La Patria: lecciones de un ex terrorista

Más que un discurso de circunstancia, el vicepresidente Alvaro García, fiel a su estilo, lo que pretendió fue dar cátedra y en este 6 de agosto de tan grato recuerdo en la memoria de los bolivianos eligió el tema de la Patria , así, con mayúsculas. No es un buen orador pero sabe tocar las fibras íntimas de sus correligionarios a quienes ha hipnotizado con su beatífico verbo.

imageLa sabiduría que derramó a torrentes durante su intervención en la Casa de la Libertad en Sucre, fue de tal magnitud que hasta los rostros del «satuco» diputado Gustavo Torrico y del coplero senador Felix Rojas, parecían por momentos adquirir un aspecto inteligente y aparentaban comprender lo que escuchaban.

Los propios creadores de la República, cuyas almas deben seguir rondando por el histórico recinto, seguramente se sintieron conmovidos por el apasionado “patriotismo” de Alvarito.



Pero ocurre que el vicepresidente tiene un particular concepto del patriotismo y a juzgar por sus palabras, este se reduce a hacer papilla, a “aplastar” las cabezas de los eventuales adversarios políticos. Ciertamente se trata de un corolario inesperado luego de frustrados intentos teorizantes dirigidos a impresionar a los militantes masistas, que en su mayoría, no se caracterizan por su gran nivel intelectual.

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Sin embargo, a pesar de la gran capacidad analítica que presume tener, Alvaro no ha encontrado la fórmula para sacar enseñanzas de las experiencias que nos da no solo la historia, sino también la vida cotidiana.

Por ejemplo no recuerda donde está un tenebroso personaje que en las épocas que disfrutaba de un poder omnímodo, amenazaba con ser “taxativo” y advertía que “no habrá perdón para los subversivos», curiosamente también con el pretexto de salvar a la patria. Por lo visto entre ese ex militar y el ex terrorista del EGTK, hoy encumbrado en el gobierno, no hay grandes diferencias. 

Es que al amparo del poder, que suele ser tan efímero a pesar de que a muchos les gustaría gozar de sus mieles eternamente, algunos se muestran tal como son: arrogantes, prepotentes y soberbios, «virtudes» que en el caso del «vice», ni sus poses de profesor universitario logran ocultar.

Sin embargo, siempre llega el momento en el que deben despertar de eso que para ellos es un sueño y para otros es una pesadilla.

Podría decirse que se trató de un exceso verbal pero existen suficientes antecedentes que hacen presumir que no, que se trata de toda una concepción totalitaria que ya está siendo aplicada y cuyas consecuencias podrían ser más concluyentes en caso de que tales déspotas logren quedarse por muchos años en el poder.

Garcia Linera, ensalza la inteligencia y el conocimiento pero solo de dientes para afuera. Quiere ser Unamuno pero termina siendo Millan de Astray, dando vivas a la muerte. Dice ser el último jacobino pero olvida que Robespierre cayó víctima de la red de terror que él mismo, meticulosamente, había organizado.