Contestó el celular ayer y se le notó tranquilo. Está en Buenos Aires, descansando. El viernes, gente de Bolívar le llamó y le dijo que no iba más en el club. Ahora espera cobrar lo que todavía le deben y fichar por otro equipo. “Me deben un sueldo (noviembre) y éste de diciembre”, contó.
Néstor Clausen veía venir esta situación. El día que se fue (el martes 30 de noviembre), partió adivinando la posición de la dirigencia. Y no es que su trabajo no convenció, el resultado final (segundo del Clausura) es el que no dejó conforme a nadie.
El celeste esperaba el título, mínimo, y él lo sabía. Un día antes de su viaje se reunió con el presidente Guido Loayza y después de una prolongada reunión dijeron que ambas partes se daban un margen de 10 días para decidir si seguía o no.
Ayer comentó que lo que al final se definió (contratar a otro) no le causó extrañeza. “No me sorprendió la decisión. Es que desde el momento que te dicen que se va a analizar la situación y pasa tanto tiempo… se entiende el porqué”.
Clausen se mostró cauto, pero amable con Marcas. No quiso entrar en algunos detalles, como explicar por qué algunas cosas salieron mal en el equipo y en el torneo.
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Cuando se le preguntó por qué Bolívar no había alcanzado el título, por ejemplo, respondió: “Pregúntenles a ellos (a los dirigentes del club). Del tema no hablo. Pero están también en todo su derecho de tomar otras decisiones. Así es el fútbol…”
Lo sabía. Ni bien llegó para Bolívar (el sábado 12 de junio), el técnico argentino declaró a La Razón que “en Bolívar es una obligación estar primero, así lo exige la historia”, que “uno no se puede equivocar en el trabajo” y que “en cada partido hay que estar bien preparado para ganar”.
Ayer coincidió con sus anteriores palabras: “En Bolívar hay que ser primero, ser segundo no sirve”. Con esa frase, él mismo se crucificó. Clausen agarró un equipo que no fue suyo. El Bolívar del Clausura ya estaba armado. Era el “legado” del colombiano Santiago Escobar, al que le fue mal en el Apertura.
Y tampoco le dejaron traer a “sus jugadores” para refuerzos. Aceptó lo que contrató el directorio. Con ese grupo trabajó y jugó el campeonato. En fútbol, se vio su mano. Movió bien las fichas e hizo lo que pudo. Es que un entrenador funciona bien con la gente que arma su equipo. No fue el caso de Clausen.
“Estoy muy bien, tranquilo. Lo que pasó no me afecta en nada. Claro que yo fui a Bolívar para ser primero, por lo que significa este club en Bolivia; lamentablemente no fuimos campeones. Uno siempre va a un club a ser campeón y no a descender”, comentó.
Deseos. Néstor Clausen vino para una temporada. Su contrato es hasta junio del 2011. Esta situación, sin embargo, trunca lo escrito y habrá rescisión del mismo. Bolívar le tendrá que pagar lo que demanda anular el documento. “No hay nada difícil, mientras el club cumpla conmigo. Pero no creo que haya ningún problema”.
Desde la distancia le deseó que le vaya bien a Bolívar. “Le deseo lo mejor. No soy rencoroso. Seguro estos días otro colega ocupará mi lugar y a él también le deseo lo mejor”.
Recordó que en los cinco meses que estuvo en La Paz con la Academia “me sentí bien, compartí con los jugadores y de ellos tengo un buen recuerdo. Ahora espero que sigan igual y logren éxitos”. El ex The Strongest y ex Oriente Petrolero dice que en el fútbol boliviano no le ha ido tan mal y no puede quejarse. “Con The Strongest fui campeón y con Oriente y Bolívar segundo. Voy bien”.
Lo que sí lo tiene inquieto es no haber sido campeón con Bolívar. Algún día regresará al país. “Yo voy a volver por la revancha”. Contó que ya tiene ofertas y que en tres o cuatro días decidirá qué hace.
Los datos
Mundialista
Néstor Clausen nació el 29 de septiembre de 1962, en Arrufo, provincia de Santa Fe, Argentina. Con la selección de su país fue campeón mundial en México ‘86.
Un detalle
El día que llegó a La Paz no dijo quién lo había contratado, si Marcelo Claure (BAISA) o Guido Loayza (club Bolívar). “No importa quién, ya estoy en Bolívar”, señaló. Claure le bajó el pulgar y fue despedido.
Fuente: La Razón