No aparecerán líderes a menos que dejemos de transformar el vicio en virtud

Alfredo LeigueAyer cuando intentaba plantear algunas hipótesis sobre la debacle política y el desequilibrio del poder en Santa Cruz salió en el incipiente debate el tema de los líderes.Y ese es un tema que atañe profundamente al modelo de sociedad que se ha intentado construir en Santa Cruz de los últimos cuarenta años.Es un modelo de convivencia viciosa de sociedad abierta y sociedad cerrada. Con el muchas veces exitoso intento de subordinar la primera a la segunda.De lo que realmente ha tenido éxito la sociedad cerrada y eso es lo que ha perjudicado la producción de lideres en Santa Cruz ha sido transformar el vicio en virtud.Por ejemplo. Los cruceños tenemos conceptos raros de lo que es la democracia si permanentemente vemos a la elite dar ejemplos de elecciones corporativas y en cascada donde los electos siempre o casi siempre se conocen de antemano. Y de hecho son elegidos previamente en recintos cerrados y luego se monta el número para que “todos se la crean” que fueron a votar y simplemente lo que hicieron es ir a convalidar.Y por si fuera poco. Los méritos de los designados son además raros. Porque del casting de candidatos a elegirse en los secretos claustros siempre surgen los que cumplen las meritocracias de la sociedad cerrada obviando los valores de la sociedad abierta. Por eso es que muchas veces nos topamos con la promoción de sesentones, de los menos dotados o de sujetos acostumbrados mucho más a obedecer que a conducir.Las sociedades cerradas están en franca retirada y pérdida de poder progresiva, pero la ausencia de líderes solventes es una factura que estamos pagando demasiado cara.