El tour está incompleto

HumbertoVacaflor Humberto Vacaflor* en La Razon.Acaba de ser descubierto, con escándalo, uno de los secretos mejor guardados de Bolivia: su único y original régimen carcelario. Hay más de un libro escrito sobre este tema y ninguno en tono de crítica, sino de elogio. Un amigo mío, italiano, describió el régimen desde Palmasola y lo propuso para que sea copiado en todo el mundo.Quizá el pecado haya sido proponerse mostrarlo a los ojos de los turistas. Lo que denunció el periodismo no es el régimen carcelario, que todo el mundo conoce en Bolivia, sino las visitas guiadas de turistas extranjeros. Sería una lástima que el régimen termine perjudicado por este incidente provocado por la curiosidad extranjera.El régimen ha surgido por generación espontánea. Fue la respuesta del país a la necesidad de contar con recintos carcelarios. Como el Estado no tiene dinero para mantener a los presos, les permite encontrar un equilibrio. Y lo han encontrado. Todo fluye con armonía en las cárceles bolivianas. Es una sociedad mejor que la de afuera, porque hasta justicia tiene. Hay clases sociales, clubes exclusivos, negocios, empresas que se crean, empresas que se venden, espacios que se alquilan o se dan en anticrético. Y hasta hay droga, por supuesto, igualito que afuera. Eso sí, no hay charlatanes. Todos saben lo que son.La iniciativa de crear el tour en San Pedro no es mala. Consiste en mostrar al mundo cómo funciona el régimen carcelario boliviano. Y ofrecer, también, algo de diversión. Si unos crearon la idea de la organización interna, a alguien se le ocurrió que el espectáculo merecía la pena de ser mostrado, de ser exhibido, a cambio de un pago. Y entonces intervino el periodismo. Qué lástima.Lo que se podría hacer es completar el tour del asombro. Habría que incluir en la tournée una visita a las oficinas de YPFB, donde siempre hay la probabilidad de que presencien un nuevo cambio de su presidente y en el mismo lugar puedan observar cómo caben 1.500 empleados en unas oficinas donde sólo trabajaban 120. Se los podría llevar a Huanuni para mostrarles el lugar donde 4.700 mineros producen la misma cantidad de mineral que los 700 originales. En Huatajata podrían ver cómo unos valientes aymaras golpean a una mujer y queman la casa de un vecino. Se podría programar para las próximas semanas el espectáculo del cerco del Parlamento y la golpiza a las parlamentarias opositoras. Otro paseo podría consistir en visitar los lugares del altiplano donde votan todos, los ausentes y también los muertos. En Pando podrían ver, si tienen suerte, el paso de algún camión de contrabando autorizado por un ministro.Y para cerrar el paseo, mostrar las oficinas donde se produjo el mayor milagro boliviano, el sumun de la prestidigitación, la de magia perfecta: la desaparición del negocio del gas natural en apenas tres años. Unos polvitos por aquí, un pase de sombrero por allá y, patapún, se acabó la era del gas natural boliviano.Se trata de las oficinas del despacho presidencial, donde existe un equipo de “inteligencia”, en el sentido de espionaje, por supuesto. Son los que sugirieron al Presidente la más brillante idea del mundo: prohibir las actividades de la CIA en Bolivia por decreto. Si los soviéticos hubieran sabido que eso se podía hacer, todavía existiría la URSS.El tour es infinito.*Humberto Vacaflor G. es periodista.