La nueva etapa de la crisis internacional, que proyecta menos crecimiento mundial y problemas en algunos países europeos para pagar la deuda, encuentra a la Argentina bastante bien parada .
Si bien no está a salvo de bandazos, y menos aún blindada como algunos funcionarios decían hace algunas semanas, la situación económica se presenta manejable para el Gobierno.
En tiempos de inestabilidad, tener un bajo nivel de deuda (la que está en el mercado representa sólo 17% del PBI) constituye una fortaleza .
Si bien el año que viene la Argentina necesitaría salir a buscar US$ 5.000 millones , la cifra no resulta inalcanzable, y menos aún en un mundo de tasas de interés muy bajas.
Además, un último informe del FMI dijo que, si bien los precios de los granos a nivel internacional son altos y están sostenidos por posiciones financieras especulativas que podrían desarmarse con cierta facilidad, no se prevé una baja importante en el corto plazo . La Argentina podría respirar por ese lado.
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En lo interno, las cartas de la macroeconomía aparecen bastante dadas vuelta.
Está la certeza política de que Cristina Kirchner se asegurará un nuevo período de gestión y también que deberá hacerle un service al plan económico .
El Banco Central -se dice que más por el accionar de la Presidenta en la línea Amado Boudou que la de la su propia titular, Mercedes Macó del Pont-, ya implementó lo que aparece como un secreto a voces en el mercado cambiario: el dólar mayoristas no se moverá de $ 4,205 hasta las elecciones del 23 de octubre o incluso hasta fin de año.
Pero la salida de dólares sigue siendo fuerte en septiembre: se estima que terminarían dejando el sistema otros US$ 3.000 millones, marcado el nivel más alto de fuga del trimestre.
Así, la salida de divisas se consolida en el tope de temas prioritarios a resolver en el próximo período de gobierno.
Y el precio que vaya a tener el dólar en el futuro cercano pasa a ubicarse en el centro de las decisiones oficiales y privadas .
El tema no es menor. Si bien con base sólida, la economía viene acumulando desfasajes .
Hay variables como los salarios que crecen al 27% anual, la inflación de las provincias al 23%, el gasto público al 35% y la cantidad de dinero al 40%, y todo contrasta con un dólar que lo hace por debajo del 10%.
¿Eso quiere decir que el próximo gobierno necesitará de un salto cambiario? No necesariamente, pero sí debería generar un marco que le permita, sin brusquedad, seguir con el dólar calmo sin tener que perder reservas .
Dentro y fuera del Gobierno se habla de la idea de bajar la “nominalidad” de los aumentos de las principales variables económicas, llevándolas a un rango de 18-20% anual. Pero, por ahora, son ideas.
Tampoco se descarta que la Presidenta decida mantener un dólar quieto para algunas operaciones y otro libre para otras. La incertidumbre está presente en los mercados y se cobra costos .
La Argentina vive días particulares en materia cambiaria y no sólo de dólar .
El Gobierno va afianzando la norma no escrita de que la empresa que no produzca tendrá grandes dificultades para poder importar.
Lo están viviendo los libreros. Lo saben los vendedores de electrodomésticos y también algunas automotrices y productores de maquinaria agrícola.
El esquema, que tiene como uno de sus objetivos ahorrar dólares, coexiste con otra realidad: para la importación de gas, gasoil, nafta y petróleo se destinarán US$ 9.500 millones .
Y la importación de autopartes este año se llevará US$ 11.000 millones .
Evidentemente, para todo no hay dólares en una economía que crece o, por lo menos, no alcanzan al precio actual.
Mientras tanto, y a modo de ajuste , la tasa de interés para depósitos en pesos sigue escalando posiciones.
La tasa que dos meses atrás estaba en 11% anual para depósitos grandes, está ahora en 13,5% y los bancos llegan a pagar hasta 14,25% para conservar a sus clientes más importantes.
La ineludible relación dolar – tasa empezó a moverse en función de lo que vendrá , a lo que se suma el interrogante sobre cuándo vendrá .
Cristina se sucederá a sí misma y sin la posibilidad de desprenderse de la herencia , la buena y la pesada. ¿Aprovechará el período comprendido entre el 23 de octubre y el 10 de diciembre para tomar medidas y asumir el segundo mandato alivianada? La Presidenta dejó en claro a lo largo de su gestión que no cree en los paquetes de medidas y que prefiere decisiones sorpresivas que no alerten al sector privado sobre las posibles consecuencias.
Pero los tiempos que corren, y más específicamente la salida de divisas, apuran las definiciones . Sólo basta tener en cuenta que en los últimos tres meses se fue el equivalente a un tercio de los dólares generados por la exportación de granos de soja de la última campaña.
Fuente: www.clarin.com