Sacha, la oveja negra


El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti se ha constituido en el centro de una aguda pugna entre “izquierdistas” e “indigenistas, una pugna que promete agravarse en los próximos días y que hasta el momento ha causado varias “bajas”, principalmente en el sector “indigenista”.

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El 23 de junio pasado Llorenti cometió una de sus tantas metidas de pata. Anunció en Sucre el descubrimiento de una red de traficantes de explosivos, que resultó ser una importación legal (foto izq). El 26 de febrero junto al entonces viceministro Gustavo Torrico en rueda de prensa; hoy son enemigos.



De acuerdo a varios analistas, “izquierdistas” e “indigenistas” hasta el momento duermen juntos pero no dejan pasar la oportunidad de ponerse una zancadilla y desacreditarse mutuamente ante los ojos de Evo Morales. Se denomina “izquierdistas” a aquellos cuyo origen a remonta a alguna ONG o que tuvieron en el pasado alguna militancia en un partido de esa tendencia, principalmente el Partido Comunista, que hasta ahora es el que mayor cantidad de cuadros ha aportado aunque se nota también en el último tiempo una especie de repliegue. Recordemos el caso de Alejandro Almaraz, Graciela Toro y otros. Todos ellos están congregados alrededor del vicepresidente, Alvaro García.

Los “indigenistas” tienen como principal referente al canciller David Choquehuanca y su influencia sobre Evo es principalmente emotiva; se sabe que no tiene mucha influencia en el manejo político pero eso sí, aportan la imagen, cada vez más dudosa, de un gobierno respaldado por organizaciones campesinas y originarias.

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En la pugna que se ha venido intensificando en los últimos meses, el sector “indigenista” ha sido el más golpeado pero al parecer en lo sucesivo están dispuestos a devolver golpe por golpe y su objetivo inmediato es precisamente el ministro de Gobierno, por cuanto sus poses de figurín no caen bien a las llamadas “organizaciones sociales”, es más,  sus acciones provocan vergüenza hasta en sus ex compañeros de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos.

Recordemos que su gestión como viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales dejó mucho que desear pero logró su nombramiento como ministro gracias a sus innegables aptitudes para la intriga y la adulación que despliega de manera incesante en la oreja del Presidente.

En palacio de Gobierno se sabe que Evo estaría dispuesto a deshacerse de esta ficha si con ello mantiene la incondicionalidad de las organizaciones indígenas pero es evidente que quiere mantener la imagen de autoridad (ya lo hizo en Potosí) de que a él nadie le manda lo que tiene que hacer, es así que por pésimo que sea un ministro basta que algún sector pida su cambio para que el caprichoso «jefazo» lo ratifique en perjuicio de la gestión y del propio país.

Hay otro aspecto. El sector “izquierdista” estaría dispuesto a sacrificar a Llorenti porque sabe que su adhesión a esta corriente es eventual y oportunista, recordemos su tránsito por la Avanzada Universitaria del MNR, pero a cambio quieren el alejamiento de David Choquehuanca con lo que el enfrentamiento terminaría en una especie de tablas.

Mientras tanto Evo está cada vez más desorientado dentro de esta confrontación y asume determinaciones  contradictorias que así quieran negarlo los estrategas comunicacionales gubernamentales, están afectando severamente su imagen.

Los rumores de que hay alguien que de manera deliberada le hace meter la pata son insistentes y el ambiente en el palacio de Gobierno no es de lo más saludable ya que todos desconfían de todos.