“Evonomics” es un término acuñado en el marco de la campaña publicitaria del Ministerio de Hacienda que preparó la colocación de mayor deuda externa (los “bonos soberanos”) en el mercado financiero internacional. Se trata de un juego de palabras que imita a la “Reaganomics”, la política económica puesta en práctica por Ronald Reagan en los años ´80 en los Estados Unidos. Claro que ambos términos aluden a realidades muy diferentes.
Desde esta columna hemos desmontado en más de una ocasión los mitos propagados por los gestores de la Evonomics y esta no será la excepción. Sucede que acaban de conocerse nuevos datos sobre las finanzas públicas que denotan el creciente burocratismo generado por la administración de Evo Morales.
Las empresas estatales, que tanto han proliferado en los últimos tiempos bajo el impulso socialista del actual gobierno, así como los ministerios, no ejecutan ni el 80% de su presupuesto. Claro síntoma de incapacidad para invertir.
YPFB, que debería estar impulsando la exploración de nuevos campos, sólo ejecutó el 72% de su presupuesto, mientras que los ministerios no llegaron ni al 50%.
El promedio de las empresas públicas es realmente grave, ya que éstas apenas habrían ejecutado el 44,7% al 30 de octubre de 2012.
Pero la entidad que se lleva la flor es la Empresa Siderúrgica Mutún (ESM), con un 6,22% de ejecución. Así se entiende por qué nunca se dieron las condiciones para el despegue del proyecto de desarrollo en el sudeste cruceño.
¿Qué pasa con los fondos no invertidos? Pues quedan guardados en cajas y bancos.
¿No sería más razonable plantear una devolución de impuestos a los ciudadanos con los montos no utilizados? Esto podría hacerse por dos vías: mediante una devolución porcentual a quienes tributan de forma directa y a través de un bono anual al resto de la población…