Agresiones a la prensa

Por instrucciones superiores la guardia presidencial encerró en la Sala de Prensa de Palacio de Gobierno dos decenas de periodistas, camarógrafos y reporteros gráficos, para evitar preguntas molestosas al Presidente de Venezuela que se encontraba de visita en Bolivia, por invitación de su homologo boliviano para participar de la celebración de los 200 años de la Revolución del 16 de Julio de 1809.

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Esa actitud es un atentado a la libertad de expresión y por ende a la libertad de prensa, sin dejar de mencionar la libertad de trabajo, en el caso específico de los comunicadores que cumplen una labor social y sacrificada para hacer conocer al pueblo lo que sucede en el territorio nacional y, en este caso específico, la presencia del mandatario venezolano en la Casa de Gobierno, donde sostuvo una reunión con su homólogo Evo Morales Aima, encuentro en el que trataron asuntos reservados. La agresión a los periodistas fue tan notoria, que los colaboradores más cercanos al Primer Mandatario reconocieron y calificaron como un exceso la actitud de “algún” efectivo de la guardia presidencial. Por esa razón el ex dirigente de los trabajadores de la comunicación y ahora portavoz del gobierno del Movimiento Al Socialismo, se vio obligado a presentar las disculpas del caso, minimizando el atentado. Es cínico pretender hacer creer a la gente que se trató de un error, cuando bien sabe el portavoz oficial que esa actitud fue previamente planificada, porque se convocó a los periodistas que se encontraban en Plaza Murillo a ingresar a Palacio de Gobierno donde Hugo Chávez ofrecería una conferencia de prensa. Una vez adentro se los invitó a ingresar a Sala de Prensa, donde fueron encerrados mientras transcurría una entrevista concedida a la prensa oficial del Gobierno y a la televisora venezolana Telesur.



En reiteradas oportunidades denunciamos la política de confrontación del gobierno de Evo Morales Aima, como parte de la estrategia para ocultar o minimizar lo que sucede en el país. Esto fue confirmado con las expresiones vertidas por el Jefe de Estado contra la Iglesia, algunos sectores de la sociedad y el Gobierno de Estados Unidos y también contra los estados en cuyos territorios están instaladas bases militares del país del Norte. Son frecuentes las torpezas del Jefe de Estado, lo raro es que sus colaboradores no le hagan entender que está actuando mal y que su imagen se va deteriorando por las acusaciones que hace sin antes presentar pruebas. Al parecer los ataques a los medios y trabajadores de la comunicación estuvieron en un paréntesis, porque lo sucedido en Palacio de Gobierno es una demostración de que continúa la confrontación del Gobierno con aquellos sectores a los que considera de oposición.

En cuanto al atentado en contra de los periodistas acreditados en Palacio de Gobierno, si bien en anteriores administraciones gubernamentales existían gobernantes que no tenían preferencia por la prensa, por lo menos la respetaban. Es bueno recordar la valiente actitud de algunos periodistas que tenían la responsabilidad de hacer cobertura presidencial, cuando por un lapsus de un Presidente anterior, determinaron abandonar Palacio de Gobierno y no ingresar más en tanto el gobernante no reconozca y se disculpe por la agresión cometida contra los comunicadores. Entonces se apostaron junto a un arbolito que está junto a la puerta principal de la Casa de Gobierno, desde donde cumplían su trabajo. El agresor no tuvo más que reconocer el error cometido, pidió las disculpas del caso y en persona los invitó a ocupar nuevamente el ambiente que les corresponde por derecho y donde realizan su trabajo. Este tipo de actos se da cuando la persona, por más Presidente que se crea, reconoce sus equivocaciones y las enmienda.

La orden superior para encerrar a los periodistas en un cuarto de Palacio de Gobierno tenía la finalidad de que los comunicadores no consulten al presidente Hugo Chávez su criterio sobre las investigaciones realizadas por Estados Unidos, cuyo Congreso elaboró un informe que describe el nacimiento de un “narcoestado” en Venezuela, que la exportación de cocaína entre el 2004 y 2008 se ha cuadruplicado de 60 a 260 toneladas, constituyendo el 17 por ciento de toda la cocaína que se produce en el mundo y que gran parte de la exportación venezolana está destinada a España. Es seguro que la “guardia presidencial” de Evo Morales conocía la impertinente pregunta y para evitar un mal momento al visitante, decidió encerrar a los periodistas e impedir que cumplan con su trabajo.

Esta es una censura de prensa por parte del Gobierno, que quiere que se informe lo que le interesa y evitar por todos los medios que se conozca lo que puede perjudicar a los gobernantes o sus aliados. Lo paradójico es que uno de los abanderados de la libertad de expresión y de la Ley de Imprenta, como fue el portavoz presidencial, haya cambiado de actitud y permita esas agresiones e intente aparecer como componedor pidiendo disculpas que no le corresponden, porque el responsable de todo ello es el Jefe de Estado.