Índice de los Editoriales de Periódicos
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El Día: Patria amenazada
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Bajo el Penoco, El Día: Nacionalizar las milicias
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Los Tiempos: EN EL DÍA DE LA PATRIA
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El Deber: Los símbolos patrios
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La Razón: Respeto a la Patria
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Cambio: La patria está de fiesta
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La Prensa: Sucre y la celebración del 6 de Agosto
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El Diario: Fundación de la Nación y el Estado de Bolivia
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El Mundo: Reflexión
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Clarín, Argentina: Pleitos externos contra el Estado
El Día: Patria amenazada
El entrenamiento de milicias campesinas en instalaciones castrenses ofrece una idea clara de hasta dónde tiene planeado llegar el Gobierno en su afán de acaparar el poder total en el país. Los obispos de Bolivia, por su parte, hacen una advertencia cabal de los peligros que acarrea esta actitud de los gobernantes. La Conferencia Episcopal cree que está en peligro el proceso de cambio, “por la tentación del pensamiento único, el amedrentamiento y la confrontación”.
No podría ser más oportuno el llamado de la Iglesia, en este Día de la Patria, cuando se ciernen sobre Bolivia serios peligros de disgregación social, agravados por el narcotráfico y la corrupción, problemas que se van agigantando ante la mirada imperturbable de los conductores de un régimen que literalmente se han emborrachado con el poder y cuyo apetito por acaparar más aún, parece insaciable.
Cuando Evo Morales inauguró su segundo mandato, el 23 de enero pasado, le aseguró al país que ya había pasado lo peor, pues los primeros cuatro años habían sido de afianzamiento y que tocaba el tiempo de la unidad, del entendimiento y de la construcción de un nuevo Estado. Las elecciones del 4 de abril debían constituirse en el mensaje más claro para el Gobierno de que el método de “aplastar para cambiar” debía ser modificado, pero lamentablemente no se entendió así. Desde entonces, uno tras otro se han sucedido los conflictos y los escándalos y pese a ello, no hay miras de que se detenga la persecución política, la destrucción de la institucionalidad democrática y la violación del Estado de derecho.
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¿”Pandinizar” Santa Cruz? Hoy parece más factible y de hecho, el Gobierno está a un paso de izar la wiphala en la plaza 24 de Septiembre. Tumbar a los gobernadores autonomistas suena cada vez más probable y obviamente ya no existen los peligros de una reacción masiva de grandes proporciones como lo hubo en el pasado reciente. Paradójicamente, mientras se acaricia el gran trofeo en el oriente, surge Potosí, donde existen cuestionamientos de fondo al “proceso de cambio”, incapaz de generar respuestas palpables a los problemas de pobreza y marginalidad. Llevar la música a otra parte para escapar de las silbatinas es una solución momentánea. Echarse a volar para no ver Uncía, Caranavi, el narcoamauta, el alemán Smith, el senador borracho y las avionetas cargadas con cocaína es la estrategia de un caudillo que se ha confiado demasiado en su figura y en su legitimidad y que está rifando su mandato en manos de dogmáticos aventureros que no hacen más que buscar cómo se active la chispa de la violencia.
La soberbia y megalomanía de los conductores del Estado Plurinacional los llevará seguramente a desdeñar las amenazas de las que hablan los obispos, que se traducen en hechos concretos descritos arriba. Será más difícil sin embargo, enfrentar las fuerzas constrictoras que comienzan a presionar más allá de las fronteras. Ya no es un candidato en campaña el que se queja de la avalancha de cocaína que llega desde Bolivia, sino la Policía Federal de Brasil. El cerco tendido alrededor de Hugo Chávez por sus relaciones con las narcoguerrillas es otro factor que tiene que empezar a preocupar a nuestros gobernantes.
Narcotráfico, corrupción, enfrentamientos, disgregación. La Patria vive amenazas que el Estado Plurinacional mira de soslayo.
