Daniel A. Pasquier Rivero
La magia del Año Nuevo promete cambiarlo todo; adiós a la penas, los sufrimientos, las carestías, las dudas personales y colectivas convertidas en convicciones por días mejores. Transportar nuestros más sinceros anhelos al mundo de las realidades. En todas partes se cuecen habas, según cierto dicho popular, pero son menos afortunadamente aquellas donde mucho depende de pocos. En el Estado Plurinacional (EP) casi todo depende de uno; la suerte fue echada el 2005 al elegir un mestizo de origen aymara, sin estudios, y cuya experiencia laboral se identifica casi en exclusiva con la historia de una zona dedicada al cultivo de la coca destinada fatalmente a la producción de cocaína. Del Chapare a Palacio Quemado. Eso la realidad tangible; los oropeles para hacer digerible el invento lo aportaron audaces intelectuales foráneos que jugaron todo al “experimento social”, al “Estado experimental”. Vivimos las consecuencias.
Un Estado artificial, el de las transformaciones estructurales, va quedando en papel. El realismo mágico deslumbra mientras sea ficción, pero tener a Gabriel García Márquez tomando cafecito, de traje blanco, piernas cruzadas, con los sanguinarios dictadores Fidel-Raúl Castro por más de medio siglo es un vomitivo para los estómagos más duros. Así el año que termina ha visto arriarse una por una todas las banderas con las que el “indio”, como lo llamaba con cariño Hugo Chávez a Evo Morales, engatusó a un buen porcentaje del 53.4 % que lo subió al poder.
"Evo Morales ya no nos representa”, lo dicen los indígenas. Los de Tierras Altas y los de Tierras Bajas, es decir, todos los indígenas de Bolivia y empoderados según la nueva Constitución han decidido públicamente separarse del actual gobierno, se sienten traicionados. Se mueven huestes de burócratas a sobornar a unos cuantos tratando de dividir ambos bloques; lo conseguirá con unos pocos. Las comunidades indígenas hablan abiertamente de organizar la resistencia; se cansaron de denunciar y esperar “cambio de rumbo”. Por la psicología del indígena, es un camino sin retorno; han resistido siglos, y esto de haberse equivocado en una elección no pasa de ser un accidente.
“El presidente está mintiendo al país y al pueblo yungueño", afirma Lino Villca, ex senador del MAS. Sinceridad general. Se le propuso cambiar la política económica, dejar el discurso para la galería de desinformados. La prueba de error más clara son los 300-500 MD (millones de dólares) en importación de alimentos, porque se produce en el país el 40-60% menos que hace seis años. La subvención a combustibles ronda los 800 MD/año. Los vecinos en jauja, 6-8% de crecimiento; los incrédulos deberían echarle una hojeada al multicolor e inabarcable campo argentino. Volver al país dependiente en un 80% del gas y los minerales no es un aporte revolucionario, es la vuelta atrás a la economía más reaccionaria y colonial imperante antes y después de 1825. Evo al fin se da cuenta, levanta las restricciones, saca a los “bocazas” de hidrocarburos y minerales, pone profesionales competentes y confiables, se inicia el proceso de industrialización; la crisis global previsible el 2012, lo aconsejan y convencen.
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La proverbial insensibilidad de Evo, afloja. En el Cusco para Navidad con sus hijos; según la prensa, los alojó en un buen hotel (US$ 1.500 la noche); con eso pudo calcular el “bono para los discapacitados” y trata de evitarles la marcha “como pueden”, por más de mil kilómetros hasta La Paz. Un poco de ingenio para evitar un final trágico; la de “féretros gratis” propuesta por el Vice en otra ocasión, no será solución.
Recuperar dignidad frente al mundo. Hoy, nuevamente somos “revisados íntegros”, es decir, incluyendo partes íntimas, al cruzar las fronteras. Nadie le garantiza un viaje tranquilo; revisiones de documentación y equipaje en cualquier punto del trayecto; gente de toda edad y condición retenidas. Inician otro viaje. El EP convertido en enemigo público. Pero al fin se aprobó el convenio obstaculizado varios años por un “quítame unas pajas” entre Brasil, EEUU y Bolivia, para coordinar la lucha contra el narcotráfico en el país. Solo la noticia de la firma ya movilizó grandes operativos. En cuatro días se decomisan cuatro toneladas de cocaína de origen boliviano en puntos tan distantes como Perú, Argentina, Brasil y Canadá. Evo pide helicópteros, información, apoyo logístico, etc. Hora de honrar lo firmado, ¿el presidente contrarreloj hacia el 2014?
Coca-cocaína, el círculo vicioso. Se exige un solo discurso. Primero con los bolivianos y con la comunidad internacional después. “Acá la pelea es entre la coca tradicional que somos los Yungas respaldados por ley de la Convención de Viena y la historia contra la coca ilegal del trópico de Cochabamba que quieren legalizar", y está vigente la Ley 1008. Quien habla no es un neoliberal en trajines golpistas, son yungueños, la base de todo el discurso ideológico cultural de la coca. Porque de las 30.000 has del Chapare, ya es reconocido por todos, un 95% tiene como fin el narcotráfico y, para peor, allí se han asentado grupos narco-terroristas internacionales. En los Yungas se aplica la “erradicación forzosa”, en el Chapare no. El tema podría convertir las próximas elecciones en un referéndum nacional sobre el tema coca-cocaína. Y Evo no quiere correr ese riesgo.
Como actor principal político en la última década y beneficiado por la ley de amnistía decretada por Carlos Mesa, Evo podría recurrir al mismo recurso legal para levantar la suspensión de facto de los derechos constitucionales y políticos de los bolivianos, que ha llevado a cientos a la clandestinidad, al exilio, a otros a la cárcel sin sentencia, y cientos curan heridas de enfrentamientos fratricidas promovidos por razones políticas. ¿Serviría de algo esa ley a los cerca de cien muertos por las mismas razones en el sexenio de Evo? Como reparación moral, quizás. Reunir a la familia boliviana. Sería un año increíble, el 2012.