Karen Arauz
"…Desde el 18 de diciembre y su espectacular triunfo electoral, Evo Morales apostó a la confrontación. El primer elemento que le resultó de una incomodidad insoportable fue el chaleco de fuerza de las formas democráticas por las que llegó al poder. Por eso se trata de un gobierno que no puede romper por la vía de la violencia directa, los obstáculos que se oponen a su diseño de dominación total: hasta ahora, ha tenido que limitarse al juego sucio de los golpes bajos…".
…"Pero el problema es de fondo, no de formas. El gobierno actual, mayoritario en su origen electoral, popular sin duda, no tiene el elemento que define la relación política: la posibilidad de establecer hegemonía. Puede dominar aquí o allá, en tal o cual escenario, puede tener mayoría constituyente y parlamentaria, puede forzarla en el Senado, pero no puede afirmar, ni de lejos!, que tiene el poder sobre el conjunto del país…".
…"Lo peor de todo es que el triunfalismo gubernamental es una enfermedad que no tiene cura. Filósofos, pensadores, ensayistas, predicadores, alquimistas y sabios, han ensayado remedio, hasta han llegado a experimentar vacuna, en vano! La enfermedad del poder, una vez que se contrae, se hace irreversible…".
…"La pregunta elemental: ¿Tiene Evo algún proyecto geopolítico que no pasa por Brasil, o que más bien, lo excluya? No sería malo conocer en qué consiste ese proyecto -si es que existe- y confirmar si se trata solamente del simplismo de pensar en el bloque imaginario creado por la calentura petrolera de Venezuela. Sería deseable saber adónde vamos. Absolutamente necesario preguntar -si soy pasajero embarcado en esta nave-, ¿cuál es el rumbo, Capitán?…".
…"Hoy nuestra situación energética es la más rezagada del continente, nadie quiere pronunciar la palabra "inversión", nos hemos llenado de mentiras, de demagogia y de discursos, y estamos peor…".
Los parágrafos precedentes, han sido extraídos de diversos artículos de opinión escritos por el recordado Cayetano Llobet. En estos días se cumplen los dos años de su deceso, pero sus análisis, son sin ninguna duda de total vigencia y actualidad. Por supuesto se echa de menos en estos precisos momentos, su peculiar estilo para analizar los acontecimientos medulares que hacen a la coyuntura del país.
Hubiera sido muy bueno contar con su opinión sobre el desenlace de la prolongada estadía en el limbo del Senador Roger Pinto, favorecido con una resolución de asilo diplomático en la República Federativa del Brasil en su condición de perseguido político del gobierno del MAS. Esto, ha abierto un abanico muy grande propicio para múltiples especulaciones. Cómo fue llevado en vehículos oficiales de la legación diplomática y además con escolta armada de miembros de la Marina brasilera sin -aparentemente- autorización de todas sus autoridades, es una de las cortinas que eventualmente se descorrerán.
Lo relevante es que por suerte para todos, la inteligencia de la policía, no sospechó en ningún momento que Roger Pinto estaba transitando el país desde el occidente hasta la mera frontera con Brasil. A la sola idea de que un par de policías más avispados que el resto, hubieran detectado la presencia del Senador a bordo de uno de esos vehículos, estremece pensar que hubiera podido pasar cualquier cosa. Y ésa es exactamente la razón del tono de las declaraciones de la Presidente Dilma Rousseff. Un operativo ciertamente arriesgado de imprevisibles consecuencias.
Pero a tiempo de celebrar que Inteligencia no fuera muy inteligente en este caso específico, queda una duda muy afilada. ¿La posibilidad de esta salida, formaba parte de alguna de las alternativas conversadas para que ninguno de los dos países tuviese que dar su brazo a torcer? Es inobjetable que este episodio pudo tener otro final, bastante más dramático, como el mensaje apenas encriptado "los Estados demócratas y civilizados defienden la vida" que es un corto en la boca del estómago muy preciso para pasar desapercibido. Demuestra que el favor de "fugar" a Pinto, es exactamente eso, un gran favor. Y favor con favor se paga.
Marchas, protestas, inseguridad, indefensión, justicia sometida, mentiras, medias verdades, es lo que semana a semana, asesta golpes que atribulan a los ciudadanos de este país. Todo es inclemente, todo cotidianidades hirientes, dolorosas y que avergüenzan. Por eso encierra tanta profundidad la última frase de Cayetano Llobet en su postrer nota Mi Despedida: "…una revisión de nuestra historia, resulta un paseo por la tristeza…".