Ismael Schabib Montero*
La opinión pública nacional sabe que el Sr. presidente del Estado Plurinacional no es casado, no ha organizado una familia, pero tiene algunos hijos, sabe que no tiene un oficio definido, él dice que era músico, trompetista, pero nunca nos ha deleitado con su arte. Se sabe que el Sr. presidente, en su niñez, fue pastor de ovejas en Orinoca. Antes de ser presidente era cocalero, ¿agricultor? Que tiene sus parcelas, catos, en el Chapare, región donde se siembra coca para hacer cocaína, donde sigue siendo el presidente de las federaciones de cocaleros. Sabemos de las ventajas de sembrar coca a diferencia de frutas, hortalizas, granos; es menos difícil y genera varias cosechas al año, no se cosechan frutos sino hojas, donde se encuentra impregnada la cocaína, los mal llamados precursores sólo la desprenden de la membrana.
Después de ganar las elecciones el 18 de diciembre del 2005, antes de asumir oficialmente la primera magistratura de la nación, el Sr. Morales, hizo una gira por Europa, muy exitosa, con la imagen de un humilde indígena que sólo tenía un chompita azul a rayas, que había ganado unas elecciones en un país sudamericano, con una votación espectacular (cierto, y con una Corte Nacional Electoral confiable). Porque era el resultado que graficaba a una sociedad cansada de los malos políticos de clase media, oligarcas, ricos, racistas, ladrones, criminales, “esbirros del imperio yanqui”, una sociedad que había decidido elegir a un indígena muy poco culto pero honesto, digno, humilde, para reivindicarse, para recuperar la dignidad y además defensor de la “pachamama”. La historia se había borrado, todo empezaba con él.
De todo eso. ¿Qué es realmente cierto? Si el Sr. presidente es nacionalista por eso repudia a los gringos, entonces, ¿Por qué mandan en Bolivia los cubanos y los venezolanos? ¿Es músico? Nunca lo hemos visto tocar un instrumento musical, pero lo hemos visto jugar futbol y patear a un hombre humilde. Aparte de sembrar coca, ¿sabe sembrar arroz, maíz, soya? En sus catos no se sabe que siembre otra cosa que no sea coca, en una región donde más del 90% de la producción va al narcotráfico. Y ¿qué de la chompa azul, si el corte que le hace su modista es caro y exclusivo? ¿El Sr. presidente es un hombre humilde y pacífico? Si por humilde se entiende a una persona de origen indígena, como muchos en Bolivia, puede ser, pero si humildad es sinónimo de una persona que se rebaja voluntariamente, que se subordina, es falso, siempre lo supimos desde su actuación como dirigente cocalero y parlamentario, como un soberbio y cruel bloqueador de carreteras.
Ahora con el problema del TIPNIS, “su majestad” no quiere bajar a dialogar con los indígenas de las tierras bajas, dice que los espera en su palacio. Lo cierto es que nunca sintió aprecio por los indígenas de las tierras bajas, siempre los tuvo de relleno, nunca más podrá decir que defiende la “Pachamama”, ni que “gobierna obedeciendo al pueblo”, porque en los hechos su gobierno arremete contra ella y contra los indígenas de las tierras bajas en defensa de los intereses cocaleros, de sus propios intereses y no obedeciendo al pueblo que no quiere más coca.
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Algo que está claro es que el Sr. Presidente sabe organizar bloqueos de caminos, eso lo demostró muchas veces, y con resultados exitosos, puso de rodillas a varios gobiernos que no querían derramar sangre inocente, podemos estar seguros que los indígenas de las tierras bajas que se acercan a “Yucumo” podrían encontrarse con un formidable bloqueo, que podría haber (Dios no lo quiera) muertos, heridos y torturados. Que si eso sucede, se los acusara de genocidio contra inocentes “colonos”, como a Leopoldo Fernández, que los van a atemorizar y meter a la cárcel a través del poder judicial convertido en un vergonzoso órgano represor del gobierno, para aparentar legalidad y si no el “billetazo” corruptor aparecerá por ahí. Esto estará en función de lo que más convenga a la propaganda del gobierno castro-chavista.
El conflicto por el TIPNIS debiera tener como uno de los resultados que la población boliviana definitivamente vea el verdadero rostro de quienes nos gobiernan.
Es verdad que el Sr. presidente ganó las elecciones el 2005 con el 53.75% de los votos, pero porque la población había sido captada por el temor, después de años de bloqueos y muertos, después de un golpe de Estado y que los golpeados están autoexiliados en el extranjero o presos en la cárcel y como sigue sucediendo, tal el caso reciente del Alto Mando Militar del gobierno de Sánchez de Lozada que después que se cansaron de hacer show humillándolos, insultándolos, quitándoles su dignidad, los metieron en una prisión.
Quitémonos nuestro falso orgullo, hagámosle un favor a la democracia, reconozcamos que gran parte de la población boliviana, prefirió darle el gobierno al Sr. Morales, el 2005, en el entendido que a los pocos meses se desgastaría y se caería, con lo que Bolivia se desharía de su verdugo. Al pretender justificarse mucha gente arrepentida dice que votó por el Sr. Morales porque entre los otros políticos no había qué elegir, que los partidos tradicionales son un lastre para el país, haciéndole el juego a la brutal campaña de desprestigio del gobierno, con ello esa gente debilita aún más a la democracia, porque los principales actores en este escenario son los partidos políticos, no hay democracia sin partidos políticos, nadie niega que los partidos deben renovar sus liderazgos, que tuvieron tremendas fallas, pero también grandes logros, se debe reconocer que ellos son el reflejo de nuestra sociedad, que con liderazgos fuertes las cosas pueden mejorar.
Prueba que los bolivianos no somos malos es que Bolivia existe, con un territorio muy codiciado, las sociedades que fracasaron desaparecieron.
Si atemorizados caímos presa de la mentira y de la impostura, es hora de reaccionar y en democracia elegir al líder de nuestro ideario, sea mujer u hombre, una persona que gobierne para todos los bolivianos. Es hora de recobrar la dignidad.
*Vicealmirante de la República de Bolivia