Evo, sin tregua con su lengua


Evo Morales perdió la oportunidad de callarse. Lo interesante es parece no percatarse que se ha abierto de manera absolutamente innecesaria un nuevo frente con un partido como el PP, que de acuerdo a las encuestas tiene grandes posibilidades de ganar en las próximas elecciones españolas.

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Nuevamente Evo Morales perdió la oportunidad de callarse y en esto de hablar más de la cuenta, sin ton ni son, está en dura competencia con su idolatrado Hugo Chávez. No fue suficiente que se saliera por la tangente y fuera a aconsejar al Papa Gregorio XVI que aboliera el celibato y permitiera que mujeres ejerzan al sacerdocio. Cada vez tenemos mayores dudas sobre la capacidad del presidente boliviano de ubicarse en el mundo que vivimos. Poco le faltó que propusiera que el Papa fuera elegido “en consulta con las organizaciones sociales”.



Hay formas y formas de ganar protagonismo y no todo protagonismo es bueno. Evo quería aparecer en los titulares a como dé lugar y no tuvo mejor alternativa que rescatar la desacreditada y poco convincente teoría del “golpe de Estado” en septiembre de 2008. 

Es evidente que los hechos de El Porvenir no serán aclarados en el actual gobierno cuyo único interés es instrumentalizarlos con fines políticos. Podemos afirmar con cada mayor certeza que se trató de burdo montaje dirigido a derrocar al entonces gobernador Leopoldo Fernández, quien, para rematar, se encuentra detenido desde hace más de 20 meses sin que se le haya iniciado proceso alguno por los supuestos delitos que cometió.

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Como era de esperarse, la acusación de Evo Morales contra el Partido Popular en España dejó muy encojonados a los propios miembros del PSOE entre quienes cuenta aún con alguna simpatía, la que sin lugar a dudas merma de manera persistente  ante tamaños dislates.

Acusa a la Fundación Iberoamérica Europa, afín al PP de haber  pagado a “mercenarios” para que “dividan Bolivia”. Afirma que los “instigadores” huyeron del país, lo que, según su peculiar lógica son “delincuentes confesos”.

Sin embargo Evo Morales se supera a sí mismo y para respaldar sus acusaciones acude a lo que habría “leído en la prensa”.  Evo maneja los asuntos de Estado con una ligereza que raya en la irresponsabilidad y pretende seguir vendiendo su imagen de “pobre indio discriminado”.

Los lamentables hechos de El Porvenir se encuentran aún en la nebulosa. Recordemos que la UNASUR intentó darle una mano a Evo y envió a Rodolfo Matarrollo para que efectúe una “investigación” cuyo corolario fue un informe que si no fuera por las características de caso podría ser calificado como jocoso. Con una frivolidad que espanta se hablaba de desaparecidos y de torturados, pero fue el tiempo el que se encargó de dar el mentís a dicho informe el que tuvo que ser guardado de manera apresurada en el último cajón del escritorio.

En el caso Rozsa existen también elementos que resultan más que sugestivos:  los supuestos principales implicados, que ya habían sido identificados y se les había hecho un seguimiento, son convenientemente acribillados sin decir agua va. Se habla mucho de que la embajada venezolana habría pagado los pasajes de algunos de los implicados en el supuesto plan separatista y de una no muy clara participación de los servicios de Inteligencia de ese país. Países europeos como Rumania e Irlanda han realizado investigaciones que arrojan conclusiones muy distintas a las que ha lanzado muy suelto de cuerpo Evo Morales en Madrid.

Lo interesante es que parece no percatarse que se ha abierto de manera absolutamente innecesaria un nuevo frente con un partido como el PP, que de acuerdo a las encuestas tiene grandes posibilidades de ganar en las próximas elecciones españolas.