Walter Arrázola*
El Gobierno boliviano le ha quitado sus tierras a un gringo que ha vivido más de 30 años en Bolivia, casado con una Camba, quienes han producido, generado trabajo y dinero en una tierra inhóspita, poco fértil y muy trabajosa. El gringo por lo general, más si proviene del protestantismo, es muy trabajador, honesto y honrado, sobre todo muy buen ciudadano que paga sus impuestos y respetuoso a la autoridad. Eso sí, los gringos protestantes no permiten atropellos sino pregúntenle a los ingleses que paso con la rebelión por los impuestos del té, hecho que ha motivado a los republicanos de hoy a repensar un “Tea Party Movement”.
La familia Larsen ha invertido toda su vida en mejorar las condiciones de vida de los nativos o indígenas oriundos de la zona, conviviendo con ellos, construyéndoles escuelas y hasta una iglesia. El régimen del innombrable en Bolivia, podría ser desacato si lo nombro, ha sentenciado que la familia Larsen tenía esclavos y explotaban a la gente del lugar. La calumnia, sevicia e injuria, sirve para la revolución, el Che decía “escuchen al acusado y luego fusílenlo estamos haciendo la revolución no el debido proceso”. Los trabajadores tenían buenos salarios, centros médicos de atención en la hacienda ¿Dónde se irán ahora estos ex trabajadores?
En realidad la familia Larsen convirtió la hacienda en un lugar paradisiaco para el ecoturismo.
Quien conoce a los Larsen, dirá que estos gringos son a’cambaos y buenones. Pero como ellos provienen de EE.UU, del imperio que nos ha empobrecido, del símbolo del capitalismo, que seguramente son agentes de la CIA, deben ser castigados y sus tierras expropiadas. Para el gobierno esto no es xenofobia sino justicia.
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* Ex diputado nacional