En un país donde varios presidentes democráticos fueron derrocados en años recientes (Bucaram, Mahuad, Gutiérrez) la inestabilidad resurgió de la mano de una protesta policial y militar. Veamos las claves principales de la situación ecuatoriana:
¿Golpe o protesta?
Mientras varios aliados internacionales de Rafael Correa se apresuraron a definir la situación como un golpe de Estado, la propia ministra de coordinación del gobierno ecuatoriano señaló que se trataba de un motín de protesta. La reacción de los aliados populistas de Venezuela, Bolivia y Nicaragua obedecería en realidad a un reflejo de auto-conservación, ya que, al decir de Evo Morales, estaría en marcha “un golpe contra el ALBA y Unasur”. Luego de la frágil posición en la que quedó la administración chavista tras los resultados de las elecciones legislativas del domingo, los gobiernos del ALBA temen un efecto dominó que trunque los afanes de perpetuidad del “socialismo del siglo XXI”.
Intento de autogolpe
Las protestas policiales y militares surgieron en un contexto de incertidumbre política, generada por la intención de Rafael Correa de disolver el Parlamento, algo que fue definido por varios analistas como un “fujimorazo”. Como un aprendiz de brujo, el presidente ecuatoriano desató fuerzas que se volvieron en su contra, al jugar a redibujar con discrecionalidad los delicados equilibrios de la democracia.
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Veto presidencial
Un acuerdo en la Asamblea Legislativa ya había superado días atrás el diferendo sobre la eliminación de bonos, pero un veto del presidente Correa a la Ley del Servicio Público desbarató los esfuerzos de concertación. La Confederación Nacional Indígena del Ecuador (CONAIE) señaló en un comunicado que “La crisis social desatada hoy día también es provocada por el carácter autoritario y la no apertura al diálogo en la elaboración de las leyes”.
Desinformación
La información sobre el conflicto ecuatoriano que trascendió a nivel mundial fue parcial, ya que el gobierno de Correa decretó la cadena nacional indefinida. Esto implicó que no se permitiera a los medios privados la cobertura de la situación.
Inestabilidad estructural
Detonada hoy por los recortes de beneficios y por el intento de “fujimorazo”, la inestabilidad política ecuatoriana es de larga data. Varios mandatarios constitucionales cayeron en los últimos años, en movimientos insurreccionales que no fueron calificados por la comunidad internacional como “golpes de Estado”. En el último de ellos, que acabó con la presidencia democrática de Lucio Gutiérrez, participó el actual mandatario Rafael Correa.
“No hay democracia”
En una intervención ante CNN, Gutiérrez hizo un llamado a la comunidad internacional denunciando que “no hay democracia en Ecuador”. El ex presidente dijo que “la democracia no es sólo ganar elecciones, sobre todo cuando son fraudulentas, sino también libertad de expresión y división de poderes”. Acotó que los partidos políticos fueron obligados a disolverse por la nueva Constitución y negó ser un “golpista”, recordando que Correa ya había tildado de “terroristas” a los indígenas y de “delincuentes” a los estudiantes universitarios.
La posición de las Fuerzas Armadas
A diferencia de la policía, amotinada en bloque, las posturas al interior de las Fuerzas Armadas no han sido homogéneas. Si bien el Alto Mando se pronunció a favor del mandatario, varios sectores militares participaron de las protestas y medidas de presión.
Indígenas piden renuncia de Correa
El bloque parlamentario Pachakutik, brazo político de las organizaciones indígenas, demandó la renuncia del presidente y llamó a los sectores sociales a conformar un frente de unidad nacional. Durante la jornada también se especuló con una posible salida política mediante elecciones anticipadas, previstas en el ordenamiento constitucional ecuatoriano a través de la llamada “muerte súbita”. Sectores de la oposición parlamentaria pidieron una amnistía para los policías sublevados, como medida para la pacificación del país.
Manifestaciones civiles
Partidarios del gobierno y de la oposición salieron a las calles a manifestarse. Los primeros eligieron congregarse frente al Palacio Presidencial, mientras que los opositores lo hicieron en diversos puntos de la capital.
Víctimas mortales
Aunque los reportes sobre muertos y heridos todavía son confusos, se conoce que habría de uno a dos fallecidos pertenecientes a las filas de los policías sublevados.
Vulnerabilidad
Tras el rescate del mandatario por un comando militar, el gobierno de Rafael Correa habría sobrevivido a la crisis. Las palabras del presidente y sus partidarios parecen anunciar represalias contra los amotinados y líderes de la oposición (“No habrá olvido ni perdón”, “Lucio asesino”). Sin embargo, los incidentes hacen evidente una creciente vulnerabilidad de los gobiernos neo-populistas latinoamericanos.