Cayo Salinas
En muchos países se llevarán a cabo elecciones este 2012. En algunos casos los gobernantes de turno optarán por la reelección y, en otros, por la continuidad en el poder del partido al que representan. Rusia quizá fue el caso más controvertido por las denuncias de fraude en el retorno a la Presidencia de Vladimir Putin.
En EEUU la carrera por la elección del candidato republicano ha sido más dura de lo que esperaban los conservadores. Sería ocioso abundar en la importancia de lo que sucede en aquel país y en la repercusión política de la continuidad o cambio en el inquilino de la Casa Blanca. Si bien la política internacional estadounidense es muy sólida, fruto de la firmeza de su sistema, habrá alteraciones si el presidente Barack Obama no es reelecto.
En Venezuela, Hugo Chávez se juega en octubre la vigencia de un tercer mandato. Fue un bofetón la contienda que catapultó a un único candidato de la oposición. Lo fue, porque la torpeza discursiva del presidente venezolano quedó patente luego de corroborarse la presencia de más de tres millones de votantes en las primarias que eligieron a Henrique Capriles.
Chávez, aquejado por un cáncer que ha generado más de una especulación, no perdió tiempo en descalificar a su oponente, incluso bajo amenaza, por ello lo que acontezca en Venezuela será crucial para el eje conformado por Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y quizá Argentina. Queda claro que ese país, siendo uno de los más importantes productores de petróleo, goza de una tasa inflacionaria que bordeó el 27% en 2011. Por lo tanto, el escenario político podría variar si Hugo Chávez, reelecto, no obtiene una mayoría y diametralmente, si no vence. El efecto de un episodio de ese calibre acomodaría las piezas en términos de establecer un signo de interrogación al proyecto ‘chavista’.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
En Bolivia se ha comenzado a debatir la pertinencia legal de la candidatura del presidente Evo Morales en las próximas elecciones. El debate anticipado no le conviene al Gobierno, que necesita apostar –como en Venezuela– a la inamovilidad de Evo en el poder para garantizar la presencia del MAS en el mismo. También sería ocioso redundar en la obviedad del hecho de que el MAS sin Evo no sería tal. ¿Por qué desgastarse con tanta anticipación cuando el asunto tiene varios componentes que pasan no solo por el papel que jugará el Tribunal Constitucional, sino también por el nivel de popularidad que el candidato tenga cerca a la definición del tema?
Hoy las encuestas no son favorables a Evo. Y si bien el líder del MSM desafió al partido de Gobierno a usar los 2/3 que posee en la Asamblea para convocar un referéndum que modifique la Constitución, los estrategas gubernamentales estarán barajando una táctica diferente a las que puedan surgir de las conjeturas. El efecto sorpresa será determinante en una apuesta que no tiene a otro jugador ni otra mano. Evo debe ser para el MAS y el proyecto encabezado por Hugo Chávez, el candidato presidencial en 2014.
El Deber – Santa Cruz