Bajo el Penoco, El Día: Nacionalizar las milicias
Después de que se comprobara la participación de militares cubanos y venezolanos en los hechos violentos de septiembre del 2008 en Pando; después de lo de Rózsa y el capitán Andrade; después del teniente Peter Nava Zurita y, mucho más, después de que apareciera en escena semejante fortachón alemán, agente secreto del Ministerio de Gobierno. Después de todo eso, había que mostrarle al país que el “proceso de cambio” también utiliza mano de obra originaria cuando se trata de meter miedo. Una cholita de casco, posando con su fusil en las manos, recibiendo instrucciones de un oficial del Ranger en Montero, no es una imagen para que esté dando vueltas en los periódicos, pero algo había que hacer para mostrarle al país que el Estado Plurinacional es coherente con su mensaje “nacionalizador”. Y ya que Fidel Surco, el principal organizador de milicias en el oriente se fue de farra, lo mejor es buscar ayuda profesional. Qué pena la alcahuetería de los militares, aunque, obviamente, los churrascos de los policías con don Dirk Smith no se quedan atrás.
Los Tiempos: EN EL DÍA DE LA PATRIA
Lamentando que en este 6 de agosto se hayan abierto nuevas heridas sociales y regionales, desde Los Tiempos saludamos el día del nacimiento de la patria
Muchos hechos confluyen en esta fecha fundacional. De un lado, la rememoración de quienes forjaron la creación de un país que, desde sus inicios, confrontó una serie de contradicciones -producto de tradiciones coloniales, intereses (legítimos e ilegítimos) de parroquia, débiles lazos comunitarios e injerencias foráneas- que obstaculizaron la tarea de construir un Estado inclusivo, democrático y justo.
Por otro lado, en el ejercicio del poder hay una nueva elite que está decidida a barrer los principios básicos de una república democrática -pese a que el origen de su mandato es democrático- y dio señales contundentes de que quiere cambiar, además, la historia. De hecho, si se impone esa posición, este 6 de agosto será de los últimos en que festejemos el nacimiento de la nación para convertir al 22 de enero en la magna fecha nacional porque se recuerda la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado y la primera posesión del presidente Morales.
Nadie niega que es necesario revisar el pasado como una manera de consolidar nuestra identidades y lazos; lo desproporcionado es que se quiera reescribir la historia al gusto de los eventuales conductores del poder que, además, proponen nuevos símbolos surgidos al calor de las luchas callejeras pero que buscan presentarlos como ancestrales, sin ningún asidero objetivo.
No se trata, de ninguna manera, de algo novedoso. Todos quienes se creen fundadores tienden a que se escriba la historia de acuerdo a sus intereses. Pero, hay hechos y hechos. Deberíamos recordar en la historia contemporánea que no faltó un caudillo que quiso crear una segunda república o, un tirano, una "democracia inédita". Ambos fracasaron rotundamente porque la historia real no es la sucesiva invención de actos, sino un continuum de hechos que van sumando y no negando.
Desde otro enfoque, evidentemente este 6 de agosto Bolivia celebra su día en los comienzos de la construcción de un Estado autonómico. Superando todo obstáculo, la necesidad de una descentralización radical se ha abierto paso y por más que desde el poder se quiera frenar ese proceso, éste continuará porque es una exigencia que atraviesa ideologías. El Estado centralista que construimos desde la fundación del país cumplió su misión y hoy deben ser las regiones las que ejerzan un papel rector de la nación. Por eso es que en Los Tiempos hemos decidido dedicar nuestra edición de homenaje a la nación con un contenido que trata de explicar lo mejor posible lo que significa la Bolivia autonómica y los principales instrumentos creados para comenzar a caminar por ese sendero.
De ahí también que si bien hemos criticado la decisión gubernamental de no inaugurar las sesiones de la Asamblea Legislativa en la capital del país, Sucre, como norma la Constitución, el que se lo haga en Santa Cruz es un reconocimiento (probablemente no intencional en los altos niveles del poder) de que el proceso autonómico es irreversible y que fue Santa Cruz la región que se puso a su vanguardia.
