El ex ministro de economía argentino, Ricardo López Murphy, llegó a Santa Cruz para participar en un seminario sobre el populismo en América Latina, ocasión en la que fue consultado sobre el desempeño económico boliviano en los últimos años.
El prestigioso economista liberal opinó que “Bolivia ha sido favorecida con los precios internacionales y los cambios tecnológicos y ahora está disfrutando la aventura de tener suerte, ya que en anteriores años no la tenía. Bolivia ha tenido una extraordinaria suerte”.
Coincidimos plenamente con López Murphy en que Bolivia tiene una economía en piloto automático, sostenida por una importante bonanza externa.
Aquí las cifras que verifican la afirmación:
-El precio de exportación del gas a Brasil se incrementó en 279% durante el gobierno de Evo Morales.
-El precio del gas a Argentina aumentó en 339%.
-El precio de los minerales se incrementó en 305% entre octubre de 2005 y octubre de 2012.
Como se ve, los ingresos externos de Bolivia crecieron de manera extraordinaria, y no porque el volumen de la producción haya aumentado, sino pura y simplemente por una oscilación favorable de los precios internacionales.
Lo preocupante del caso es que esta bonanza externa no esté siendo adecuadamente invertida para sostener al país cuando los precios bajen, sino que sea derrochada en planes prebendales y electoralistas del partido de gobierno.
Bolivia necesita de manera urgente dejar el modelo rentista, basado en la mera distribución -altamente politizada- de los ingresos gasíferos, para invertir una parte sustancial de esos recursos en educación de calidad, ciencia y tecnología, semillas del futuro para que, después de la bonanza, no nos encontremos tan pobres como siempre…