Unas buenas y otras malas

SUSANA Susana Seleme Antelo

La buena es que un cruceño, el doctor Germán Antelo Vaca, ha roto el maleficio impuesto por el andino centrismo de que ningún cruceño podía ser candidato a la presidencia de la República, porque sería rechazado por el occidente indígena.

Sin complejos, Germán Antelo dijo aquí estoy “para construir un Frente de Unidad y un proyecto nacional, desde Santa Cruz para todo el país”. Se le puede ganar a Morales afirmó, como también han dicho otros. Que Antelo logre articular ese gran frente es la interrogante. Pero ya rompió el malagüero, en un camino sin retorno.



Aquel rechazo adjudicado a los indígenas, no es más que la invención de políticos y de intelectuales pequeños burgueses andino centristas de todo signo. Ellos son los verdaderos responsables de esa visión deformada de la historia y de la realidad, visión que contribuyó a que el común de la gente de occidente asumiera que Santa Cruz es regionalista, separatista y racista, calificativos cuyos destinatarios son ellos mismos, más que cualquiera otra sociedad de Bolivia.

El frente que pretende conformar Antelo debe ser una construcción política en la que deberá trabajar con delectación de artista. Vale decir aglutinar, sumar, conquistar, unir, reunir a la gente en torno a un proyecto por la unidad, respetando la diversidad y por la defensa de la democracia y sus valores, hoy en riesgo. En otras palabras, para evitarle mayores males a Bolivia y su gente, si no se frena la pulsión autoritaria y antidemocrática de Evo Morales y la del aparato partidario.

El futuro político de la oposición causa alarma: esa es una de las malas. Como hace cinco meses, hoy a cuatro de las elecciones, crece la inflación de candidatos opositores a Morales, cada cual con su acumulación política y su historia. Todos, como Antelo, hablan de crear el gran frente, pero las voluntades no confluyen, mientras la maquinaria del gobierno apuesta a su caudillo y a su proyecto: llegaron para quedarse y tener el control de los tres poderes, Morales dixit., como declaración de fe marxista-leninista-socialista. El y sus hombres disponen de dineros públicos, que son nuestros, para la campaña electoral en la que están hace tres años, a su libre arbitrio y sin rendición de cuentas.

Con la vocación de arrasar, llega la más mala: la intención del gobierno de imponer un padrón mixto, biométrico y el viciado antiguo, para el 6 de diciembre próximo. Como antes y siempre, al amparo del Congreso, buscaban modificar la ley, con el voto a venales ‘amigos’. Pero se interpusieron la Corte Nacional Electoral, el presidente del Senado, Oscar Ortiz y la oposición. He ahí otra muy buena.

Morales, Linera y compañía, se habrían llamado al sosiego. Habrá que ver hasta cuando, pues saben que una votación limpia y transparente no contiene los anunciados dos tercios de votos, y tampoco 50% más uno. Por eso alientan la atroz idea de ‘expatriar’ contingentes indígenas de occidente hasta Pando, para asegurar allí votos y senadores, en busca del control del Senado que hoy no tienen. Aunque pretendan justificar la ‘expatriación’ con dotación de tierras, para colmo tierras de bajío, esa acción es una violación a los Derechos Humanos.

Lo que los hombres del gobierno deben entender, es que Morales no podrá ser vencedor a la mala en un país, hoy dolorosamente dividido en nombre del indigenismo y sus insaciables instintos de dominación.