El Deber: Los símbolos patrios
Bolivia llega al CLXXXV aniversario de su creación en medio de una polémica que no muestra señales de acuerdo, a raíz de la confusión creada por la nueva Constitución sobre los símbolos patrios, e incluso sobre el nombre de la nación.
Los festejos de este 6 de agosto están manchados por esta confusión, sobre todo la referida a la bandera nacional, que ahora tiene un símbolo que no la sustituye pero que se propone rivalizar con ella.
El resultado de esta situación ha sido que el festejo principal, que el gobierno nacional decidió realizar en Santa Cruz, haya dado lugar a una negociación acerca del uso de la bandera suplementaria, llamada “whipala”.
No existe otro país en el mundo que tenga dos banderas nacionales.
Las banderas han sido creadas para simbolizar la unidad y no la división. El caso más gráfico de ello es la bandera británica, que resulta de la superposición de tres banderas: la inglesa, la escocesa y la irlandesa, que dan forma y color a la “unión jack”.
La tricolor boliviana tiene un significado similar, de suma y unidad, como lo enseñan los maestros en las escuelas de todo el país: el rojo es el homenaje a la sangre derramada por los héroes nacionales, el amarillo simboliza la riqueza mineral del altiplano y el verde la riqueza vegetal de las tierras bajas.
El argumento de quienes propusieron la “whipala” y consiguieron incluirla en la nueva Constitución, es que se trata de una bandera de los pueblos originarios del occidente, aunque no existe una demostración científica de ello. En junio pasado, los deudos de los policías asesinados en Uncía repudiaron y quemaron esa bandera en la ciudad de Oruro, porque alguna autoridad quiso usarla para cubrir los ataúdes.
Es decir que la imposición de ese nuevo símbolo patrio no es algo aceptado por todos los bolivianos, ni siquiera por los del occidente. Y, suponiendo que sea el símbolo de los bolivianos del occidente, no toma en cuenta a las otras grandes regiones del país.
Por todo ello, quizá sea conveniente que los legisladores nacionales mediten sobre estos efectos conflictivos que produce la confusión de las banderas. Si la idea era dividir al país, confrontar a los bolivianos, lo ha logrado. Habría que sospechar que si esa no fue la idea, fue el resultado de un error, que habría que corregir antes de que siga debilitando la unidad nacional.
La Asamblea tiene la autoridad suficiente para corregir ese error.
Respecto del nombre del país, la confusión es menor. Un país rodeado de cinco repúblicas ha decidido no llamarse República. Si Brasil tuviera que cambiar su nombre porque tiene 300 pueblos originarios, sería una confusión mayor.
Cuando se está en el mes de agosto y en la fiesta nacional, quizá convenga meditar sobre los factores de unidad y privilegiarlos, postergando los factores que provocan la división. Sería un homenaje a un país que necesita motivos para seguir adelante, como lo están haciendo todos los vecinos.
La Razón: Respeto a la Patria
Que prime el amor, el civismo y el amor a la Patria en este 185 aniversario de creación
En la arena política, mejor dicho, en ese terreno árido donde se practica el arte de la política, se busca sacar tajada de todo. No importa si en ese lodo se ensucia una bandera o el sentimiento sincero de una región cualquiera.
Primero, la población se vio envuelta en una polémica descabellada: si los actos centrales de este 6 de agosto se realizarían en Sucre o en Santa Cruz. El Gobierno decidió aplicar, no sin cierto capricho, la letra de un artículo de la nueva Constitución Política del Estado y, así, volver itinerante la fiesta mayor de la Patria.
