¡Patrón de América!

El goleador Luis Suárez, a los 11 minutos, y el delantero Diego Forlán, a los 41 y 89, fueron los autores de los tantos del triunfo de Uruguay que logró su tercera Copa América en Argentina, tras adjudicarse las ediciones de 1916 y 1987. Suárez, goleador de la celeste con cuatro tantos, se erigió en el mejor jugador de la final coronando un excelente rendimiento en los seis partidos que lo transformaron en el más destacado de la Copa. El equipo dirigido por Óscar Tabárez logró de este modo quebrar la paridad con Argentina de 14 títulos continentales per cápita. Uruguay fue una aplanadora en la parte inicial, cuando anotó los dos tantos, mientras que en la etapa final se dedicó a administrar el resultado pese a atravesar por algunos sobresaltos, pero esperaba de contragolpe y así fue como Forlán sobre el filo del partido selló la contundente victoria. La albirroja intentó reaccionar en la parte complementaria y avisó con un disparo del delantero Nelson Haedo Valdez que desvió el portero Fernando Muslera y rebotó en el horizontal, pero no hizo mucho más para dar vuelta una historia que estaba escrita desde la primera etapa. Paraguay frenó en la final un infrecuente recorrido que abarcaba sus cinco partidos anteriores sin haber logrado triunfo alguno ni derrotas, incluidas definiciones en tanda de penales en cuartos de final ante Brasil y en semifinales contra Venezuela.

La celeste fue una tromba en la primera etapa que arrasó a la aguerrida selección guaraní y se fue al descanso con una clara diferencia 2-0, pero estuvo a tiro de llevarse al vestuario un resultado parcial aún más contundente. Suárez, el mejor jugador de la Copa, mantuvo en vilo a la defensa albirroja con sus veloces apariciones y en una corrida letal abrió la cuenta a los 11 minutos, luego de quitarse una marca con un disparo que pegó en el vertical derecho y entró en el marco del arquero Justo Villar. Los dirigidos por Óscar Tabárez siguieron insistiendo con mortíferos contragolpes y al minuto 41 Diego Forlán lanzó un remate fortísimo que marcó el 2-0, cortando una racha personal de 13 partidos sin anotar con la camiseta celeste. Uruguay formó una columna vertebral con Diego Lugano en defensa, Egidio Arévalo Ríos en el centro y el dúo imparable de Forlán y Suárez en ataque, que le anuló a Paraguay toda posibilidad de reacción. Una jugada aislada tras un centro de Iván Piris, que Nelson Haedo Valdéz desvió sobre el horizontal de Fernando Muslera al minuto 14, fue todo lo que presentó Paraguay en ofensiva en la primera etapa. No le alcanzó al conjunto guaraní el acertado trabajo de Néstor Ortigoza en el centro del campo, porque el jugador de San Lorenzo de Argentina se quedó sin interlocutores para elaborar un juego ofensivo. Los datos Mayor victoria De los tres partidos en los que Uruguay obtuvo victorias, la mayor fue la de ayer, por tres goles de diferencia, que convierten el cotejo en goleada. Sin ganar Paraguay terminó su participación en la Copa sin haber ganado ningún encuentro, empató cinco y perdió el decisivo.

Es, por ello, raro subcampeón. Como el 2007 Se repitió el resultado de la final del año 2007. Entonces, en Venezuela, Brasil le ganó a Argentina por tres a cero. Hemos ganado la decimoquinta Copa. Es halagador. Se la dedico a quienes obtuvieron las 14 anteriores’ Óscar Tabárez -DT de Uruguay En el primer tiempo, Uruguay tuvo más intensidad que nosotros. Y, aparte de eso, tiene dos buenos delanteros’ Gerardo Martino-DT de Paraguay El más campeón de la Copa Quince títulos Uruguay alcanzó por decimoquinta vez el título de campeón de la Copa América y se convierte en la selección que más veces ha ganado el torneo, que comenzó a disputarse hace 95 años.



De esa manera supera a la Argentina, que ganó 14; Brasil ocho, Paraguay y Perú dos; y Bolivia y Colombia uno, en las 43 ediciones de la competición. Invicta Uruguay obtuvo la Copa con una campaña que incluye tres victorias (a México en primera fase, 1-0; a Perú en semifinales, 2-0; y la final contra Paraguay, 3-0), y tres empates, todos 1-1 (en primera ronda con Perú y Chile,y en cuartos con Argentina, a la que superó en penales 5-4). No perdió ningún encuentro. A otra Copa La selección de Uruguay, con el título obtenido ayer, consiguió el derecho de disputar la Copa de las Confederaciones del 2013 en Brasil, como representante del fútbol sudamericano. Uruguay ya estuvo en la edición de este torneo, celebrada en 1997, tras haber ganado la Copa América que se disputó en 1995, precisamente cuando fue dueña de casa. Los protagonistas Destacado Forlán mostró su jerarquía rompiendo la sequía goleadora con su selección en una instancia decisiva y por partida doble. Tuvo una activa participación. La figura Suárez es un goleador de raza. Intratable para la defensa rival. Hizo lo que quiso con su marcador. Abrió el camino con exquisita definición.

