Varios analistas políticos han coincidido en señalar que en las próximas elecciones departamentales y municipales, más que la sola elección de gobernadores, alcaldes y concejales municipales, estará en juego la consolidación del poder hegemónico que aspira a tener el Movimiento Al Socialismo o, por el contrario, el surgimiento de espacios de equilibrio y contrapesos democráticos que, ante la inexistencia de un partido político de oposición sólido, tendría que ser ejercido desde las regiones y municipios.
En efecto, y tras la otorgación de de una mayoría plena al MAS en los comicios generales del pasado 6 de diciembre, que además de reelegir al presidente Evo Morales por un período constitucional de cinco años le dieron a su partido el control por dos tercios de las dos cámaras del Órgano Legislativo, la posibilidad de que la oposición conserve espacios de poder, o incremente los que actualmente tiene, sólo será viable en los gobiernos departamentales (hoy prefecturas) y en las alcaldías municipales.
De hecho, en los departamentos del occidente (La Paz, Oruro y Potosí), o en regiones como Cochabamba y Chuquisaca, y probablemente en Tarija, el oficialismo tiene importantes posibilidades de salir favorecido con la votación ciudadana en las elecciones de abril próximo, sea en el control de sus respectivos gobiernos departamentales o en las alcaldías de sus ciudades capitales, o en ambos, sin tomar en cuenta la amplia ventaja de que goza en los municipios del área rural.
Eso lleva a suponer que el oficialismo concentrará sus esfuerzos y desplegará toda su artillería política para consolidarse, primero, en Tarija y Chuquisaca, donde obtuvo sendas victorias en las últimas elecciones; y para ampliar su votación en los tres departamentos del oriente (Pando, Beni y Santa Cruz) donde la votación opositora aún sigue siendo mayoritaria.
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Subeditorial lostiempos.com