Luego, la comidilla estuvo servida en las repercusiones que llegaban de la capital cruceña y de la misma Sucre, donde sabrosas resultaron las idas y vueltas de los miembros de la brigada parlamentaria de Chuquisaca; con mayoría de masistas, quedaron entre la espada y la pared y, de esa forma, unos declaraban su sorpresa, otros su conformidad, para después todos (o casi todos) alinearse a la idea de que no estaba bien abandonar la Casa de la Libertad este 6 de agosto y, finalmente, dividirse: unos estarán en Santa Cruz y otros en Sucre.
La cereza de esta torta de sabor amargo se colocó en los últimos dos días y fue el retorno de la discusión que enfrenta a dos símbolos: la tricolor nacional, de un lado, y la wiphala, del otro.
A propósito del símbolo de la wiphala —reconocido en la Constitución Política del Estado, pero cuyo origen continúa siendo motivo de debate entre historiadores e investigadores—, de un tiempo a esta parte, desde que se ha buscado que ondee junto a la bandera tricolor, la polémica fue una constante. Lamentablemente, lejos de convertirla en un símbolo de unidad, como seguramente era la intención de sus promotores, se ha constituido en la manzana de la discordia. Un diputado oficialista se encargó de hacer notar el error de que nunca se haya buscado el consenso, sino izar la wiphala a como dé lugar, producto de la imposición.
Nunca antes se habían manejado los símbolos de esta manera. La falta de consideración ha hecho perder el verdadero sentido de un tema que no es como se lo muestra superficialmente. No sólo es cuestión de banderas, sino de propiedad de un sentimiento.
Felicidades, Bolivia, en el 185 aniversario de su fundación, hoy Estado Plurinacional. Que por encima de estas vicisitudes, prime el respeto, el civismo y el amor a la Patria.
Cambio: La patria está de fiesta
Bolivia celebra hoy 185 años de vida independiente en un contexto histórico marcado por la voluntad de su pueblo, que edifica el nuevo Estado Plurinacional, Comunitario, Unitario y con Autonomías que sepulte definitivamente un pasado marcado por la discriminación a sus habitantes ancestrales, la enajenación y el saqueo transnacional de sus recursos naturales y el sometimiento de su soberanía a intereses ajenos a la patria.
Ésta es la Bolivia que nació aquel ya lejano 6 de agosto de 1825, es la patria en la que un pueblo rebelde apuntaló su democracia, expresó su derecho soberano, y en diciembre de 2005 eligió en las urnas como presidente a uno de los suyos: a Evo Morales Ayma.
Es en este contexto que, en sucesivas elecciones, millones de bolivianos sentaron las bases para la edificación —entre todos— de una patria en la que sus hijos crezcan como iguales, tengan las mismas oportunidades, en la que la discriminación sea sustituida por la solidaridad, en la que un indio valga tanto como un mestizo, o un blanco tanto como un negro.
Ésta es la patria que con la fuerza de la democracia participativa hoy construimos los bolivianos; es la patria de collas, cambas, chaqueños y chapacos; es la patria de rostros tan diversos como nuestra geografía; es la patria que es nuestra, es la patria plurinacional.
Bolivia hoy está de fiesta porque la celebración de los 185 años de vida independiente la encuentra embarcada en un proceso político de transformaciones estructurales, con una nueva Constitución Política del Estado que comienza a ser trasuntada en leyes nacionales, con un proceso autonómico en plena implementación —en el marco de la unidad e integridad nacional— y que descentraliza la administración del Estado con la participación de un pueblo secularmente marginado por el Estado colonial.
Por eso, este 6 de agosto es diferente, porque el pueblo festeja el Día de la Patria con bases reales que apuntalan un proceso de cambio marcado por la inclusión de sus hijos sempiternamente marginados. Bolivia hoy construye una democracia fortalecida desde el campo y los barrios de las ciudades, desde lo más profundo de su tórrida amazonia y de sus extensos llanos, desde su chaco y su altiplano.
