Gas y energía: no hay norte aún


Boris Gómez Úzqueda

BORIS Hay polémica entre oficialismo y algunos analistas independientes sobre el informe -que circula por internet- de la compañía especializada Ryder Scott que en junio pasado habría certificado otro volumen de reservas de gas, menores a los que tradicionalmente fueron motivo de análisis en el medio energético. La información que circula motiva a pensar en que aquellos proyectos a largo plazo no puedan ser llevados a la práctica por falta de cifras exactas de disponibilidad de gas natural.

Según los análisis de la compañía -contratada por la estatal de petróleo y gas de Bolivia- las reservas de gas boliviano estarían en 8 TCF (trillón de pie cúbico), que a primera vista denotaría una “declinación” de las reservas. Aún se espera la voz oficial -y quizá hasta una segunda opinión técnica por otra compañía evaluadora de reservas- para saber el estado de las mismas. Al margen de las consideraciones sobre el voluminoso informe de las reservas, lo que sí está muy claro -y nunca dejó de serlo- es que: en cinco años de administración estatal con mayoría legislativa y electoral no hay una NPE Nueva Política Energética ni una Ley de Hidrocarburos que fomente, entre otras, la exploración de nuevas áreas territoriales y la producción.



Quizá el meollo de todo radique en que en todo este tiempo quienes estuvieron al mando del sector energético no tienen experiencia en el mundo corporativo petrolero- gasífero, por ello la cantidad de ministros y ejecutivos de YPFB que han circulado. Además de la ausencia de una política pública energética esto significó en la redacción de muchos mini-planes, de todo nombre y calibre (plan de desarrollo de hidrocarburos, plan de inversiones, estrategia de industrialización) mismos que certeramente no demuestran cuántas reservas de gas existen ni cuántas se van a utilizar en cada uno de esos planes que -además de cruzarse entre ellos- no han priorizado lo que sí debiéramos priorizar: darle valor agregado al gas y evitar su industrialización fuera de las fronteras.

Dejar de exportar primariamente materia prima para exportar valor agregado a mejor precio y a mayores mercados: exportar electricidad, fertilizantes, plásticos, metanol, diesel y otros derivados del gas natural. La única solución para el tema de las reservas es incrementar dinero estatal -de las RIN reserva internacional neta-, por ejemplo, en exploración intensiva ¿por qué no movilizan hasta cinco mil millones de dólares de las RIN en exploración e industrialización? Es una cifra -aunque muy importante- pero nada significativa en negocios energéticos de escala en el mundo del petróleo y gas.

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