América Latina no será la misma después del golpe de Honduras, uno de los países más chicos y pobres del continente. Quién lo diría, lo sucedido el 28 de junio pasado ha movido por completo el tablero político de la región, lo que incluye también a Estados Unidos como factor gravitante. A partir de Honduras, el chavismo sabe que ya no tiene piedra libre para interferir en los países como lo venía haciendo, salvo claro, en aquellas naciones como Bolivia, donde el patronazgo de Hugo Chávez está atornillado. Honduras también sirvió para sacar a la luz la política que desarrollará Obama en Latinoamérica, que ha pasado de la aparente ingenuidad, a la ambigüedad calculada y por último, a un pragmatismo que ha dejado mal parados, no sólo al presidente venezolano (el más golpeado de todos) sino también a Lula, que quiso poner a Brasil en el papel de potencia y todo le salió mal. Que Unasur chille ahora es intrascendente, pues ha sido nomás Estados Unidos el que consiguió que lo de Honduras no se desborde y que esté por pasar a “fojas cero” con el chavismo mirando de lejos.
Bajo el penoco – El Día