Éste es el pueblo que se sacude del colonialismo interno que nos dejaron los herederos del poder colonial español, de quienes traicionaron el legado de libertad de nuestros próceres de la guerra de la independencia como Bolívar, Sucre, Murillo, Padilla, Azurduy, Lanza, Cañoto, Méndez, Muñecas, Camargo, Warnes, Katari, Sisa y muchos otros que lucharon por la libertad de la patria.
Las páginas de nuestra historia están llenas de acciones de rebeldía en contra del poder que nos fuera impuesto con la fuerza que nace de lo más profundo de nuestra amazonia, de las cálidas tierras de nuestro chaco y que se proyecta desde lo más alto de nuestras cordilleras. Ésta es Bolivia, que hoy camina por los derroteros de su soberanía para construir sin interferencia externa la patria que heredaremos a nuestros hijos; que lucha por su dignidad para encarar su presente y proyectar su futuro. Ésta es la Bolivia que cambia por la fuerza de una democracia profunda, participativa y popular.
Ésta es la patria que sustentan rostros indios, mestizos y blancos que juntos sepultan un pasado colonial que algunos nostálgicos —que nunca desarrollaron procesos de inclusión, menos de justicia social desde el poder— reivindican con sus taras y sus privilegios, a la par que rechazan la patria plurinacional, ésa por la que lucharon y ofrendaron su vida Túpac Katari y Bartolina Sisa hace 229 años, en 1781.
En este contexto, Bolivia celebra el 185 aniversario de su independencia, con el reto de consolidar definitivamente su soberanía, su dignidad y su derecho de construir una patria plurinacional que cobije a todos sus hijos. Pero también este 6 de agosto —cuyos actos centrales por primera vez se realizarán en Santa Cruz de la Sierra— presenta un nuevo escenario en el que los bolivianos rinden su homenaje a héroes indígenas y mestizos que la historia oficial había invisibilizado, marginado.
Fausto Reinaga, en su libro La Revolución India, acertadamente señalaba, allá por la década de los años 70 del siglo pasado: "No existe una estatua de los grandes héroes indios como Tomás Katari, Tupaj Katari, Bartolina Sisa, Manuel Cáceres, Juan Huallparrimachi, Zárate Willka (…) y algo peor, no hay una estatua de los verdaderos forjadores de la nacionalidad boliviana; vale decir, de los grandes mestizos: los Guerrilleros de la Independencia como Juana Azurduy de Padilla, Manuel Ascencio Padilla, Lanza, Muñecas, Warnes, Méndez, etcétera".
En tanto que Abraham Delgado Mancilla asegura que "las insurrecciones indígenas tienen sus propias facetas históricas; sin embargo, cabe señalar para la ocasión que son luces que han iluminado a la sociedad indígena de los tiempos presentes". Y en estos tiempos presentes los bolivianos somos testigos y protagonistas de la construcción del nuevo Estado Plurinacional, que es el mejor homenaje a la patria y a la memoria de nuestros próceres.
Es que la lucha de hoy es por una Bolivia con soberanía plena, dignidad e igualdad por la que lucharon nuestros próceres. Es la lucha por la construcción de la patria que heredaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
La lucha de hoy es por una Bolivia con soberanía plena, dignidad e igualdad, por la que lucharon nuestros próceres. Es la lucha por la construcción de la nueva patria que heredaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
La Prensa: Sucre y la celebración del 6 de Agosto
En sectores allegados al Comité Cívico y la Gobernación de Santa Cruz existe rechazo a la iza de la wiphala junto a la enseña patria?
Profunda molestia causó en el departamento de Chuquisaca, específicamente en la ciudad de Sucre, la decisión del Gobierno Nacional de concentrar la celebración oficial en homenaje al 185º aniversario de la Fundación de la República en la ciudad de Santa Cruz, medida que muchos de los chuquisaqueños consideraron como un desaire a la Capital histórica de Bolivia, ya que tradicionalmente los actos centrales de esta conmemoración siempre se habían realizado en esa ciudad, por lo que era allí donde en la fecha se concentraban los integrantes de los tres poderes del Estado.
