No es «flojo», es protector


El candidato a la presidencia del Brasil José Serra, se ha convertido en el mayor crítico de Evo Morales en materia de lucha antidroga. Como no podía ser de otra manera el narcotráfico se ha constituido en un tema central en la campaña en vistas a las próximas elecciones presidenciales en el vecino país.

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El presidente Evo Morales en una de sus frecuentes reuniones con los dirigentes de las seis federaciones de cocaleros del Chapare en la población de Lauca Ñ, el pasado mes de abril. (Foto Abi)



No es un secreto para nadie que los narcos han incrementado ostensiblemente sus actividades en Bolivia debido a que disponen de abundante hoja de coca a causa del fracaso de la política de “reducción concertada” -los cocaleros deciden cuanto y donde se erradica- que está aplicando el gobierno. Esta política es satisfactoria para los cultivadores de la materia prima pero no para el país ni para los pueblos de naciones vecinas que se ven invadidos por la cocaína boliviana.

El brasileño José Serra ha puesto el dedo en la llaga y se está alejando de esa posición permisiva que adoptó Lula con fines estrictamente políticos debido a que evidentemente no quería perjudicar la imagen de Evo Morales respecto de quien mantiene una relación paternalista.

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El candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña ha repetido lo que dijo anteriormente: que el 90 por ciento de la droga que ingresa a su país proviene de Bolivia y está dando todas las muestras de que no está dispuesto a permitir que esta situación continúe, lo que, naturalmente, debe hacer que Evo tome sus precauciones.

Pero hay algo en lo que Serra no está muy bien informado. En realidad no se puede atribuir a una “flojera” de Evo que no adopte acciones más contundentes para combatir el narcotráfico. Lo que ocurre es que tiene un enorme condicionamiento político: su partido nació para defender los cultivos de coca. Intentar aplicar una política de erradicación más agresiva implicaría romper ese cordón umbilical que lo une a los cocaleros, su base social más dura y leal, con las previsibles consecuencias políticas.

Sin embargo Morales debiera percatarse de que las cosas no podrán continuar indefinidamente de esa forma. Ya se está mostrando que la comunidad internacional (no solo EEUU) está saliendo del estado de hipnosis que le había provocado la imagen novelesca de un “indígena” salido de lo más profundo de la pobreza para redimir a los suyos y está comenzando a exigir medidas efectivas para combatir al narcotráfico.

Ya lo dijo Serra: en caso de ser elegido presidente exigirá que el gobierno boliviano efectúe un mayor control de las fronteras, lo cual, no será suficiente si es que no se aplica medidas efectivas para frenar los cultivos de coca y se asume el costo político inevitable, ya que el “Estado Plurinacional” de Evo hasta ahora pareciera existir para favorecer a los cocaleros en desmedro de otros sectores sociales y de las actividades productivas legales.