Dos generales recuerdan sus vivencias a 31 años del golpe de García Meza


Durante el Gobierno militar surgieron algunas voces disidentes. El golpe de Estado que llevó adelante García Meza hace 31 años no fue apoyado unánimemente por las FFAA.

imageGarcía Meza junto a oficiales, durante su Gobierno de facto.

Página Siete, Pablo Peralta / La Paz



Dos generales recuerdan sus vivencias durante el golpe

Memoria. Hoy se cumplen 31 años del golpe de Estado que Luis García Meza consumó el 17 de julio de 1980 en contra de la entonces presidenta Lidia Gueiler Tejada.

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“Las dictaduras fueron duras tanto por fuera como internamente”. Lejos de lo que se piensa, el golpe de Estado que llevó adelante Luis García Meza hace 31 años no fue apoyado unánimemente por las FFAA.

Dos generales -quienes optaron por reservar su identidad- rememoran sus vivencias durante el régimen de facto, que tuvo el poder entre julio de 1980.

Los oficiales Óscar Aguirre y Pedro Sarmiento (nombres ficticios) no estaban en favor del golpe liderado por García Meza, y más bien estaban en contra de las cosas que “el régimen comenzaba a permitir” en desmedro de las FFAA.

La frase de inicio de esta nota corresponde a Aguirre, quien cuando explotó el golpe se desempeñaba como capitán en Cochabamba, donde había sido destinado junto a otros cinco oficiales para organizar una unidad de aviación del Ejército.

Por otro lado, en ese entonces, Sarmiento tenía el grado de teniente de artillería y trabajaba como instructor en el Colegio Militar. Cuando sucedió el golpe, durante los primeros días junto a otros oficiales estuvo encargado de brindar seguridad a la zona Sur y velar porque se cumpla el “toque de queda”.

Mientras duró el régimen, algunos oficiales estuvieron entre “la espada y la pared” por pensar diferente. Sarmiento cuenta que al interior de las FFAA aparecieron “dos núcleos”: quienes decían que todo “estaba bien” y que se debía “seguir avanzando” hacia la “reconstrucción nacional”, frente a los que sostenían que “las FFAA estaban siendo contaminadas”.

Aguirre complementa y asegura que los primeros tenían ciertos “privilegios” que les permitían acceder a los “mejores destinos”, salir becados a otros países sin que sea su turno, o estar en algunos cargos sin que les correspondiera. Mientras que a los segundos les tocaban “destinos difíciles” en la frontera, tenían problemas en las calificaciones en su ascenso.

Lo que no gustó a ambos -según dicen- fueron los abusos, la corrupción, la aparición de paramilitares dentro de las instalaciones del Colegio Militar, el narcotráfico que dejaba ver cómo “subtenientes destinados en regiones como el Chapare de la noche a la mañana se convertían en millonarios”.

El proyecto en el que trabajaba Aguirre no prosperó por “discrepancias” entre el Ejército y la Fuerza Aérea. Ante ese hecho, solicitó su ingreso a la Escuela de Armas de Cochabamba. Años antes, durante el régimen de Hugo Banzer Suárez, cuando éste se aproximó a varias unidades temiendo un golpe en su contra, siendo subteniente le replicó: “No estoy de acuerdo con que siga siendo Presidente. Llame a elecciones”. La respuesta le valió el destino a Villamontes. Sarmiento, en su caso, recuerda que hubo un tiempo donde ya surgieron “dimes y diretes” en su contra por supuestamente “haber hablado mal del Gobierno”. Por eso, decidió pedir un cambio de destino. En octubre de 1980 se fue a la Escuela de Cóndores de Sanandita. Ambos consideran que es posible decir “no” dentro de la estructura de las FFAA, cuando priman los principios.

Sarmiento recuerda que a los seis días del golpe, García Meza fue a visitar a sus antiguos oficiales cuando fue comandante del Colegio Militar, y ahí con su voz enérgica le planteó: “Artillero, ¿Quieres venir a trabajar conmigo al Palacio?”, y éste le contestó: “Muchas gracias mi comandante, pero aún tengo muchas cosas que hacer en el Colegio Militar”. Está consciente de que sin ese tipo de decisiones, quizá no hubiera llegado donde está.

“En la vida militar las órdenes se cumplen; pero el que no deliberemos no quiere decir que no pensemos”: General

A 31 años del narcogolpe de García Meza

17 de julio de 1980, un día triste. El socialista Wálter Vásquez Michel no cree que se hallen los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz.

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Desaparecido. Marcelo Quiroga. – Jorge Jové La Prensa

Por Jorge Jové – La Prensa – 17/07/2011

Han pasado 31 años desde que la barbarie y el narcotráfico se instalaron en el Palacio de Gobierno. Poco antes del mediodía del 17 de julio de 1980, un grupo de delincuentes tomó por asalto la sede de la Federación de Mineros, en cuyo interior se encontraban dirigentes políticos y sociales.

Asesinaron a tres, detuvieron ilegalmente a decenas, unos cuantos pudieron huir… Comenzaba un periodo de terror en Bolivia, que no duró mucho, pero que tuvo efectos devastadores sobre la economía nacional.

Los muertos, en ese asalto, fueron Marcelo Quiroga Santa Cruz, Carlos Flores Bedregal y Gualberto Vega Yapura. Tres décadas más tarde, los restos de los dos primeros no han sido localizados.

Wálter Vásquez Michel era dirigente del Partido Socialista-1 en aquel tiempo.

“Son dos sentidos que debe tener el mejor homenaje que podemos rendir a la memoria de Marcelo. Todos los políticos deben llevar una vida como de la de él, esforzarse por tener su estatura moral y ética. Y, también, debemos recuperar sus restos”.

Sin embargo, el estrecho colaborador de Quiroga Santa Cruz no cree que esto sea posible.

Quiroga Santa Cruz fue asesinado por militares, dijo, y las Fuerzas Armadas deberían dar a conocer dónde los criminales depositaron su cadáver. “En las FFAA aún hay sectores fascistas que obligan a mantener un pacto de silencio”.

UN DÍA TRISTE. Si bien, a lo largo de la historia nacional, hubo muchos momentos de convulsión y tragedia nacional, aquel 17 de julio fue uno de los peores que se recuerde, asegura el dirigente socialista.

“Marcelo Quiroga fue asesinado en un momento en que emergía como una fuerza social y política muy importante. Todo apuntaba a que el Partido Socialista-1 sería el ganador del siguiente proceso electoral. Eso es lo que quisieron evitar con su muerte”.

Vásquez Michel dijo que si bien se cortó esa posibilidad, a la que sobrevino un fracaso de los partidos de izquierda, ese espacio fue copado por el movimiento campesino que ha asumido la hegemonía política y ha dado lugar al actual proceso de cambio”.

Advirtió de que ese mismo sector fascista de las FFAA es el que intenta desestabilizar al proceso.

30 años sin derecho a indulto es la pena que purgan los dos líderes de la dictadura del 80: Luis García Meza y Luis Arce Gómez.