En la oportunidad, el Gobierno decidió realizar la celebración en la ciudad de Santa Cruz aduciendo que tanto la Sesión de Honor de la Asamblea Legislativa como el mensaje del Presidente deberán realizarse en cualquiera de los nueve departamentos, tal como lo dice la nueva Constitución. Antes del anuncio oficial, el Gobernador de Chuquisaca había informado que su despacho estaba elaborando el programa del 6 de agosto e incluso ya se había enviado las invitaciones tanto al Presidente como al Vicepresidente, además del cuerpo diplomático acreditado en el país.
La primera impresión es que esta decisión gubernamental fue impulsada por motivos netamente políticos tomando en cuenta algunas actitudes de repudio contra el presidente Evo Morales durante la efemérides patria de 2009. Creemos que, más allá de la buena intención que impulsa al Gobierno para llevar este magno acontecimiento a lo largo y ancho del territorio nacional, podría haberse iniciado con la ciudad de Sucre, mostrando de esa manera intenciones de reconciliación con todos los sectores de esa ciudad e iniciar así una etapa de paz y unidad definitivas.
Esta medida del Gobierno tuvo respuesta en la Brigada Parlamentaria de Chuquisaca, que decidió que no asistirá a la reunión de honor en Santa Cruz, concentrando su actividad en la misma ciudad de Sucre pese a declaraciones del vicepresidente García Linera, que advirtió que si así lo hacen serán severamente sancionados. Contrariamente, el gobernador de Chuquisaca, Esteban Urquizu ?que, como lo señalamos antes, preparaba los festejos en la Capital de la República? terminó sosteniendo que: ?La historia empieza desde el 22 de enero, por lo tanto, ya no hay nada que celebrar el 6 de agosto?, dando así su franco apoyo a la decisión gubernamental.
De todas maneras, el Gobierno hoy se apresta a celebrar la efeméride patria en la capital cruceña, para lo cual adecuó su programa a fin de no interferir al que ya había preparado la Gobernación, en franca actitud conciliadora con esa ciudad, que siempre fue bastión opositor de este Gobierno. Sin embargo, en sectores allegados al Comité Cívico y la Gobernación surgió un rechazo a la decisión gubernamental de izar la wiphala junto a la enseña patria en la plaza principal, pedido que el Gobierno Nacional aceptó siempre que tampoco se izara la bandera departamental.
Dadas así las cosas, parece que la celebración oficial no transcurrirá tan tranquilamente como el Gobierno esperaba. Ojalá nos equivoquemos y que durante la jornada nazca en todos los sectores del país, incluidos Gobierno y oposición, un deseo sincero de hacer prevalecer a lo largo de nuestro territorio una reconciliación realmente duradera.
El Diario: Fundación de la Nación y el Estado de Bolivia
Después de una lucha heroica de más de cien años, el 6 de agosto de 1825 se produjo el nacimiento de la Nación boliviana, trascendental acontecimiento que celebramos con gran unción y orgullo. Esa lucha centenaria estuvo nutrida de grandes acontecimientos que empezaron con la insurrección de Alejo Calatayud, en Cochabamba, en 1730, a la que siguieron la rebelión de Túpac Katari en 1781, las revoluciones libertarias de 1809, la guerra de los 15 años y, finalmente, la fundación de Bolivia como Nación libre, soberana e independiente. Al finalizar esa gesta centenaria en la que no hubo un día “sin morir y sin matar”, la creación de la nueva entidad nacional se produjo poco menos que sobre tierra arrasada, aspecto que no amedrentó a sus gestores porque la nueva Nación no era producto de casualidades, sino resultado de una profunda necesidad histórica.
