Demencia digital


Hugo Víctor Ramírez V. – La Prensa

Como sociedad globalizada, nos encontramos en un momento crucial desde la introducción y posterior expansión de la era digital. Antes de la llegada de Google, Facebook y los teléfonos móviles inteligentes, nosotros éramos quienes teníamos el control de la situación. Incluso antes de que se expandiera internet, aprendíamos y teníamos acceso al conocimiento de una manera muy distinta a la actual. Asimismo, el círculo de amigos que llegábamos a tener no sobrepasaba las dimensiones exorbitantes que nos ofrece hoy en día Facebook. Poco se percibe la drástica reducción del empleo de un diccionario para buscar el significado de una palabra, ¿por qué hacerlo si Google y Wikipedia ofrecen un servicio ininterrumpido y actualizado en línea? Si necesitamos expandir nuestro círculo de amigos, ya contamos con las redes sociales que hacen todo el trabajo por nosotros: nos sugieren posibles amistades, determinan nuestro calendario de actividades, nos recuerda cumpleaños, organizan nuestros eventos. En síntesis, parecería que toda esta (r)evolución digital nos ha simplificado las cosas; sin embargo, en los últimos años también han crecido las opiniones de expertos en digitalización y medios que están en contra de esta “simplificación de vida”, porque no está comprobado que ellos mejoren nuestro estilo de vida. Un caso: una computadora en casa no ayuda a mejorar el aprendizaje de los niños, al contrario, se ha llegado a la conclusión de que en los hogares con una PC los niños se pasan la mayor parte del tiempo jugando.

En cuanto a internet, el hecho de pasar más tiempo frente al computador también está dejando sin empleo a nuestro cerebro. La permanente disponibilidad de información en Google, por ejemplo, no deja que varias regiones cerebrales trabajen como anteriormente estaba acostumbradas a hacerlo (véanse investigaciones relacionadas con el hipocampo).



Además, se ha comprobado que si no sabemos algo acerca de un determinado concepto, nuestro cerebro estará mucho más asociado a “Google” (u otro buscador de nuestra preferencia) como el camino más seguro para solucionar un problema. Esto nos demuestra que si dejaríamos de lado súbitamente nuestra excesiva interacción con el mundo digital, (internet, redes sociales, etc.), nos podríamos dar cuenta del deterioro de ciertas facultades mentales, algo que en su conjunto bien podría llamarse demencia digital.

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