El activismo como mérito político


Tuffí Aré Vázquez

TARE No se ha cumplido la promesa de Álvaro García Linera, que auguró en diciembre pasado el fin de la polarización y, por lo tanto, de la violencia si el MAS ganaba otra vez el Gobierno. El Vicepresidente pronosticó en el periodo de campaña electoral que con Evo Morales reelecto se inauguraría una “era dorada” en Bolivia, marcada por la tranquilidad, la producción y la búsqueda del bienestar nacional.

Si se ve lo que pasó el martes pasado en Santa Cruz, la realidad contrasta con el discurso del segundo mandatario. Al inicio de la mañana, miembros de la llamada “Juventud Igualitaria” intentó tomar la Bimodal, en un hecho casi calcado de lo que fueron las movilizaciones autonomistas de septiembre de 2008, cuyos activistas están perseguidos y señalados como separatistas. ¿No amerita acaso que la justicia procese ahora a los masistas que patearon las puertas de las oficinas de la terminal? La Fiscalía tiene con este caso la oportunidad de demostrar la independencia que tanto proclama.



Horas más tarde, el asambleísta electo del MAS, que también conduce la COD oficialista, Lucio Vedia, activó una marcha cargada de provocación, que casi cerca el edificio de la Corte Departamental Electoral.  Pese a que un concejal electo del MAS desvinculó a su partido de la iniciativa de Vedia, la posición del oficialismo sobre estos excesos de algunos de sus militantes es tibia, lo que termina de alguna manera alentando los desbordes de las últimas horas, que pueden reabrir una etapa de elevada conflictividad en el departamento. En paralelo, fuerzas políticas de la oposición también han aportado a través de sus propios activistas a este clima de peligrosa beligerancia.

Lo cierto es que en vez de conseguir la esperada tranquilidad, Santa Cruz parece retroceder al periodo de la confrontación y la incertidumbre, sobre todo por el puñado de activistas que empuja a un escenario de angustia a los cientos de miles de cruceños que quieren trabajar en paz.

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Además del padrinazgo político y económico que impulsa la confrontación, hay una clara intención de los violentos de cosechar puntos para encaramarse en las próximas listas de candidatos de las fuerzas partidarias que los alientan. Es que últimamente quien acumula méritos políticos es el activista que más marchas y bloqueos tiene en su oscura trayectoria, postergando al buen ciudadano que puede ofrecer capacidad profesional y honestidad a la gestión pública.

Así de invertidos están los valores de la política aunque, por suerte, la vida para la mayoría de los buenos ciudadanos sigue, pese a las dificultades.  Estos días, Agropecruz es, por ejemplo, uno de los buenos emprendimientos de la región, a pesar de las adversidades.

El Deber