Bolivia envía hoy a Brasil las cajas negras del avión siniestrado; nuevos testimonios

Tragedia. A una semana del accidente en Beni revelan nuevas hipótesis. Crónica desde la panza del avión: el fuego devoró a una pasajera, una madre ganó la vida, pero perdió todo.

Las cajas negras del avión serán revisadas entre el lunes y el miércoles. Un sacerdote habló con el piloto Kevin Roca. Aerocon admite que el anterior accidente ocurrido en septiembre de 2011 se debió a fallas humanas.

Vivir para contarla. El accidente, que se cobró la vida de ocho personas, tiene otras historias que contar.



DGAC envía hoy las cajas negras, a una semana del accidente

image El día que cayó, explotó y ardió, así lucían los restos del fuselaje del Metro III de Aerocon que pereció en Riberalta.

RUY D’ALENCAR/ROBERTO NAVIA, EL DEBER

Llegó al hospital de Riberalta a las 20:30 de ese domingo, con la angustia atravesada en la garganta. Había ido a averiguar por la suerte de esas 10 almas rescatadas del infierno del avión de Aerocon, incendiado a un costado de la pista del Selin Zeitun. Cuando el padre Óscar Chávez vio al piloto Kevin Roca Alpire, capitán del averiado avión Metro III de Aerocon, muy golpeado pero con vida, lo primero que hizo fue preguntar, ¿qué pasó? –El viento, el viento–, apenas contestó. 

Y esta versión surge una semana después de la tragedia, cuando la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) ya adelantó una hipótesis que explica el desastre por un ‘error humano’ y cuando apenas hoy se confirma la salida de las cajas negras a Brasil, a cargo del capitán Jorge Pardo Bejar, jefe de la Unidad de Accidentes. Pardo llevará el material de análisis al Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Cemipa), de la Agencia Nacional de Aviación Civil (Aanac), en Brasilia. “Estas entidades manejan agendas de trabajo y otorgaron a la DGAC los días 11, 12 y 13 de noviembre para proceder con la apertura de las cajas negras”, informa el ente.

Esto pese a que el jefe nacional de la DGAC, Luis Coimbra, había anunciado para el miércoles pasado la salida de estas piezas clave para la investigación.

Hipótesis previas

En los hangares de Beni, la rabia le sigue a la pena. Tras la tragedia, los pilotos civiles protestan al saber que la DGAC ha divulgado la teoría de que el accidente puede estar vinculado a errores de los pilotos, “condenando la autoridad a dos profesionales mucho antes de conocer el informe técnico” que provenga de las cajas negras, una que grabó las conversaciones entre la tripulación y la torre de control y otra que registra el funcionamiento de la máquina. 

Coimbra ha dicho a EL DEBER que en el momento del aterrizaje en Riberalta, en el área  del umbral 3-2 (hacia el norte) existía un viento de costado de siete nudos y que con esta información se pudo virar hacia el umbral 1-4 (hacia el sur) y aterrizar allí. “El piloto decidió aterrizar en la pista 3-2. La torre aceptó el requerimiento haciendo notar el informe del viento”, señala el jefe de la DGAC.

“La DGAC presume de que en este accidente existieron errores humanos; presume, porque esto tiene que ser corroborado”, ha dicho el ministro de Obras Públicas, Vladimir Sánchez, según se puede leer en la agencia ABI. Sánchez aclaró que el Gobierno aguardará el estudio que hagan de las cajas negras.

“La Metro III de Fairchild, que opera Aerocon, es una nave que puede trabajar con 22 nudos de viento cruzado y hasta de 10 de cola; si Roca decidió tomar la pista 3-2 en lugar de la 1-4 es seguro que lo ha hecho con un análisis de situación y de acuerdo con las condiciones técnicas del avión”, opina uno de los pilotos civiles de Beni, que ha pedido reserva de su nombre.

Los pilotos civiles del país están molestos. De hecho, la Asociación de Pilotos Civiles informó de que ha remitido una nota de protesta a la DGAC por divulgar acusaciones contra Roca y Tapia antes de conocerse el informe del Ministerio Público y de la Aanac de Brasil.

La versión del párroco

“No pude charlar con la copiloto (Cecilia Tapia) porque lloraba a moco tendido, como una criatura”, recuerda el párroco riberalteño, un hombre maduro, bajito y risueño, como quien no tiene deudas en el banco. Ese día, el fuego también acabó con la sonrisa del padre Óscar. “Al amigo ‘Gato’ Roca le dolía el pecho”, cuenta en voz baja.