Mala tarde Ortigoza jugó muy lento. Ni cortó ni distribuyó juego, agobiado por la presión del medio oponente. El segundo gol en contra llegó por error suyo. La celeste, de un comienzo tibio a un final arrasador La selección uruguaya logró con autoridad su decimoquinto título de Copa América en Argentina prolongando su marcha positiva tras haber sido el representativo de América Latina más destacado en el Mundial de Sudáfrica-2010, donde logró el cuarto sitio. A su histórico sello de solidez defensiva, orden táctico y eficaz juego aéreo, la celeste le añade una mortífera dupla ofensiva integrada por Luis Suárez, el mejor jugador de la Copa, y Diego Forlán, quien cortó una sequía de 13 partidos sin anotar justo en el encuentro que más lo necesitaba la selección celeste. Suárez recogió aún vestido con la celeste, sin ducharse y con la medalla de campeón al cuello los trofeos al mejor jugador del partido y del torneo. "Uno en lo personal siempre trata de hacer lo mejor y ayudar al equipo con goles o asistencias”, dijo.

El equipo dirigido por Oscar Tabárez había llegado al duelo decisivo con un rendimiento de menor a mayor desde una pálida primera fase con sendos empates con Chile y Perú (ambos 1-1) y un discreto triunfo 1-0 ante el débil seleccionado de México. Sin embargo aceleró en las instancias finales eliminando en cuartos a la favorita y anfitriona argentina en la tanda de penales, mientras que siguió creciendo en semifinales ante Perú (2-0) y llegó a su punto más alto en la final 3-0 ante Paraguay, en ambos casos sin necesidad de ir a la prórroga. La celeste se mueve como pez en el agua en los certámenes continentales y su desafío ahora son las próximas eliminatorias hacia el Mundial de Brasil-2014, un compromiso que siempre le resultó complicado. Bien ganado Lorenzo Carri Como partido fue mucho mejor de lo que se podía esperar. Uruguay resolvió en el primer tiempo y esperó (o se vio obligado a esperar) en la segunda etapa, cuando Paraguay —que tal vez hizo su mejor lapso de fútbol— mejoró considerablemente.

En el período inicial, el celeste fue una olla de presión y los albirrojos pagaron las consecuencias: a los dos minutos salvaba Villar ante un enorme cabezazo de Lugano, y esa jugada iba a ser como un símbolo de lo que vendría después. A los 11, habilidosa jugada de Luis Suárez —tan peligroso delantero como insoportable protestante— y zurdazo que se desvía en un zaguero y traiciona al arquero. Fue el primer capítulo de la presión celeste y tuvo fruto.

La segunda parte empezaría allá por la media hora, y Diego Forlán tuvo una ocasión de oro, pero Villar volvió a decir no. Cerca del final del período, una jugada electrizante pondría a Uruguay en la vía de la victoria. Gran quite de Arévalo en medio terreno albirrojo, un avance rápido, un toque sencillo hacia la izquierda y Forlán —que ayer volvió a ser sacrificio y figura al mismo tiempo— clavó la pelota con un zurdazo imparable. Dos a cero, en un partido de esta naturaleza, y ante un conjunto paraguayo que fue de los menos efectivos entre los finalistas, era mucha ventaja. Cabe aplaudir al equipo de Martino que no regaló nada y que trató de reparar la desventaja. Tocó bien, hizo juego asociado, se olvidó del pelotazo y le hizo probar a los uruguayos algo de la misma medicina. Tuvo, en los pies de Haedo —otro esforzado delantero que mereció una mejor compañía— una muy buena ocasión a los ocho minutos: trató de meterla por encima de Muslera y el balón (entiendo que tocó el arquero) rebotó en el travesaño y no entró. Uruguay resistió, los paraguayos se agotaron en vano y, sobre el final, hubo otra oportunidad para Suárez (salvó Villar por enésima vez en el torneo), y otra para Forlán —contragolpe vertiginoso de los celestes— que entró para el tres a cero.

Fuente: Unitel, La Razón.

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