Se viene la quema de libros

aira Mauricio Aira

El proceso de desmontar la institucionalidad sigue adelante teniendo por protagonistas a los llamados movimientos sociales, que no son otros que legiones de desocupados que a cambio de su presencia allí donde le ordena la dirigencia masista, reciben el salario correspondiente a la jornada de trabajo. La táctica es similar a las que utilizó “el piqueterismo bonaerense” que logró tumbar tres administraciones sucesivas, la misma de febrero y octubre negros del 2003 en Bolivia y la que al parecer se va implementando en Perú. “en este momento que todos sepan que nuestra lucha no termina, que de la resistencia pasamos a la rebelión y de la rebelión a la revolución…” del texto enviado por Evo Morales a una asamblea indigenista en Puno, que resultó siendo el preámbulo de la matanza de policías y campesinos en la Amazonía.

Al abusivo cambio de nombre de nuestra sacrosanta República, el desmoronamiento de las instituciones políticas, judiciales, económicas y organizacionales de la Nación, se sucede ahora la virtual “quema de libros” porque “los textos contienen el colonialismo español y tienen que desaparecer”. El conocido estudioso Álvaro Puente aseguró que las declaraciones de Evo Morales referidas al reemplazo de los libros Santillana “son negativas y ponen en evidencia el pensamiento político del sector catarista paceño con graves perjuicios contra lo castellano y la cultura universal”



Cuando el Estado resolvió uniformar el sistema de enseñanza y modernizar los textos y el método pedagógico dentro del largo proceso de Reforma Educacional, emprendimiento que comprometió a varios países donantes y se siguió paso a paso como la mejor forma de contribuir a la educación como la vías más eficaces para el desarrollo de la persona y para la construcción de sociedades más libres, justas y solidarias, recurrió al apoyo internacional que estuviera interesado en fomentar la cultura, enriquecerla con otras aportaciones y en favorecer la creación cultural innovadora y que promoviera el estímulo de valores compartidos por sociedades democráticas identificadas con el pluralismo, la tolerancia, la defensa de la paz y la protección del medio ambiente.

Había entonces que modernizar los textos de larga data como los de historia de Florian Giebel quién fuera sacerdote salesiano, de origen alemán al que sus superiores encomendaron la materia sin disponer de un texto. El religioso se dio modos para armar textos pedagógicamente aceptados e históricamente indiscutibles y elaboró los manuales de historia que leímos todos los bolivianos en la escuela. El Prontuario Escolar del profesor Guillén fue la primera enciclopedia para formar al ciudadano, y así muchos “prestados de Argentina, Perú, España” y otros más como la Sociología de Vicente D´Anna otro salesiano del que aprendimos la cuestión social y las enseñanzas de la Iglesia en materia de lucha obrera, reivindicaciones, como el derecho de formar sindicatos y exigir un salario digno, etc.

La Reforma en marcha potenció los vínculos que unen Europa con América Latina en una relación de historias, valores y culturas compartidas para editar obras de calidad para la educación y ofrecer materiales innovadores que ayudaran tanto al maestro como al alumno. Se propuso ofrecer ediciones y servicios que facilitaran el acceso a la información cultural e ir al debate abierto, participativo conservando la identidad nacional con profesionalismo y bajo los principios de respeto y honestidad intelectual, de ahí partió la iniciativa de contar con la asistencia de los servicios editoriales de la más prestigiada empresa que brindara el sumun de garantías para una progresiva cooperación.

La intelectualidad boliviana, el profesorado consiente, universitarios y estudiantes de escuelas y colegios se estremecen hoy al oír las amenazas del Jefe de Estado en contra de los textos actuales que podrán tener sus fallas, pero son lo mejor que existe a nivel internacional, máxime si la editorial contratante cuenta con el mayor modernismo de revisar textos periódicamente y adaptarlos por ejemplo al internet, que ofrece la posibilidad real de imprimir sus ofertas al menor costo y en tiempo record. En todo caso serán los maestros, los padres de familia y eventualmente los alumnos quienes dirán la última palabra y tomarán decisiones de una variada oferta, de ninguna manera se sujetarán a la imposición del poder político que pretende banderizar a su favor lo pedagógico.

Recordamos bien las primorosas ediciones de libros como los de Constancio C. Vigil o las del gran educador liberal Domingo Faustino Sarmiento de Argentina que se usaron como textos propios en el período post revolucionario de Bolivia, los que vinieron después “son de lo mejor que hay en Bolivia y gracias a ellos y a la competencia con otras editoriales aprendieron a presentar un producto de mejor calidad” Puente concluyó afirmando que Bolivia no puede autocastrarse, ni someterse a la negación de la ciencia universal que es la pedagogía.