Carta abierta a Francisca Alvarado, madre de Evaliz Morales

María Galindo*maria_galindo_thumbAntes que nada, quisiera agradecerle haberse dirigido en este debate de manera pública al artículo que escribí.Evaliz no sólo se confrontará con el aborto como una posible decisión en su vida, sea éste ilegal o no; sino también la insultarán de “puta” el momento en que desee ejercer soberanamente su placer sexual; se confrontará con el acoso sexual en la universidad, en los movimientos sociales o, quien sabe, incluso dentro del Palacio. Usted no podrá protegerla de esas circunstancias porque a pesar de gozar hoy de privilegios, su sola condición de mujer la confrontará con ésos y otros temas. Comete un error al atacarme a mí, supuestamente protegiéndola cuando nuestro graffiti es un llamado también a Evaliz a despertar del sueño de las bellas durmientes que esperan un príncipe azul, que viven en la ignorancia de sus cuerpos y que crecen chupando mitos, tabúes y taras que sus madres, padres, padrastros, abuelos y demás les transmiten como droga idiotizante.Una mujer mientras más joven aprende a luchar, mientras más joven conoce su cuerpo y el cuerpo del otro, más libre será para tomar sus decisiones. Evaliz junto a todas las de su generación siguen hoy privadas de esa experiencia y de esa libertad porque vivimos en una sociedad machista que ratifica que el sexo con un hombre te convierte en su propiedad.Me acusa usted de no ser madre y pretende que ese hecho le quite valor a mi palabra. En eso es usted víctima de su propia trampa, porque si la palabra de una mujer sólo vale en tanto es madre, entonces una mujer sólo puede hablar cuando de asuntos domésticos y de crianza se trata. Esa premisa ha servido para silenciar a las mujeres y para que los hombres de todos los sectores, generaciones, clases sociales o cargos hablen a nombre de todos sin que la palabra de las mujeres cuente. Me rebelo y digo que la palabra de las mujeres vale tanto si tienen como si no tienen hijos, si son viudas, casadas, solteras o mujeres en situación de prostitución.Yo no tengo problemas con Evo Morales, de lo que estoy segura es de que el Presidente tiene problemas con las mujeres bolivianas, incluidas usted y su hija. Tiene problemas porque es un hombre machista, se burla de las mujeres con una frecuencia patológica, cambia de mujer como quien cambia de zapatos. Y no es una crítica moralista al Presidente, lo que es evidente es que su relación con las mujeres en su vida privada se refleja luego en su vida pública. Por este motivo, su Gobierno es machista también al no despenalizar el aborto, al buscar la impunidad del violador masista de una mujer indígena trabajadora en la Gobernación en Sucre, al hacer canchas para que los hombres farreen y jueguen fútbol y no lavanderías, duchas y parques para los niños y niñas.Reconozco que es incorrecto usar el nombre de Evaliz en el graffiti, y podría pedirle disculpas pero sería hipócrita. Yo hago política incorrecta, trabajo con las palabras que está prohibido usar y digo lo que está mandado callar; hago escándalo, rompo las normas de lo que está bien. Por eso provoco llanto, risa, divergencia, enojo, pero jamás indiferencia. Provoco y seguiré provocando, mi palabra es subversiva, es inquietante porque remueve la discusión de una dimensión exclusivamente racional hacia una emocional. Su respuesta es la prueba de que hago bien mi trabajo y que usted, que ha guardado silencio frente a todo tipo de iniquidades, tome la palabra para defenderse no de mí, sino de la posibilidad de que Evaliz optara por un aborto.Dice usted que le provoco rabia, usted me provocó admiración y solidaridad cuando se enfrentó con un diputado poderoso acusándolo de irresponsabilidad paterna. Ese acto de rebeldía suya convirtió a Evaliz en una niña pública de no más de diez años. Qué poco ha cambiado nuestro país, hoy la esposa del senador Fidel Surco ha tenido también que salir en los medios con lágrimas en los ojos para reclamar pensiones familiares a un hombre que está viviendo en la opulencia.Si Evaliz ha llorado por este graffiti, tiene todavía mucho que madurar. Es peligroso que ella asuma la idea de ser una muñeca intocable al estilo de la realeza inglesa. Se lo digo no como madre, sino como psicóloga.Si usted no tiene una causa por qué luchar, la respeto. Yo tengo una lucha; soy parte de un movimiento, tenemos una radio, un centro social donde funciona una serie de cooperativas, una guardería y una oficina donde atendemos casos de violencia machista, tenemos otro en Santa Cruz y no paramos porque nada de lo que hacemos nos resulta suficiente.Me dice que no tengo moral y en eso tiene razón: yo he cuestionado la moral con la que he sido educada. Cuestiono la moral católica que indica que una mujer sólo es respetable si tiene un hombre al lado; las madres solteras, las divorciadas, las lesbianas o las putas valen lo mismo para mí. Cuestiono la moral pequeño burguesa que indica que hay que ocuparse sólo de la familia. Cuestiono la moral patriarcal que juzga con una vara a los hombres y con otra a las mujeres, siempre para ventaja masculina. La moral nos puede llevar a vivir en un mundo engañoso e hipócrita. La vida es más compleja que las normas morales que nos imponen en la escuela, la iglesia o la familia. Me reclamo inmoral a mucha honra, además.La familia no es intocable ni tiene que ver con un asunto privado, porque tanto lo público como lo privado son mundos políticos. La opresión de las mujeres circula en gran medida dentro de la casa. Por ejemplo, en el modo como se reparte el trabajo doméstico y en tantas otras cosas. Cuando una mujer se rebela en la casa le salen con el mismo cuento: “La familia no se toca”. Así, madres obligan a hijas a resignarse a maridos violentos, padres obligan a hijas a casarse con sus violadores, obligan a hijas a casarse y tener wawas en vez de estudiar. Parece que no sólo hay que tocar la familia, sino dejar de ser hipócritas.Evaliz es una mujer pública que ha decidido dar la cara por su padre y su política en redes sociales, viajes al extranjero, así como en desfiles militares. Ella es la joven que en vez de representar a su padre podría representar a las mujeres jóvenes, pobres y que tienen sueños que no quieren que se rompan por un macho violento o un niño no deseado.Para despedirme le diré que -a diferencia suya- conozco en detalle toda su trayectoria hasta la actualidad, conozco detalles que no quiero nombrar por no destruir su lucha por dignidad. No lo hago por solidaridad y por respeto.*Mujeres CreandoPágina Siete – La Paz