El francés Jean Todt, presidente de la FIA, estuvo en el lago. Está en el país para dirigir un congreso de movilidad.
El lago Titicaca le causó un gran impacto: “Es muy hermoso”, exclamó. A la hora de comer saboreó una trucha a la mantequilla. Contra todo pronóstico, probó y luego pidió más ‘llajua’, porque le encantó y ni qué decir de la tradicional marraqueta paceña.
El hombre número uno del automovilismo mundial, el francés Jean Todt, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), llegó ayer al país para presidir el Congreso Americano de la Cuarta Región que analizará, a partir de hoy, temas exclusivos de seguridad vial y tráfico en las carreteras.
Pisó territorio boliviano por tercera vez. “Amo a Bolivia, me encanta este país”. Llegó después de 32 años. La anterior vez fue durante una carrera que recorría por varios países de Sudamérica.
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El Automóvil Club Boliviano (ACB), que organiza el evento, ha previsto que todos los visitantes vayan al lago el sábado; sin embargo, Todt ya no estará ese día, pues emprenderá viaje de retorno mañana viernes. Por eso, aceptó la invitación para ir a orillas del Titicaca. “¿Quieres ir al lago hoy?”, le preguntó el presidente del ACB, Armando Paravicini. “Vamos”, le respondió.
Todt tiene una brillante trayectoria en el automovilismo deportivo. Primero con Renault, luego con Ferrari. Aunque sus inicios fueron como copiloto de rallys, se destacó más por ser el ‘cerebro’ de las carreras, se cansó de hacer ganar a sus pilotos tanto de rally como de Fórmula Uno y en especial trabajó como director deportivo de la firma italiana con el siete veces campeón mundial, el alemán Michael Schumacher.
A pesar de la fama y el dinero ganado, el francés ‘es un buen tipo, humilde, bonachón’, contó ayer Javier Lazarte Bernal, de la organización radial Cabalgata Deportiva, el único periodista que tuvo el privilegio de acompañar a la comitiva que viajó al lago Titicaca y que entrevistó de ‘tú a tú’ al famoso personaje.
Todt, al margen de ser un apasionado por el deporte ‘tuerca’, tiene una obsesión: que en el mundo disminuyan los accidentes de tráfico y las muertes por culpa de éstos. Por eso pide, tanto a conductores como a peatones, respetar la educación vial y, sobre todo, respetar a la velocidad.
Para hablar de ese y otros temas, no relacionados con el ámbito deportivo, el congreso se instalará hoy por la mañana, presidido por Todt, en instalaciones del Automóvil Club, en la zona de Calacoto. “Nos enorgullece tener en nuestro país a Jean. Es una gran visita para nuestro país”, dijo el titular del ACB, Armando Paravicini.
Los datos
Su antecesor
El inglés Max Mosley fue el anterior presidente de la Federación Internacional de Automovilismo. Ese personaje también visitó Bolivia hace algún tiempo.
Tiene 64 años
El francés Jean Todt nació el 25 de febrero de 1946. Fue copiloto de carreras de rally y desde su retirada, director de varias escuderías de Fórmula 1. Desde el 23 de octubre del año pasado preside la FIA.
Durmió un rato y luego habló con Singapur
Durante el viaje de ida rumbo al lago, Jean Todt durmió por un buen rato. Estaba cansado después de pasar varias horas en el avión que lo trajo al país. La ida al Titicaca no estaba prevista, pero a él le encantó la idea y se olvidó del cansancio.
Una vez en el lago visitó varias partes, posó como cualquier turista para tomarse fotografías, visitó un museo y habló con los lugareños, intentando conocer algo más de nuestra cultura.
Se admiró, especialmente, cuando vio las totoras gigantes. Preguntó cómo las construyen y aún no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Le llamó la atención los camélidos de la región; animado por Armando Paravicini se atrevió a acariciar a una llama y a una vicuña que le acercaron.
Comió trucha, y también probó el mate de coca después de almorzar. Asimismo, bebió un café con leche. En medio de la conversación con sus acompañantes le llegó a su celular un mensaje.
De inmediato utilizó su teléfono celular y emitió una llamada. El destino era Singapur, el país sede del próximo Gran Premio Mundial de Fórmula Uno. Dio algunas indicaciones a la gente que está organizando esa prueba que se correrá dentro de 10 días, la única que se lleva a cabo en horas de la noche.
Tal como lo hizo al arribar al aeropuerto de El Alto, nunca perdió, durante toda la jornada, esa sonrisa que lo caracteriza. “Me gusta Bolivia, amo a Bolivia. Me encanta estar aquí”, dijo una vez más.
Fuente: La Razón