Milena y la intolerancia

Marcelo RiveroBolivia está tocando fondo en materia de intolerancia, por la falta de voluntad frente a una opinión contraria a la que se tiene como verdad irrebatible, dominando la susceptibilidad ante lo que se dice o se hace. Se toma un desliz como discriminación, racismo y traición a la patria. Culpable de estas suspicacias es el Gobierno que aprobó decretos y leyes que prácticamente impiden cometer un error, que casi debemos rozar la perfección para no incurrir en delito, en crimen de lesa majestad. La excepción, claro, son los omnímodos gobernantes que pueden hacer lo que les plazca, después, si ven que le pelaron, les está permitido volver sobre sus pasos, anular lo que olearon y sacramentaron y establecer otros códigos y preceptos conforme a un mejor parecer y de acuerdo con la voluntad de los ‘sectores sociales’. ¿No es esto discriminación? ¿No forma parte de limitación de las libertades ciudadanas? ¿Hay que andar en puntas de pie para no ser incriminado?Víctima de esa intolerancia está siendo la señora Milena Fernández, una periodista dinámica que taconea duro para lograr reportajes de lo más interesantes e ilustradores, inteligente (no por un presunto error se le borrará esta cualidad), que por decir que la ciudad de Oruro está fétida ahora tiene orden de aprehensión para sentarla en el banquillo de los acusados y llevarla al cadalso, o para lincharla como hacen con algunos sospechosos que son inocentes.Esta comunicadora se abrió paso en los medios televisivos batallando solita, venciendo obstáculos con voluntad inquebrantable, abordando cuanto encontró de interés para los televidentes. Tuvo coraje y no reparó en esfuerzos para estar en todos los rincones de Bolivia, no le faltó temple para entrevistar a personalidades y para mostrar cosas de palpitante actualidad, dando a conocer regiones, comunidades, paisajes, costumbres, comidas y tradiciones de su patria -incluyendo el Carnaval de Oruro-, que deben estar en deuda con ella por su aporte al turismo. No se conformó con presentar lo que hay dentro de nuestras fronteras sino que mostró, asimismo, facetas atractivas del exterior. Todo sin amasar fortuna, más por amor al arte, llevada por ese espíritu vivaz que la impulsa a buscar la novedad así sea en una caverna inhóspita. Por sus méritos Milena Fernández ha sido reconocida, aunque en el presente es víctima de una sañuda persecución, la están injuriando y capaz que le apliquen la ‘justicia comunitaria’ por querer ¡vaya paradoja!, que la ciudad de Pagador luzca limpia. (Para ese caso aquí en Santa Cruz de la Sierra columnistas destacados y muchos vecinos, incluyendo orureños y el que suscribe, podríamos estar a punto de ser ‘ajusticiados’ por haber dicho más de una vez que la urbe se parece a un inmenso muladar por la mugre imperante y que urge un cambio de actitud de la población y de las autoridades).No conozco a esta periodista sino por su aparición en la TV, apenas la saludé por cortesía un par de veces, pero desde aquí la insto a que se seque esas lágrimas y después de haber pedido disculpas, como cuadra a una persona de bien, retome su trabajo ilustrativo y ameno. El Deber – Santa Cruz