Errores del presidente

Recuerdos del presente – Humberto Vacaflor Ganam

Alguien tendría que asesorar al presidente Evo Morales en las cosas que tiene que decir en público, para que no siga cometiendo errores.

En Asunción, donde asistió al bicentenario de la República del Paraguay, el presidente Evo Morales cometió por lo menos dos errores.



Dijo que el presidente Fernando Lugo es como un padre para él. Lo dijo en un momento en que lo último que quiere el presidente Lugo es que le aparezcan nuevos hijos naturales, originarios o no. Ni sobrinos nuevos quiere tener.

Ya en la rueda de prensa, el presidente Morales dijo que las noticias sobre el armamentismo se debe a que los medios bolivianos defienden al narcotráfico.

Esta acusación tan brutal merece una respuesta. Este periodista, aun a riesgo de que algunos de sus colegas quieran flagelarlo, quiere recordar a Su Excelencia que los medios de comunicación de Bolivia no participan en ninguna de las etapas del narcotráfico: ni en la producción de materia prima, ni provisión de precursores y menos en enviar droga al exterior. O sea que Su Excelencia tendría que pedir disculpas, o mostrar pruebas de lo que ha dicho.

Todo esto se resolvería controlando los temas que el presidente quiere tocar en sus apariciones públicas. Lo mínimo que tendría que hacer el ministro de Comunicación es repasar esos temas y poner al tanto a Su Excelencia de los antecedentes y alcances de cualquier alusión que desee hacer.

El ministro debería saber que el presidente no tiene conocimiento de algunos temas y tampoco calcula los alcances de lo que quiere decir. Salta a la vista que necesita ayuda.

A propósito de cálculo, el presidente dijo en Santa Cruz, en ocasión de un congreso organizado por YPFB, empresa que es muy buena en esa clase de eventos aunque no se destaque mucho en inversiones productivas ni en firmar adendas, que las petroleras deberían dejar de calcular y ponerse a invertir.

Al parecer el presidente no estaba aludiendo al cálculo que necesita hacer cualquiera que haga una inversión. Pedir a una empresa que invierta sin calcular es pedir lo imposible.

Y si aludía al cálculo político, quiere decir que Su Excelencia no está al tanto del cordial clima de entendimiento que hay ahora de parte de su gobierno con las empresas petroleras. Hace muy pocos días, cuando el presidente Morales estaba entregando alguna obra del gobernador tarijeño suspendido, el presidente de YPFB anunció, con amplia gesticulación, que Bolivia será el país que más rápido devuelva a las petroleras lo que hayan invertido en exploración. Ellas recibirán la devolución en cinco o diez años, mientras que otros países las hacen esperar hasta 35 años.

Lo mínimo que se debe hacer es informar a Su Excelencia sobre los avances de este enfoque fresco a las inversiones petroleras, enfoque que equivale a decirles “por favor inviertan; pidan a cambio lo que quieran, pero inviertan”.

Inviertan, por favor, que ningún pueblo originario podrá molestarlas, y les autorizamos a entenderse directamente con los caciques de esos pueblos para llegar a arreglos.

Inviertan, por favor, la revolución puede esperar, pero no los compradores del gas boliviano.