El mundo en blanco y negro

Han mostrado una marcada tendencia a clasificar las cosas en blanco y negro y por eso han recuperado una terminología que era profusamente utilizada en la época de la “guerra fría”. Por lo general resulta “políticamente correcto” autodefinirse como de “izquierda” que resume ciertas ansias de justicia social y económica en tanto que puede resultar cuesta arriba identificarse como de “derecha” ya que al término se lo relaciona casi inmediatamente con el fascismo, el nazismo o las dictaduras que asolaron buena parte de Latinoamérica en un pasado todavía no muy lejano.

imageUna prueba de la sañuda persecución de Evo a sus opositores. Un cedulón en la casa del ex candidato presidencial  Manfred Reyes Villa, fue colocado el pasado 24 de diciembre. (Foto Los Tiempos)

Así vistas las cosas no hay donde perderse: Evo y el MAS se autoproclaman de “izquierda” porque dicen buscar la justicia social y la inclusión de los indígenas secularmente postergados. Y son de “derecha” todos aquelllos que se opongan a sus postulados. A esto se reduce ese mundo de ilusión (o de espanto) que ha creado el MAS y en el cual los matices han sido eliminados.



Sin embargo mucha agua ha pasado bajo el puente desde los años 60 y existen situaciones que se resisten a ser encasilladas en moldes tan arcaicos o ser definidas en términos tan maniqueos.

Julio Numhauser, fue miembro del mítico grupo chileno Quilapayun que expresó toda una corriente cultural que fue conocida como la “Nueva Canción Latinoamericana”. Se trató de toda una generación que se puso al servicio de la revolución y a la postre posibilitó la llegada al gobierno de Salvador Allende.

Numhauser, como todos los miembros de su grupo y otros activistas políticos y culturales, sufrieron la tortura, la persecución y el exilio durante toda la dictadura de Augusto Pinochet. Sin embargo muchos se llevaron una gran sorpresa. Cuando volvió del exilio no hizo llamados a efectuar “ajustes de cuentas”. Simplemente compuso una canción que es símbolo de una época. Se llama “Todo cambia” y fue popularizada por Mercedes Sosa.

Cambia lo superficial

Cambia también lo profundo

Cambia el modo de pensar

Cambia todo en este mundo

En Bolivia está canción sigue siendo entonada por quienes proclaman un “cambio” cuya esencia y contornos no dejan de ser inquietantes y que, por el contrario, se parecen no ya a un marcado conservadorismo sino a una abierta regresión a una época que todos quieren olvidar. A una época de represión, de falta de libertades.

Alguien dijo que lo importante no es como nos describimos sino como nos describen y en el último tiempo estamos recibiendo una muy didáctica lección sobre como se puede ser de derecha usando una terminología de izquierda y hasta proclamando un “cambio” que es evidente y descarnado en cuanto a métodos de persecución política que no se habían visto desde la recuperación de la democracia boliviana en 1982.