Fortaleza tiene a 25 menores detenidos por microtráfico

Santa Cruz. Los jueces del menor los enviaron a este centro porque hay indicios de que sean culpables por la infracción que cometieron. Las autoridades trabajan en prevención en las unidades educativas.

image Estas tres adolescentes esperan sus respectivos juicios por tenencia de droga. Foto archivo El Deber.

EL DEBER, Santa Cruz, Bolivia



Hace un par de meses dos adolescentes de 14 y 16 años fueron enviados, por la justicia penal juvenil, de manera preventiva al hogar Fortaleza, un recinto cerrado al que son derivados los adolescentes infractores a la ley. En este caso, ambos muchachos fueron acusados de vender sicotrópicos a estudiantes en un establecimiento educativo de la capital.  

Los menores recibían la sustancia controlada de un exalumno del colegio, que fue retirado del establecimiento al haber sido encontrado con este mismo tipo de sustancias prohibidas. A su vez, a este joven un adulto le proveía la droga y él se encargaba de comercializarla entre los estudiantes.

Un profesor fue el que dio la llamada de alerta, ya que uno de los dos adolescentes que está en Fortaleza tomó en el recreo uno de los sicotrópicos que tenía para vender y llegó al aula dopado.

El profesor se dio cuenta del comportamiento extraño del adolescente e inmediatamente dio parte a la dirección del centro educativo y a los padres del muchacho. También intervino la Defensoría de la Niñez y la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), que luego de indagar con los estudiantes, logró detener al exalumno que era el proveedor.

Ahora los dos, de 14 y 16 años, deberán cumplir una sanción en el centro Fortaleza.

Ambos, son parte de los 25 menores de edad acusados por los delitos de tenencia y suministro de sustancias controladas, de entre 12 y 16 años, que en lo que va de este año han sido derivados a este centro.

Modus operandi

La mayoría de los adolescentes que terminan involucrándose en el consumo y el expendio de drogas en los colegios comienzan haciéndolo por curiosidad o para tratar de huir de problemas familiares que los agobian. Sin embargo, también existen otros factores que llaman la atención de las autoridades.

Citan el caso de una muchacha que está a punto de cumplir 16 años y que fue víctima de la nueva forma de convertir en adictos a los estudiantes.

Ella estudiaba en un colegio particular, vivía con sus padres y aparentemente no tenía ninguna adicción.

Sin embargo, en una fiesta a la que asistió una de sus amigas le ofreció fumar marihuana, situación a la que accedió sin pensar en la pesadilla que luego le tocaría enfrentar.

Después de esta primera experiencia, la amiga que la había inducido al consumo de droga empezó a seguirla. Le exigía volver a fumar marihuana e incluso le pidió vender la hierba entre sus compañeros.

La presión fue constante y permanente, hasta que un día la obligó a guardar un envoltorio con la droga en su mochila. Precisamente ese día, efectivos de la fuerza antidrogas ejecutaron un operativo en su colegio.

Al revisar la mochila de la muchacha se halló el envoltorio con el estupefaciente. Ella contó lo que le estaba sucediendo, fue procesada por la Fiscalía, pero la justicia la liberó con medidas sustitutivas.

Acción y prevención

Frente a esta realidad, que cada vez golpea con mayor fuerza a los estudiantes, las autoridades antinarcóticos y de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia vienen coordinando labores para evitar que más adolescentes se vean envueltos en el mundo de las drogas.

El director de la Felcn, Marco Antonio Tapia, dijo que la realidad es cada vez más dura, pero insiste en que la prevención y la capacitación respecto al consumo de drogas son el camino para frenar estos casos

“El esfuerzo debe estar en la prevención”

Guillermo Dávalos – SOCIÓLOGO

El fenómeno de la droga en los colegios no es nuevo, lo que ha tomado es mayor relevancia con los últimos casos suscitados, pero este es un tema que data de varios años atrás.

Entre los factores que suman a este problema está el crecimiento de la oferta de los estupefacientes. Además, hay al menos unas 12 pandillas que están involucradas en el tráfico de drogas y que usan a los estudiantes para comercializarlas. Los adolescentes son el último eslabón de estas redes del microtráfico de drogas que operan en la ciudad. 

Lo primero que se debe recomendar es que no se ensañen con los menores, ya que detrás de ellos están las redes del narcotráfico y las personas que las manejan. 

Un segundo punto tiene que ver con la prevención, aspecto en el que considero se debe invertir la mayor cantidad de esfuerzos y recursos. 

Sumado a estas situaciones, son cada vez más altos los niveles de disfunción familiar. Los jóvenes nos indican que no encuentran los valores en sus entornos y los están buscando entre sus pares, amigos y compañeros.

Hace falta un centro público para la rehabilitación de los jóvenes, solo hay organizaciones que trabajan con un enfoque religioso.