Año tras año debemos ser testigos de un exasperante cruce de palabras como consecuencia de una previsible descertificación de Bolivia en materia de lucha antidrogas y una también previsible reacción gubernamental. Los argumentos que esgrime el gobierno del MAS no han variado y atribuyen la descertificación a una reacción política por la expulsión de la DEA y del embajador en los Estados Unidos en Bolivia.
Lo que no se logra entender es como se pretende una certificación cuando está en carpeta una reforma de la Ley 1008 que incrementará los cultivos legales de coca de 12 a 20 mil hectáreas, así por así, sin que se haya realizado el tan publicitado y anunciado estudio del mercado legal.
Ya existen comentarios en sentido de que en realidad esa reforma lo que hará es reconocer una situación de facto existente en el Chapare y que la legalización no se detendrá en las 20 mil hectáreas, además que solo es un anticipo del “Estado Cocalero” que se avecina y que está siendo cuestionado por los propios campesinos que no ven con buenos ojos los privilegios de los que disfrutan los cocaleros.
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Todavía están probando la puntería
Las escaramuzas y el mutuo intercambio de gentilezas entre los masistas y los “sin miedo” se encuentran aun en una etapa preparatoria. Están todavía “estudiándose”, diría algún avispado comentarista deportivo. El MAS no ha mostrado todavía sus verdaderas intenciones ni ha revelado hasta dónde pretende llegar.
Sin embargo es vox populi que el objetivo central es Juan del Granado, cuyas actividades y reuniones con diversos sectores no han dejado de preocupar al partido en función de gobierno. Los estrategas masistas lo han identificado como el principal contendiente político y esperan que en cualquier momento se lance a la palestra asumiendo la cabeza de la oposición, una vez que han desaparecido los referentes regionales y la “derecha” solo existe en la febril imaginación de Evo y Álvaro.
Vamos a la playa
El 12 de octubre próximo se realiza en Cancún, México la Cumbre Climática, lo que ha puesto en estado de máxima alerta a los dirigentes de las “organizaciones sociales” que no quieren perderse la oportunidad de visitar las capitalistas playas de ese balneario caribeño.
Los asambleístas, oficialistas y opositores, también están pugnando para hacerse de un campito y como suele ocurrir en estos casos, muchos están perdiendo el poco pudor que les queda. Algunos opositores consideran que un viaje a ese paraíso caribeño bien vale la pena aunque es poco probable que sus esfuerzos den resultado.