La construcción, de 14 kilómetros, une los lados asiático y europeo de la ciudad y permitirá enlazar las dos redes ferroviarias turcas
Un tren del servicio Marmaray, a través del Bósforo, en una estación de Estambul. / T. BOZOGLU (EFE)
A partir de hoy será un poco más fácil cruzar desde Europa a Asia y viceversa. O lo será, al menos, en la ciudad de Estambul (Turquía), que se extiende entre ambos continentes dividida por el estrecho del Bósforo.
Las autoridades turcas han inaugurado este martes un tramo de ferrocarril que cruza el estrecho del Bósforo y une los lados asiático y europeo a través de un túnel bajo el agua. Se trata de la construcción de este tipo más profunda del mundo, con 62 metros bajo el agua en su punto más bajo, y se une a los dos puentes ya existentes sobre el Bósforo para ampliar las comunicaciones entre ambas partes de la ciudad. Además, conecta por primera vez directamente las dos redes de los ferrocarriles turcos: la asiática y la europea.
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“Este proyecto servirá no sólo para aliviar el tráfico en Estambul sino que también volverá a conectar civilizaciones”, declaró este lunes el ministro turco de Transportes, Binali Yildirim.
La línea de ferrocarril, conocida como Proyecto Marmaray, tiene una longitud total de 77 kilómetros y, en un futuro, se conectará con otras líneas de tren que se extenderán hacia Europa occidental por un lado y hacia Asia por el otro. El túnel del tramo inaugurado hoy mide 13,6 kilómetros, de los que 1,4 son subacuáticos.
“Turquía ha estado siempre en el centro de la Ruta de la Seda. Somos muy conscientes de nuestra responsabilidad y, en esa línea, nos hemos esforzado para completar el histórico Proyecto Marmaray, implementando una tecnología de ingeniería sin precedentes”, añadió Yildirim, hablando precisamente durante el Congreso Internacional de la Ruta de la Seda en Estambul.
La construcción del Marmaray ha sido llevada a cabo principalmente por un consorcio de empresas japonesas y turcas. La compañía española OHL también ha participado en el proyecto, en los aspectos de electrización, señalización y comunicaciones, junto con la empresa Dimetronic, que en la actualidad pertenece a la alemana Siemens.
La inauguración de este tramo hoy coincide con la celebración del Día de la República Turca, que además este año cumple su 90º aniversario tras su fundación en 1923 por Mustafá Kemal Atatürk.
Los jefes de Gobierno de Japón y de Rumanía y los ministros de Transporte de varios países han acudido a Estambul para asistir a la inauguración, incluyendo a la ministra española de Fomento, Ana Pastor.
“La ingeniería civil española sigue demostrando que está a la vanguardia del mundo”, declaró esta mañana Pastor tras una presentación de OHL sobre su participación en el Marmaray. Se trata de un proyecto “emblemático” que “une dos continentes”, en palabras de la ministra.
Se trata del primero de los varios megaproyectos emprendidos por el Gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que también incluyen la construcción de un tercer puente sobre el Bósforo, un tercer aeropuerto en Estambul, que tendrá la mayor capacidad del mundo, y otro túnel bajo el Bósforo que permitirá el tráfico de coches.
Parte de la población turca critica al Gobierno por su intención de llevar a cabo estas grandes construcciones sin realizar consultas populares y sin tener en cuenta el impacto ambiental de estos proyectos.
Críticas al proyecto
El Marmaray también ha recibido críticas desde el punto de vista técnico. La Cámara turca de Arquitectos e Ingenieros (TMMOB, en turco) dio este lunes una rueda de prensa en la que advirtió a las autoridades sobre los riesgos de abrir ya este tramo. “Sería un asesinato abrirlo en estas circunstancias”, declaró Suleyman Solmaz, representante de TMMOB, refiriéndose a las posibles debilidades del túnel.
“Yo no me subiría (en el Marmaray) y nadie debería hacerlo”, dijo supuestamente Riza Behcet Akca, un ingeniero que llevaría trabajando durante ocho años en el proyecto y a quien citó Solmaz. Además, el Marmaray también ha sido criticado porque atraviesa una zona de alto riesgo sísmico.
“Todas estas posibilidades han sido tomadas en cuenta y con total seriedad”, respondió ayer Kadir Topbas, alcalde de Estambul, tras reunirse con el primer ministro japonés, Shinzo Abe. “Las pruebas han tenido en cuenta todas las posibilidades y todos los problemas han sido resueltos”, añadió Topbas.
El primer plan para construir un túnel en el Bósforo data de la época del sultán Abdulmecit I, quien lo propuso ya en 1860. Las condiciones tecnológicas de la época no lo permitieron y, más recientemente, fueron los obstáculos financieros los que impidieron el proyecto. Finalmente, fue a finales de la década de los 90 del siglo XX cuando se hicieron los primeros estudios de viabilidad.
La construcción se inició en 2005 y estaba previsto que durara cuatro años. Sin embargo, el descubrimiento de cerca de 40.000 objetos arqueológicos durante las excavaciones retrasaron el proyecto.
Cuando esté finalizada, la línea del Proyecto Marmaray tendrá una capacidad máxima de unos 75.000 pasajeros por hora, o entre 1,2 y 1,5 millones de pasajeros al día. La velocidad máxima de los trenes será de entre 80 y 100 kilómetros por hora, según el tipo de tren, y el ministro de Transportes ha señalado que esperan que alivie en un 20% el complicado tráfico de la ciudad, una de las principales quejas de los ciudadanos de Estambul.
El billete costará 1,95 liras turcas (unos 70 céntimos de euro) y la prensa local había señalado que el túnel estaría abierto al público hoy mismo tras la inauguración. Pero fuentes técnicas ven algo así casi imposible y apuntan al 1 de noviembre como primer día de apertura al público.
Fuente: elpais.com