El síndrome Zelaya

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No hay ya nada que ocultar, pues lo que se vive en hoy en Honduras deja en evidencia que lo que pasa en el continente Sud y Centro Americano no es fruto de acciones y movilizaciones sociales espontáneas, sino que más bien responde a un plan establecido al que se van anexando presidentes que acceden al poder y que con su propia adhesión pretenden adosar sus países a un sistema comunista, diagramado no para compartir precisamente todos los bienes y beneficios, sino para que el poder circule sólo en manos de un grupo pequeño que busca gobernar indefinidamente.

Zelaya es un claro ejemplo del problema en cuestión, pues accedió al poder como un candidato del partido Liberal, respondiendo al ala derechista de su país y luego fue virando hacia el esquema o modelo venezolano, por intereses personales, por ambición de poder y en ningún momento respondiendo a ideales ni a ideas altruistas. Las ofertas que recibió del presidente venezolano lo llevaron a sufrir la transformación con la que hoy pretende llevar a su país a una consulta buscando llamar a una asamblea constituyente forzando así a que su país ingrese a la estructura del Socialismo del Siglo XXI, con una constituyente hecha a medida, tal como ha sucedido en todos los casos en los que este órgano deliberativo se ha injertado; tal como ocurrió en nuestras propias narices en Bolivia, donde la constitución no salió del pueblo, ni de los movimientos sociales, sino que por lo que se conoce, fue mandada hacer por encargo a un grupo de juristas valencianos que son los escribientes de estas asambleas abortadas con dolor, luto y sangre.



Por eso es que Honduras, donde hoy por hoy prácticamente ningún sector apoya al solitario presidente, es el testimonio evidente de que estos regimenes van siendo adosados al modelo venezolano a simple firma y bajo el único endoso de los presidentes que en el caso extremo de Honduras incluso han engañado al pueblo que los votó para que sigan otras políticas y no esta ola de adhesiones tan desproporcionadas y evidentes.

El caso de Honduras, se puede considerar como la cereza en la torta de las replicas del modelo venezolano, porque ante la eventualidad y la decisión que ha tomado una ostensible mayoría del pueblo hondureño de no dejarse vender gato por liebre, con un presidente que se ha regalado y los está por rematar, el presidente Chávez hace serios intentos de introducir a sus tropas a través de la frontera que Honduras tiene con Nicaragua, donde también impera un régimen que esta anexado a su modelo.

Si esto sucediera, si hubiera una incursión de otros ejércitos extranjeros en Honduras, sería no la confirmación, sino la irrefutable evidencia que estamos ante invasiones premeditadas que intentan sustituir y tergiversar las decisiones soberanas de los pueblos por voluntades ajenas e interesadas. También aquí tendríamos la oportunidad de ver las definitivas pataletas de entreguismo del Secretario General del régimen, don José Miguel Insulza.Ojalá que no suceda, puesto que ello supondría un desenlace de dolor y muerte.