Las violaron otra vez


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Vuelven los abusos en Pando

Otro caso de arbitrariedad y despotismo se da en Cobija, la capital de Pando. El afectado es Gary Rivero, un ciudadano que trabajó en la Prefectura pandina y que últimamente se ganaba la vida como mototaxista. Es el hombre que aparece en las imágenes de televisión enmanillado dentro de un avión (¿adónde podía escapar?) y sin camisa para afrontar el frío del altiplano. Su detención volvió a realizarse con engaños, tal como ocurrió en esa ciudad hace unos cuantos meses. A Rivero primero lo citaron a las oficinas policiales para que respondiera por una supuesta demanda por pensiones familiares. Como no existía tal delito, luego lo sindicaron de haber participado en un atentado contra la vida del presidente Evo Morales. Al final, se lo llevaron preso por la sindicación de haber participado en los enfrentamientos de septiembre del año pasado en Pando y que dejaron como saldo varias muertes. Con tales entretelones, el Gobierno reincide en su imagen de abuso de poder, en lugar de seguir los procedimientos legales y los básicos preceptos de los derechos humanos.

Las violaron otra vez

No hacía falta entrar en detalles sobre las violaciones que sufrieron dos hermanas por su padrastro. Conocer las declaraciones de las menores sobre los ultrajes recibidos era más un tema del morbo que de necesidad informativa. Pero se publicaron, en varios medios. Y peor todavía. El código establece que para defender a los menores que son víctimas de abusos sexuales no se debe identificarlos, tampoco a sus padres ni a los integrantes de su entorno, pues eso facilita reconocerlos y causa más traumas. Pero en varios medios salieron los nombres completos, también fueron identificados los padres. ¡Si hasta fueron al barrio a entrevistar a los vecinos!

Para informar sobre la depravada acción de los tutores de las niñas no hacía falta ventilar los pormenores del sufrimiento. No faltaron las declaraciones ligeras de nada menos que el fiscal de Distrito, que encasilló a los padrastros y hasta afirmó que el 95 por ciento son unos… ¡potenciales violadores! Así de irresponsable ha sido el tratamiento del tema por parte de algunos que lo siguen de cerca.



El peor enemigo del mejor amigo

La campaña de lucha contra la rabia canina ha logrado importantes avances, pero al personal encargado de atrapar a los canes callejeros se lo debería dotar de mejores equipos. Se los ha visto enlazar a los perros, al mejor estilo de los vaqueros. Y como no disponen de al menos una vara unida a la cuerda, para evitar ser mordidos se llevan colgando a los perros y en más de un caso les causan sufrimiento. Con el equipo y capacitación adecuados la tarea puede ser menos traumática.

Fuente: El Deber

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