¿A quién beneficia el terrorismo?

Hay quienes necesitan distraer a la opinión pública y a los medios, mientras sigue el acarreo de cocaleros hacia Pando con fines electorales.

imageUn grupo de masistas rápidamente se congregó en la Plaza Murillo para acusar a los prefectos de la medialuna y a la oposición por los atentados ocurridos el miércoles (foto ANF)

El terrorismo debe ser repudiado y rechazado, venga de donde venga, de la extrema izquierda o de la extrema derecha, del gobierno o de la oposición. Esta es una posición principista y que no discrimina entre el terrorismo “bueno” o el terrorismo “malo”, es decir entre el que es promovido por aquellos que eventualmente controlan los hilos del poder o por los que aspiran a hacerlo.



Por ello son condenables los atentados de los que fueron blanco las instalaciones de una empresa constructora y el que afectó a la esposa del empresario del autotransporte y dirigente del MAS, Fidel Surco. Sin embargo conviene estar prevenidos contra un nuevo intento de manipulación política por parte del gobierno de estos repudiables actos.

Como era previsible, inmediatamente de conocidos estos hechos, se reactivaron las voces de quienes no pierden la oportunidad de recomendarse ante el «jefazo», de aquellos que indican que todo sería parte de una conspiración cuyo objetivo final sería el presidente Evo Morales (no se acordaron aun de la desacreditada palabra “magnicidio”).

En relación a estos hechos siempre es conveniente preguntarse a quien beneficiaria un acto de este tipo, siempre y cuando se suponga que tenga un interés o móvil político. Como se sabe, el gobierno ha desplegado como uno de sus pilares la lucha contra el terrorismo a la luz del descubrimiento de un grupo en Santa Cruz, cuyas intenciones y motivaciones no han sido esclarecidas porque las investigaciones fueron totalmente politizadas por el oficialismo.

Ello proporcionó el pretexto para sindicar a personas cuya responsabilidad no nos cabe establecer, pero que casualmente son dirigentes cívicos y autonomistas. Queda siempre el legítimo temor de que estos dos atentados ocurridos en La Paz sean la coartada para emprender una nueva arremetida contra la oposición.

No está demás recordar que el gobierno está actuando muy selectivamente y solo se ocupa del caso de Eduardo Rozsa y no menciona para nada el atentado contra la red televisiva Unitel en Yacuiba y es más, uno de los sindicados por este hecho, el teniente Georges Peter Nava, ha sido reincorporado, tras unas vacaciones de capacitación en Venezuela, al grupo de seguridad del presidente Morales.

Los dos atentados perpetrados el miércoles tienen varias aristas y elementos que es necesario precisar. En primer término se debe establecer que conexión podría existir entre un atentado contra una firma constructora, cuyo propietario ya fue víctima de un intento en septiembre del pasado año y un atentado contra la empresa de un dirigente de una “organización social” (Conalcam) que responde al gobierno.

Es legítimo recordar también que Surco y su esposa tienen muchos problemas con gente a la que han perjudicado con su decisión de monopolizar mediante su empresa el transporte hacia los Yungas paceños usando la influencia que tienen en el gobierno. Tampoco se puede descartar un móvil pasional, habida cuenta de las sucias trapisondas de Surco con mujeres casadas.

Por tanto es labor de la Policía, que se ha anotado buenos logros en los últimos días, establecer con absoluta profesionalidad los móviles e identificar a los autores. Cualquier cosa que se diga en forma antelada resulta simple y pura especulación. Por ello es reprochable que el propio Evo a pocas horas de los bombazos, se haya adelantado a lanzar acusaciones infundadas contra  la oposición, «la derecha» y los peruanos, en un claro intento de aprovechar políticamente de tan lamentables hechos en su beneficio.

Evo Morales actúa con total irresponsabilidad, lanzando acusaciones sin pruebas y metiéndose hasta con los peruanos, sin tomar en cuenta que tiene a su lado a un ex terrorista del MRTA como su principal estratega de campaña.

Como el propio presidente da el ejemplo para especular, es de esperar que otros sospechen que los atentados son armados por el gobierno, porque el MAS necesita distraer a la opinión pública y a los medios con estos hechos, mientras sigue con el acarreo descarado de cocaleros y «colonos» hacia Pando y pronto a otras regiones de Beni y Santa Cruz. Lo que importa es ganar «como sea» en los comicios de diciembre, aunque de víctimas se siembre el camino.