Evo es más parecido a un jefe de la mafia, ascendió al poder con la promesa proteger el negocio de la coca

Carlos Valverde. “Se armó un quilombo cuando leí el documento de Mary Anastasia O’ Grady”: Una dictadura que estimula la producción y distribución de cocaína tiene pocas esperanzas de labrarse una buena imagen internacional. Pero cuando ese mismo Gobierno se proyecta usando el lenguaje de la justicia social, con una atención especial a los derechos de los pueblos indígenas, se granjea la aclamación del mundo. Esta es Bolivia, que en dos semanas celebrará elecciones para Presidente y las dos cámaras del Congreso. El Gobierno del Presidente Evo Morales promocionará el evento como un gran momento para la democracia sudamericana. En realidad, los comicios marcarán el fin oficial de lo que queda de la libertad boliviana tras cuatro años de Gobierno represivo de Morales.



“Yo no creo que haya sido un Gobierno represivo y que se vaya a marcar el fin de la democracia boliviana. En lo que si coincido con relación al Presidente Morales es que es el dictador más reciente de América del Sur, aún no considerado como dictador pero si como el todo poderoso y el comunista todo lo puede. Ayer el Vicepresidente confirmó que este Gobierno quiere convertir el Estado en un Estado socialista que reparta prosperidad y no promesa. Ese es un viejo discurso que el socialismo real no logró cumplir”.

Evo es más parecido a un jefe de la mafia, que ascendió al poder con la promesa proteger el negocio de la coca. Ahora tiene la capacidad de hacerlo. Bajo su mandato, el cultivo de coca es legal y cobra una tarifa de licencia de todos los agricultores, cuyas cosechas se venden a través de un mercado centralizado. Funcionarios del MAS también regulan la producción y el tráfico de cocaína que ahora llega al nivel de los hogares. El auge del negocio ha vuelto popular a Morales. Tal vez deteste a EE.UU. y la libertad pero hay algo que es seguro: entiende los mercados (dice la publicación de Mary Anastasia O’ Grady).

Sé que hubo mucha molestia en el Gobierno porque yo leí este documento. Cuando estaba leyendo esto al día siguiente se encontraba una población narcotraficante en Bolivia, con 130 fábricas de cocaína. Que se sepa no se incautaron las casas, ni los vehículos. Encontraron las fábricas pero no encontraron a nadie más. 130 fabricas en un pueblo que debe tener 4 mil habitantes. El Gobierno está haciendo mal su trabajo. Hay una exagerada producción de cocaína en el país”.

Nota de prensa: Gentileza ATB

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Noticias de TV: Carlos Valverde, Sin Letra Chica, Cadena A.

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