Decir que el gobierno maneja los medios de comunicación estatales de una forma discrecional y abusiva es una verdad de Perogrullo que la vamos constatando en horas y horas de entrevistas a funcionarios, asambleístas y dirigentes de “organizaciones sociales” oficialistas.
Bolivia Tv: la televisora estatal durante la transmisión de un acto electoral del gubernamental MAS, en marzo de 2010. No hubo sanciones. (foto izq, La Prensa). El presidente Morales en una de sus frecuentes intervenciones en la radio pública Patria Nueva (der).
Este manejo solo es comparable al que se realizó en los más duro de las dictaduras del pasado cuando la única palabra que valía era la de los que se habían encaramado en el gobierno. No es reconfortante saber que el “Estado Plurinacional” esta reciclando esas viejas prácticas que afectan la esencia misma de lo que debiera ser el sistema democrático.
Abundan las pruebas sobre el manejo abusivo, intolerante y sectario que a diario hace el MAS de los medios estatales, solo basta remitirnos a un par de hechos recientes para corroborar esta situación.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Recordemos que el 6 de agosto pasado, en ocasión de la celebración de la efemérides de Bolivia, el gobernador cruceño Rubén Costas en su discurso criticó la instrucción militar que estaban recibiendo los civiles masistas en los cuarteles militares. Desde los estudios de Canal 7 en La Paz, inmediatamente se instruyó a su reportero que comenzará a relatar otros aspectos del desfile pero el poco sagaz funcionario, volvió a dar paso a las palabras de Costas, lo que ocasionó que rápidamente se cortara la transmisión para seguir con la “programación habitual”. En ese mismo acto el discurso de Evo Morales, fue transmitido de principio a fin por el canal estatal y la red de radioemisoras Patria Nueva.
Otro ejemplo. El canal 7 transmitía el viernes pasado, detalles del encuentro entre autoridades gubernamentales y dirigentes del departamento de Potosí realizado en Sucre. Naturalmente las intervenciones de los ministros y funcionarios oficialistas fueron mostradas sin interrupción alguna pero no ocurrió eso cuando debió usar la palabra el dirigente de Comcipo, Celestino Condori ya que inmediatamente el reportero se puso a describir otros aspectos de la reunión y no se pudo saber que es lo que decía el dirigente cívico potosino.
El vocero presidencial, periodista que en algún tiempo defendió la libertad de expresión como dirigente del sector, intentó una burda explicación a este hecho indicando que los abucheos no dejaban escuchar lo que decía Condori.
El MAS ahora práctica lo que antes criticaba. Recordemos que en una ocasión, en los inicios del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, el entonces diputado Manuel Morales Dávila se hizo dar una tremenda rabieta y armó un gran escándalo cuando durante su intervención a un periodista de canal 7 se le ocurrió comentar los detalles de la reunión congresal. A la postre el periodista tuvo que ser despedido por exigencia de los masistas que entonces estaban en la oposición.
Hay que recordar que en anteriores gobiernos las bancadas opositoras (incluido el MAS) armaban tremendos escándalos y así lograban que el canal 7 transmitiera «en vivo» los largos debates en el parlamento sobre temas conflictivos; ahora eso seria un milagro, pues los medios estatales solo están para amplificar hasta los estornudos de Evo.
Si bien es cierto que en Bolivia los medios públicos siempre han mostrado inclinación a favor del gobierno de turno, pero nunca de la manera descarada y grosera con que lo hacen en el actual régimen.
Los medios de comunicación del Estado debieran ser ejemplo de pluralismo, pero se han convertido en simples aparatos propagandísticos del gobierno y en una actitud totalmente antiética deforman y falsean los hechos de una manera sistemática.
El conflicto en Potosí que ha conmovido a toda la opinión pública nacional y también internacional, ha sido mostrado como parte de una oscura conspiración política ya que no pudieron minimizar sus alcances como pretendieron hacerlo al principio.
Este manejo discrecional de los medios de comunicación estatales no es del agrado de varios periodistas que trabajan en ellos pero que por la fuerza de las circunstancias deben quedarse callados porque necesitan conservar el empleo, por cuanto la menor crítica es inmediatamente sancionada con el despido y la inclusión en una lista negra manejada por el otrora defensor de la libertad de prensa y hoy obsecuente empleado del gobierno, Iván Canelas.