Inicialmente, el principal inspirador de la creación de Bolivia como unidad independiente de España, Buenos Aires y Lima, fue Casimiro Olañeta, quien convenció al mariscal Sucre para cumplir ese objetivo. A la vez, Sucre propuso ese deseo a Simón Bolívar, quien, desconociendo la realidad, se opuso a dicha tarea. Sin embargo, la lúcida inteligencia del Libertador le hizo modificar su decisión inicial y fue, enseguida, uno de los principales auspiciadores de la creación de la Nación boliviana, Presidente de ella misma y autor de su primera Carta Constitucional.
La creación de la nueva Nación partió del Decreto de 9 de febrero de 1825, que convocó a la Asamblea Constituyente, la misma que en la ciudad de Chuquisaca fundó la nueva entidad como Nación y enseguida convocó a una Asamblea Constituyente que aprobó la creación del Estado boliviano y su primera Constitución. Se trató así de una sucesión de acontecimientos que dieron fin a la situación colonial de la sociedad altoperuana. Fue, pues, un salto histórico, por el cual la sociedad de Charcas dejó de vivir bajo la condición de dependencia colonial y pasó a gozar de la condición nacional, cambio fundamental que constituye la premisa para cualquier opinión pública.
Los creadores de la Nación comprendieron en todo su alcance que la fundación del nuevo organismo nacional implicaba que el pueblo era el propietario de todo el patrimonio territorial y protagonista de su economía, su cultura y todos sus valores espirituales y que el nuevo Estado era el administrador, el celador de los bienes nacionales con la característica de ser imprescriptibles e inalienables. La Nación boliviana empezó, por tanto, a existir con su propio Estado y así se sumó al concierto de naciones que por entonces no pasaban de 40 y que al presente llegan a 200.
La fundación de Bolivia como Nación (condición ahora ignorada por el aventurerismo populista) la estableció la Asamblea Deliberante en el Acta de la Independencia que estableció: que los hijos de estas tierras disponen “no asociarse a ninguna de las repúblicas vecinas, se erigen en Nación (Estado) soberana e independiente de todas las naciones, tanto del viejo como del nuevo mundo”. Enseguida, la Asamblea constituyente dictó la nueva Constitución, la misma que creó el Estado que en el Artículo 1 determinó: “La Nación boliviana es la reunión de todos los bolivianos”. Enseguida el Artículo 2 dispuso: “Bolivia es y será para siempre, independiente de toda dominación extranjera, y no puede ser patrimonio de ninguna persona, ni familia”, principios -la Nación y el Estado- que constituyen el espíritu de la bolivianidad.
El Mundo: Reflexión
La llegada del día de la patria debe ser para todos los bolivianos un momento de reflexión, con el propósito de analizar el tiempo recorrido,185 años de vida, y detenernos a pensar en todo cuanto nos ofrece el futuro. Pensar en que todo el tiempo recorrido es nada y que debería volverse al punto de partida, no deja de ser una situación por demás absurda que no tiene cabida en la forma de pensar de cualquier persona que se da cuenta de que es imposible volver para atrás.
Las condiciones actuales no son precisamente las que pueden infundirnos una visión optimista del futuro, por el contrario, parecería que muchos de los esfuerzos hechos por los ciudadanos, sus gobernantes y sus instituciones, para vislumbrar el futuro, fueron echados por la borda y que con el deseo de ver una nueva realidad, se prescinde de los errores del pasado, para repetirlos sin ningún escrúpulo.
Debe ser preocupante para todos que después de las experiencias revolucionarias del pasado, la situación hubiera cambiado de una manera casi imperceptible, en especial para aquellas personas a las que se dice defender.
A lo largo de estos 185 años, vimos a las ciudadanos menos favorecidos por la educación, utilizados en condiciones poco menos que de esclavos. La condición de servidumbre, mencionada en la Proclama de la Junta Tuitiva de 1809 que dio lugar, junto a la revolución de Chuquisaca, al nacimiento de la guerra de emancipación, siguió siendo la misma con el nacimiento de la república.
