Sacha Llorenti

Iván Castro Aruzamenimage*

Yo que tanto he venido hablando de la gente de izquierda, no por ser un neoliberal o cosa parecida, sino porque sencillamente, existen en el Gobierno personajes que andan en busca de autor, igual que la verdulera, el lustrabotas, el abrecoches, el cogotero, el taxista, mi periodiquera y el k’epiri de La Cancha. Hay ya en este Gobierno, engendros de mula con demonio (García Linera) o de llama con lucifer (Evo Morales) y travestis con el mismísimo Hades (Sacha Llorenti).

Ahora que muchos sectores han pedido su cambio, y, no exactamente porque sea un gran caballero boliviano, ni tan formal. El ministro Sacha, un personaje sin autor, tan escaso de ética y con un gramo de inteligencia, no es más que un gerifalte de antaño, que acabó vendiendo muy barato su dignidad, por un gramo de lealtad hacia el Gran Hermano Evo. Su tristemente gestión en el ministerio, pasa ya por la muerte, la sangre y la banalidad y no hay nada que envidiar en su manejo de la fuerza coercitiva del Estado, a ministros tan oscuros y de hierro, como Sánchez Berzain, Ramón de la Quintana. Llorenti es un magnate de la parodia y el engaño, en cada alocución no es sino la voz de un feudal y galante burgués, culito blanco, que llegó a Decano de la UDABOL, gracias al favor de Martín Dockweiler, el gran amigo y confidente de Goni Sánchez de Lozada. ¿Acaso eso no es ser emenerrista y liberalote?



El ministro de los desbloqueos no es sino un cruzado movimentista, hoy, feroz masista sin curvatura. Quiere mostrar un rostro de plata, pero se ha quedado tan sólo como un hermoso segundón, que releva a Sánchez Berzaín o Ramón Quintana. Es ya, a estas alturas del proceso, un ministro cruelmente lapidario o si se quiere lapidariamente cruel de los derechos humanos. Este político venido de las fauces del liberalismo, sin saberlo siquiera vive todavía en la década de los 60 y 70. Y cuando se produzca su relevo oficial, temprano o tarde, dirán los cronicones oficialistas, que “se ha ido con la frente alta y la gratitud de los buenos funcionarios”. Pero, no dirán que el ministro de los desbloqueos, bajo los truenos de los fusiles, dejó madres y padres sin hijos, mujeres sin esposas, hijos sin padres, compañeros sin amigos. Sacha Llorenti es la espiral diabólica de la incapacidad de gestión de este Gobierno socialista del MAS. Ahora, con su título de abogado, forzado en la UDABOL, mira desde Palacio Quemado, igual que un dinosaurio sonriente de Walt Disney, porque ha sobrevivido, a pesar de todo, a sus más encendidos enemigos: el satuco Gustavo Torrico, el alemán Smidt y los derechos humanos.

La administración del monopolio de la fuerza, no cabe en un doctorado en derecho, trucho, como ventiló por ahí-don Sacha-, sin serlo, pues, le iría mejor aunque sea con una libra de inteligencia, más no con un gramo de lealtad como suele practicar desde el ministerio, el señor Sacha Llorenti.

*Teólogo y filósofo [email protected]

Fuente: opinion.com.bo

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