Injusticia, racismo y tortura

Poncho Rojo El Estado Plurinacional, presentado por sus defensores como la quintaesencia del humanismo, muestra su verdadero rostro. Por una parte, el Alto Comisionado de DDHH de las Naciones Unidas dice con claridad que la justicia boliviana está sometida a injerencia política desde el gobierno y que es el área institucional con mayores violaciones a los derechos humanos, ya que no se respetan los principios del debido proceso. Ergo: las denuncias opositoras sobre prisión política y exilio cobran nueva solidez argumental. Al mismo tiempo, la “plurinacionalidad” devela sus límites, al negarse la administración de Evo Morales a emitir un decreto de protección a la etnia ayorea ditiode, en aislamiento voluntario. La clave para comprender la negativa es, por una parte, el ingreso de “colonizadores” afiliados a los brazos sindicales del MAS a los parques nacionales donde habitan los indígenas en aislamiento, en busca de nuevas tierras para ampliar la frontera cocalera; y por otro lado el interés de PDVSA en realizar tareas de exploración de hidrocarburos en varias áreas protegidas. Es que no habíamos tenido un gobierno indígena sino cocalero, ni un verdadero Estado Plurinacional sino un suprematismo racial seudo-aymarista. Para colmo, el senador oficialista Eugenio Rojas, caudillo de los SS “ponchos rojos” de Achacachi y degollador de canes, acaba de afirmar que la tortura es justificable porque “a veces es la única manera de arrancar una confesión”. ¿Un ejemplo de la “filosofía UTARC” aplicada en el caso del Hotel Las Américas? ¿Dirá Evo que el Alto Comisionado de la ONU es una agencia del imperialismo y que los ayoreos están manipulados por Usaid? ¿Saldrá el vice García Linera ante las cámaras a explicar que Rojas no dijo lo que dijo?

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