Un censo sin consenso

Álvaro Riveros TejadaAplicando el sentido común, que es el más común de los sentidos, un censo poblacional es el instrumento mediante el cual una nación utiliza sus recursos estadísticos para conocer el número de estantes y habitantes que pueblan su territorio. Con el paso del tiempo y con los avances tecnológicos, se ha insertado en esta consulta cada vez mayores informaciones útiles para coadyuvar con los planes y proyectos de desarrollo e innovación de un país. Sin embargo, este valioso método de información está siendo desvirtuado e intoxicado por la intervención de factores exógenos de tipo político, religioso o etnocentrista.Es el caso del próximo registro a realizarse en Bolivia donde, tras la muestra de la papeleta oficial divulgada por el Instituto Nacional de Estadística, se ha tenido casi de inmediato serios cuestionamientos sobre su contenido, aduciendo que estaría fuera del marco constitucional y soslayando importantes características culturales de Bolivia, tales como las opciones de auto identificación étnica, la religiosidad y otros.A escasos 90 días del verificativo de este evento, vemos con inquietud que a diferencia del censo del 2001 la cartilla eliminó la religión, so pretexto de que los bolivianos somos ahora un Estado laico y con libertad de profesión de culto, excusa que a nuestro parecer sólo pretende convalidar el verdadero objetivo de la consulta, cual es soslayar el altísimo porcentaje de católicos que existimos en el país, una realidad que el MAS considera colonial y muy distante al pachamamismo que se intenta imponer como culto oficial. Asimismo, busca ignorar deliberadamente las obras con las que la iglesia católica contribuye al Estado y que la hace digna de ser tomada en cuenta para cualquier tipo de política de planificación interna, sea esta religiosa, social o cultural.Sin la necesidad de abundar en mayores cuestionamientos que los existentes en las 49 preguntas que contiene la cartilla, cuyo llenado amenaza extenderse por varios días más, creemos por ejemplo que antes de preguntar “si las paredes interiores de la vivienda tienen revoque”, con una simple pregunta como: “¿Usted acullica coca? habremos allanado el famoso estudio, dizque “encomendado a las NN.UU.” y que ya lleva un retraso de más de seis años, así sabríamos la cantidad de coca que se desvía al narcotráfico.Finalmente, ante la exclusión del término mestizo del cuestionario e induciéndonos a que nos califiquemos simplemente como bolivianos nos estamos enredando innecesariamente en lo que a nuestra identificación étnica se refiere. De prosperar dicha sugerencia ¿De qué nacionalidad deberían ser los otros connacionales? De persistir semejantes dislates, desde esta columna sugerimos muy respetuosamente a quienes no se sientan aimaras, quechuas, yuracarés, chimanes o tembetás que se identifiquen como Laymes o Jucumanis, dos importantes etnias abusivamente olvidadas por los “Censores” o en su defecto, como arios o de origen ario, es decir: Originarios. Caso contrario, estaremos frente a la realización de un censo sin consenso.