Obispos de EEUU presentan informe sobre abusos sexuales

OBISPOS Los investigadores contratados por los obispos de la Iglesia Católica en Estados Unidos para determinar las causas de la crisis de abusos sexuales que convulsionó a la institución desestimaron todos los factores previsibles.

Pocos de los abusadores eran pedófilos. Los abusadores no actuaron motivados por su homosexualidad. El celibato obligatorio no convirtió a los clérigos en delincuentes sexuales.

En lugar de eso, la mayor parte de los sacerdotes implicados en los delitos de abuso sexual provinieron de graduaciones de los seminarios en las décadas de 1940 y 1950 que no fueron entrenados debidamente para enfrentar los cambios de la década de 1960, cuando las normas de conducta se vinieron abajo y el crimen en general aumentó enormemente en Estados Unidos, dijeron los investigadores.



“No hay indicación alguna en los datos que recopilamos de que los sacerdotes tiendan más a abusar niños que cualquier otro miembro de la sociedad”, dijo Karen Terry, investigadora principal del informe, en conferencia de prensa cuando se dio a conocer el documento el miércoles.

El análisis, hecho por el John Jay College de Justicia Criminal, fue el último de tres estudios autorizados por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en el 2002, cuando estalló el escándalo en la Arquidiócesis de Boston y creó lo que los obispos han llamado la peor crisis en el catolicismo del país.

Terry insistió en que las conclusiones eran independientes. Los investigadores hablaron con víctimas y sus defensores, llevaron a cabo sondeos de obispos y funcionarios de las diócesis que se ocupan de las víctimas, y revisaron miles de archivos, incluyendo un estudio de la década de 1970 de la psicología de los sacerdotes y los expedientes de más de 1,000 casos en tres centros de tratamiento en que clérigos abusivos recibieron consultoría.

“Nosotros lo escribimos”, dijo Terry. “Este informe es nuestro. Ninguno de los obispos tuvo influencia alguna en las conclusiones del estudio”.

El Nuevo Herald – Miami