta racional percepción se le hará cuesta arriba una vez que ello implicaría abandonar sus más íntimas convicciones.

De igual forma debe tenerse en cuenta que si bien el MAS ha demostrado una cierta habilidad política aunque realizando jugadas dirigidas a “descalificar al adversario”, como dirían algunos comentaristas deportivos que no son tan crudos (opas) como parecen, en lo que se refiere a la gestión, sencillamente se aplazaron.

Recuérdese la demagógica creación del Ministerio del Agua para satisfacer las exigencias de las “organizaciones alteñas” que al final solo sirvió para solventar los frecuentes viajes a Europa de un ministro de inclinaciones prostibularias con el pretexto de asistir a seminarios internacionales. De obras, absolutamente nada. A propósito ¿alguien recuerda siquiera el nombre del titular de este ministerio?

El sonoro nombre de “Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda”, al parecer solo fue colocado como un rótulo para esconder negociados como el de La Comarca y la inexistencia de programas habitacionales de verdadero interés social.

Hasta ahora ha imperado el criterio de que las entidades estatales deben ser la fuente de ingresos para los “hermanos masistas” y no existen razones que permitan suponer que las cosas cambiarán de ahora en adelante. Ya lo indica la pretendida creación de ministerios como el de “descolonización” y otros con estrambóticas denominaciones para entregarlos como botín a los dirigentes de las organizaciones campesinas que muy poco se preocupan por sus “bases”.

De igual forma, nada indica que el presidente Morales esté dispuesto a deshacerse de un entorno corrupto y al parecer supone que la destitución del «hermano» Santos Ramírez ya fue mucha dosis.