Irán, Israel y el uranio boliviano

Resulta ridículo el afán con que el Gobierno pretende negar la realidad y hacer creer que Irán sólo quiere instalar procesadoras de lácteos

los_tiempos_beta Por Redacción central | – Los Tiempos



Hace siete meses, el 25 de octubre de 2008, en este espacio editorial, bajo el título “El litio y el uranio en el futuro nacional”, decíamos que “absorbidos como estamos por los entuertos de la política cotidiana, poco tiempo nos queda para ver más allá de nuestro limitado horizonte geográfico y coyuntural, aunque no por eso deja de ser importante el contexto económico y político internacional que influirá en nuestro futuro seguramente más que todo lo que hagamos, pensemos y digamos desde nuestro enclaustramiento mental”.

Nos referíamos, como indicaba el título, a la existencia en el territorio nacional de ricos yacimientos de litio y uranio, dos minerales cuya importancia en el mundo actual es tan grande que de ningún modo podrían pasar desapercibidos. “Muchos ojos del exterior están puestos sobre Bolivia y no sólo por el exótico espectáculo que dan nuestras disputas internas sino, y principalmente, porque independientemente de ellas hay una realidad que importa mucho a quienes se ocupan de rediseñar el futuro del planeta”.

Al abordar el tema del uranio decíamos que la trascendencia de éste es aún mayor que la del litio “pues en éste se involucran factores extra económicos, como los geopolíticos por su potencial uso bélico”. “Se sabe por fuentes externas, pues el tema es tratado con gran cautela por autoridades y técnicos del gobierno, que ya están en marcha negociaciones con empresas y países para explotar ese mineral radiactivo”, afirmábamos.

Sosteníamos, además, que tanto en el caso del litio como del uranio “las investigaciones, negociaciones y concesiones se realizan a espaldas del país, situación favorecida porque la atención general está concentrada en temas más pedestres. Grave error el que estamos cometiendo pues estos temas y la manera cómo se los encare serán sin duda más relevantes para el futuro nacional que las piruetas político-leguleyescas de cada día”.

En más de una ocasión nos hemos referido también a lo peligrosos que son los vínculos que nuestro país ha entablado con Irán. “Tenemos suficientes razones para no ver con desdén el rumbo que va tomando la política exterior de nuestro país. Por el contrario, hay motivos para temer que Bolivia se encamina a jugar un papel de alto riesgo en un muy complejo escenario internacional”, dijimos.

La revelación hecha durante los últimos días por los servicios de inteligencia israelíes, e inverosímil desmentido gubernamental, han confirmado lo que decíamos. Los ojos del mundo están sobre el uranio boliviano y resulta ridícula, por decir lo menos, la manera cómo el Gobierno se empeña en hacer creer que tras la presencia iraní en nuestro país está el inocente propósito de construir plantas procesadoras de lácteos.