Se trata de una revelación porque es la primera vez que se sabe de una versión atribuida al piloto sobre las causas que precipitaron la nave de Aerocon CP- 2754, pues la copiloto Cecilia Tapia, que se recupera en Santa Cruz, al despertar ha dicho que no se acuerda qué pasó, algo que deberá explicar el martes en Trinidad ante los fiscales que la citaron. Roca, que permanece en terapia, malherido, aún no puede hablar. 

“Puede que Roca se haya referido a un viento de cola”, interpreta el hombre de la Iglesia católica. El relato del padre Óscar puede apuntar a un problema relacionado al clima, algo que Nelson Kinn, gerente de márquetin de Aerocon, ve como una posibilidad. La empresa ha optado por no comentar sobre el accidente antes de divulgarse el informe técnico.

Viento de cola

Osvaldo Velasco, un piloto con más de 30 años de trabajo, coincide con el testimonio del padre Chávez. El avión quedó volcado, así que cree que pudo haber habido un viento de cola que precipitó la nave. Aunque ni la torre de control ni la DGAC reportan ráfagas de cola durante el aterrizaje en esa pista de tres mangas de viento y 1.800 m de largo 

  HISTORIAS PARALELAS  

El ministro Arce acusa al pasado

“Hay que mirar atrás, cómo se privatizó la administración en Santa Cruz, La Paz, Cochabamba y el resto de los aeropuertos quedaron en manos de un Estado pobre del pasado”, dijo el ministro Luis Arce para explicar las carencias de los aeropuertos del país.

Cuatro carros bomberos para Beni

El gobernador de Beni, Carmelo Lens, que criticó al Gobierno por no priorizar inversiones en ese departamento, comprometió Bs 6 millones para dotar de cuatro carros bomberos para Trinidad, Riberalta, Guayaramerín y San Borja.

Mototaxistas, los héroes

“Estaba manejando mi mototaxi y cuando pasaba por el barrio 6 de Julio escuché un ruido como una bomba. Me di cuenta de que era el avión. Trepé la barda del aeropuerto. No podíamos acercarnos porque estaba ardiendo, buscamos palos. No había agua. Ayudé a sacar a la copiloto”, es el relato de Wildo Mayo, un mototaxista.

AERONÁUTICA CIVIL Y AEROCON CONFIRMAN QUE HAY UN REPORTE TÉCNICO DEL ACCIDENTE DE 2011

Ocurrió el 6 de septiembre de 2011, a siete kilómetros de Trinidad. Una nave Metro III de Aerocon cayó en una laguna próxima a Laguna Suárez, donde murieron los dos tripulantes y cinco pasajeros. Solo sobrevió el chuquisaqueño Minor Vidal. Desde entonces, no se había hablado públicamente del informe técnico que de la explicación por el siniestro. Sin embargo, a raíz del segundo accidente de la aerolínea en Riberalta, Pablo Gutiérrez (39), hijo del piloto Joaquín Gilberto Gutiérrez (64), que falleció en ese siniestro, reclama porque, a más de dos  años de la tragedia, asegura haber pedido a la DGAC Beni el informe de las cajas negras y no ha recibido nada. Dice también que intentó querellarse contra Aerocon, pero que la Fiscalía lo rechazó (ver entrevista).

Nelson Kinn, gerente de márquetin de Aerocon, asevera que ese caso ya fue cerrado, que la DGAC les entregó su informe a fines de 2012 y que se reporta que el accidente ocurrió mientras los pilotos tenían bajo control la nave, que no registró desperfectos mecánicos.

La DGAC ha confirmado la existencia del informe y ha dicho que cualquiera de los familiares de las víctimas puede solicitar una copia por las vías formales. No hay reporte del accidente en el sitio web de la DGAC.

HORA A HORA 

REACCIONES TRAS LA DESGRACIA AASANA, DGAC Y LA FISCALÍA TRABAJAN

Han sido diferentes las reacciones y en distintos tiempos. Tras el siniestro de Riberalta, Aasana intervino, luego la DGAC y la Fiscalía.

La Fiscalía pide prudencia y se toma su tiempo para emitir declaraciones

La fiscal de distrito de Beni, Wilma Blazz, ha pedido actuar con cautela en la investigación para no provocar daños innecesarios a los involucrados en el accidente. Sin embargo, Blazz ha adelantado que el Ministerio Público percibe “bastante negligencia” en cuanto a medidas contra accidentes en el aeropuerto.

Coimbra llegó 16 horas después del siniestro

El general Luis Coimbra Busch, jefe nacional de la DGAC, que encabeza la comisión investigadora del siniestro, llegó a las 8:00 del lunes después de la tragedia, luego de 16 horas.

