Ronda la guerra

Centa Centa Reck

Nadie quiere percibir que detrás de todas las acciones de Chávez y Morales la guerra va entrando en la venas de la América morena con un grito desgarrante. En la Cumbre Climática en Copenhague no se hizo otra cosa que hacerle señales de humo a la guerra, en cada uno de los actos que los gobiernos “amigos” siguen ungiendo no se hace otra cosa que tratar de justificar la guerra que se quiere desollar como una mazorca negra y contaminada por ambiciones que pretenden cubrir la herida de poderes que a pasos agigantados quieren entrar raudos en los caminos del mal.

Mientras el músculo duerme y la ambición trabaja, nuestros países, entre ellos Bolivia son hundidos adrede en el fango de todos los males y persecuciones que son los mejores precursores de la guerra sórdida a la que nos tienen destinados.



Bolivia se ha transformado en progresión aritmética irreproducible en un caos de tretas que no tienen otro fin que poner a todos los actores sociales y políticos al borde de un ataque de pánico. Todos vivimos en vilo, pensando quien será el próximo que caiga en la redada de persecuciones que no tienen porqué tener un motivo ni una causa, porque basta que el gobierno decida querellarse contra alguien para que ese alguien sea sujeto de la persecución implacable con barrido, rastrillaje, agentes venezolanos y todos los últimos adelantos de la tecnología persecutoria incluidos.

Pero en medio de esta nube que es la que anticipa los tambores de la guerra, hay quienes pretenden convertir a Bolivia en una de las madrinas de la guerra. Santa Cruz sin embargo no reacciona y sigue rindiendo culto a las pasiones de los que se empecinan en sacarle peras al olmo, bajo el lema de que sus fortunas tienen que seguirse reproduciendo así el mundo se convierta en un desierto.

La próxima elección de abril es un claro ejemplo de la decadencia del gobierno que se va haciendo harapos en su aparente victoria y de los liderazgos locales que sabiéndose decadentes pretenden seguir sacando las últimas monedas de sus derrotas. Así vemos que los que nos desilusionaron, los que la embarraron, los que perdieron en diciembre, hacen oídos sordos y siguen comprando encuestas, haciéndose titular en los diarios, llenando páginas de entrevistas, saliendo en huracanadas declaraciones a fin de tratar de retener el poder local en pocas manos. Hay quienes siguen creyendo que Santa Cruz son los capitales de unos cuantos, son las quintas y los quintos de unos cuantos que no ven que el sol de esta tierra ya no se dejará cubrir ni tapar con un dedo poderoso.

Estamos al borde del precipicio y los poderes decadentes y paleolíticos siguen pretendiendo hacer de las suyas, envían emisarios sin argumentos y no les interesa a donde nos está llevando hasta donde pretenden hundirnos en este juego de pulseta de los que tienen pretensiones de quedarse para servirle de contraparte a quienes ya tienen un camino elegido y que no nos lleva ni a Roma, ni a la patria sino a la guerra con la que pretenden lavarle la cara a la incapacidad y la impostura.

Los cruceños tenemos que despertar y ver la realidad que se cierne sobre nuestras vidas expuestas a un momento de grave peligro y dificultades. No podemos seguir en el camino de los que se imponen creyendo que tenemos que aceptarlos como nuestro destino ineludible. Nadie encarna por sí mismo a Santa Cruz, lo cruceño está más allá de personas circunstanciales, mucho más si estas dan muestras de no haber entendido la esencia de nuestra historia y de nuestra raigambre y que siguen auto designándose para hablar a nombre de lo que incluso enterraron en el camino de sus ambiciones desmedidas.

Es hora de hacer cambios y no seguir reproduciendo los aullidos del estatus quo como graznidos de cuervos que corean los tambores de guerra.