Valdría la pena aclarar que el deseo de emancipación de la servidumbre, a la que sometió la colonia a los nativos, fue obra de los indígenas, con el cerco de la ciudad de La Paz, en 1781.
Así nació la república y se mantuvo durante 75 años, hasta la guerra civil de 1898, cuando se le ofreció al indígena su liberación; sin embargo, recodemos cómo el líder de ellos, Pablo Zarate Villca, después de utilizado, terminó asesinado y frustradas todas las aspiraciones, para volver a la condición en que se mantenían los indígenas en el pasado.
Tuvieron que pasar otros 50 años para que la Revolución Nacional de 1952 evoque el valor mostrado por los nativos durante la guerra del Chaco y sus grandes muestras de solidaridad, valentía y patriotismo durante la campana, que le daban los derechos que aparentemente se les reconocía; sin embargo, la revolución sólo les cambió el nombre, dejaron de ser indios para volverse campesinos y con esa excusa se les distribuyó la tierra, en especial en las zonas del altiplano y de los valles; no obstante, lejos de enseñarle a producir la tierra que dejaban en sus manos, le distribuyeron armas para defender una revolución que poco a poco los fue abandonado. El minifundio fue el resultado doloroso, porque la tierra que tenían en sus manos, quedó dividida entre los hijos y los nietos, hasta quedar convertida en nada.
La dictadura llego con el Pacto Militar Campesino y nuevamente, los nativos fueron utilizados para incursionar en tareas tan negativas como el narcotráfico y otras que bien valdría la pena olvidar.
Hoy bajo la promesa de una Revolución Cultural se le hace pensar que la solución esta en perseguir a los blancos, en declarar esa lucha de clases que no dio resultado en una sociedad culturalmente mejor evolucionada y lo que se hace es crear mayor resentimiento, sin una razón fundamentada.
Ojala que hoy, desde el oriente donde se ha decidido festejar este nuevo aniversario, surja una idea de unidad y trabajo, al margen de las ideologías y de los modelos de países que distan mucho de ser el ideal que todo pueblo en vías de desarrollo debe aspirar.
Que en este día nazca la idea de una Bolivia renovada, comprometida con el desarrollo, en un marco de armonía y trabajo, mas allá de los sistemas políticos e ideológicos, el futuro debe mostrarnos un horizonte de estudio, trabajo y producción organizados.
Clarín, Argentina: Pleitos externos contra el Estado
La crisis de los años 2001 y 2002 ha tenido como derivación un conjunto de pleitos contra el Estado argentino ante tribunales extranjeros, fruto de cláusulas de competencia oportunamente conformadas por los representantes del país. Algunos de estos conflictos desalientan inversiones externas, otros exponen flaquezas en las previsiones contractuales; hay causas originadas en necesidades imperiosas y habría también situaciones de abusos en las pretensiones de las demandantes, pero en todos los casos se requiere la mejor defensa de los intereses nacionales.
El reciente canje de bonos de la deuda externa en default no ha logrado cerrar el frente judicial externo originado en este traumático capítulo de la crisis argentina.
Tampoco han cesado los pleitos abiertos en el Tribunal Arbitral Internacional (CIADI), en el cual en días pasado se ha conocido una resolución definitiva en favor del país y en contra de accionistas de Transportadora gas del Sur, y otra decisión, apelable, en contra del Estado y en favor de las empresas privadas que tenían la concesión de Aguas Argentinas y Aguas de Santa Fe, ya que se les habría privado a la inversión de ?un trato justo y equitativo?.
Este cuadro plantea la necesidad de una mayor solvencia técnica por parte de los representantes argentinos para preservar los recursos estatales, evitar medidas que abren puertas a demandas y, también, adoptar medidas para cerrar fuentes de conflictividad ya planteadas, a fin de generar seguridad jurídica para la inversión.
El Estado afronta numerosos pleitos en tribunales extranjeros, que desalientan inversiones externas. Es necesario cerrar fuentes de conflictividad para generar seguridad jurídica.