Argentina también teme por reservas de gas de Bolivia

Argentina teme que Bolivia no pueda cumplir con sus compromisos de venta de gas dentro de un par de años, según un presunto informe de la petrolera estatal YPF, citado por el diario Clarín.

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El campo gasífero San Alberto, en el chaco boliviano, uno de los que abastece a Argentina. Foto Apg Agencia.



Argentina teme que Bolivia no pueda cumplir con sus compromisos de venta de gas dentro de un par de años, debido a la declinación de sus campos y a la falta de descubrimiento de nuevas reservas, según un presunto informe de YPF Argentina, citado por el diario argentino Clarín.

En Brasil, los empresarios presionan a su Gobierno para “jugar duro” en la renegociación del contrato de venta de gas, según la revista Valor. Analistas coinciden en que comienza una presión de ambos países para que Bolivia garantice la provisión.

En el documento “Ideas para el Plan Estratégico del Gas”, elaborado por el presidente de YPF Argentina, Miguel Galuccio, y presentado a la presidenta argentina, Cristina Fernández, se plantean propuesta que YPF debería llevar adelante para lograr el autoabastecimiento del principal insumo energético del país, según publicó Clarín la semana pasada.

El objetivo es reducir las importaciones o, si hay éxito, lograr el autoabastecimiento en 2019. Bajo ese argumento, se hace “un diagnóstico descarnado” en el que se incluye la posibilidad de que Bolivia no pueda seguir abasteciendo de gas a ese país debido a que “allí (en Bolivia) también los principales campos (San Alberto y Sábalo), ya están en etapa de media presión”, dice el informe. “Así, plantea que de no mediar nuevos descubrimientos, los bolivianos no podrían cumplir con sus compromisos de venta de gas a la Argentina y Brasil en 2015, esto es antes de dos años.

Mientras en Brasil, la revista Valor señaló el jueves que el Gobierno boliviano presiona a Brasil para comenzar a renegociar el contrato de venta de gas natural, que vence en 2019. Por su parte, los empresarios brasileños también ejercen presión, pero para que su país logre un precio más bajo, considerando que el gas boliviano atiende a un tercio del consumo brasileño.

El empresariado brasileño reclama porque el gas de Bolivia subió 30 por ciento en los últimos 15 meses y subirá más, a la par del dólar, lo que les resta competitividad.

Ante ese panorama, los analistas Bernardo Prado y Francesco Zaratti coincidieron en que ambos países, los principales importadores de gas boliviano, comenzaron a presionar para que el país garantice reservas.

Sin embargo, “el panorama se complica para Bolivia pues ahora es cuando el Gobierno precisa inversión en exploración; pero las petroleras ya dejaron claro que no invertirán mientras no tengan un marco regulatorio claro y YPFB no está en la capacidad de invertir por sí sola”, dijo Prado.

Zaratti añadió que “se ha perdido mucho tiempo proponiendo condiciones irreales de contratos de exploración que no han sido aceptadas por los inversionistas. Ahora se habla de conceder ‘incentivos’ para explorar pero se ha visto que las compañías prefieren reglas estables y no concesiones ad hoc”.

Así, el único camino es revisar la Ley de Hidrocarburos, no tanto en los aspectos tributarios, sino en la política de subsidios que distorsionan el mercado, apuntó.

Dudas de privados

Según el analista Bernardo Prado, el Gobierno precisa inevitablemente de la inversión privada; pero la figura de Sociedad Anónima Mixta (SAM) desanima al sector porque el Gobierno le deja todo el riesgo de explorar y toda la obligación de asociarse, si es que encuentra reservas. Ese contrato de asociación también es “ambiguo” porque no se sabe bajo qué normativa está regido.