ENTREVISTA 

“La DGAC nunca publicó el informe por el accidente de Aerocon de hace dos años”

PABLO GUTIÉRREZ OYOLA (39)  – HIJO DE GILBERTO GUTIÉRREZ, VÍCTIMA DEL ACCIDENTE EN 2011-

El accidente de Riberalta le ha abierto una vieja y desgarradora herida. Pablo Gutiérrez, piloto e hijo del también piloto Joaquín Gilberto Gutiérrez Chávez, revive ahora la muerte de su padre, conteniendo las lágrimas.

Cuando ya ocurrió otra tragedia en Riberalta y a dos años del accidente de Aerocon en Trinidad, en el que perdió la vida su padre, ¿qué revelaron las investigaciones de ese caso?

Mire, como familia nosotros estamos muy apenados, creo que voy a hablar por todas las familias que han sufrido con ese accidente. Sí puedo decir que la DGAC nunca publicó un informe oficial del accidente de Aerocon de 2011. Por lo menos a los familiares de la víctimas, nunca. No sé si ellos ya tienen el informe oficial o lo han emitido ante la entidad correspondiente. Pero yo, en persona, no conozco cuáles han sido las causas del accidente de Aerocon de septiembre 6 de 2011.

¿Pero usted ha preguntado a las autoridades?

Yo me he apersonado a la DGAC, aquí en Trinidad, y de forma verbal solicité que me digan cuáles han sido las causas. Sin embargo, el resultado del estudio de las cajas negras es un misterio. Yo creo que por el fallecimiento de ocho personas y por una que sobrevivió, los familiares de las víctimas y el sobreviviente merecemos una explicación para que no vuelva a suceder. Ya estamos a dos años y ya hubo otro accidente de Aerocon.

¿Y qué piensa hacer? 

Hice una denuncia penal contra Aerocon en la Fiscalía de Distrito de Beni. Y también quiero comentar muy apenado que he escuchado recién, tras el accidente de Riberalta, que alguna autoridad nacional dijo que Aerocon jamás había tenido una denuncia penal y eso es mentira. Iniciamos una denuncia penal y por equis o zeta motivo hasta ahora no nos han dado una explicación de por qué rechazaron el caso, siendo que este caso tuvo ocho muertes y por tanto debería ser asumido como una investigación de orden público. No tengo respuesta, no vivo tranquilo.

¿En dos años su familia no supo nada del caso?

Sabía usted que el avión, el de 2011, no sufrió tanto daño como el de Riberalta. De repente la historia sería otra si el instrumento ELT (que emite señales de siniestros) hubiera funcionado, porque quizás algunas personas pudieron salvarse porque, como cuenta Minor Vidal, el sobreviviente, esa vez escuchó muchos quejidos. Luego hubo silencio y se busca culpar a los pilotos, igual que ahora

“LA PESADILLA COMENZÓ EN EL AIRE, EL AVIÓN ENTRÓ A UN TÚNEL DE TURBULENCIA”

Pasaron 10 minutos y entramos a una cosa como un túnel, solo se veían nubes oscuras y empezamos a volar feo, entramos a la tormenta. Mira mi cuerpo, está lleno de moretes porque nos sacudimos para todos lados dentro del avión. Mi hija tenía la cara hinchada por los golpes, en la tormenta ya nos veníamos golpeando. Los motores sonaban no de  manera normal a los que uno está acostumbrado a escuchar.

Miré la cabina, a la derecha iba la copiloto. Miré la mano de la chica que quería suspender una palanca y el piloto la ayudaba. Ambos la empujaban. Nadie hablaba, era un silencio absoluto. Fue descendiendo la nave, todo mundo prendido de la ventanilla. Ya veníamos mal en el cielo. De pronto se empezaron a ver los techos de las casas de Riberalta y le dije a mi hijita que ahí estaba el suelo, que no se ponga nerviosa. (Testimonio de Alejandra Azad, sobreviviente del accidente de Riberalta).

Crónica desde la panza del avión: el fuego devoró a una pasajera, una madre ganó la vida, pero perdió todo

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Andrés Tacata, celebra con su mamá y su hermana el haber sobrevivido.

EL DEBER.- Alejandra Azad está sentada en su cama de sobreviviente y Enrique Álvarez, su marido, en una silla de plástico, abrazaditos los dos y sin Rocío Elvira, su niña bonita que cantaba como un pajarito, la que el negro domingo pasado murió en el asiento izquierdo de la fila cuatro de Aerocon, a los seis años de edad y después de decirle a su mamá que la amaba y que no quería morirse ahí, con ese humo amargo que lo envenenaba todo.

Alejandra fue la última persona de las diez que, vecinos de chinela y hasta de pantalón corto, sacaron con vida de la panza del avión que con 18 tripulantes cayó como un pájaro herido de un cielo mojado, cinco segundos antes de tocar la pista del aeropuerto de Riberalta del departamento de Beni.

También en la fila cuatro del Metro III iba Alejandra, pero en el lado derecho de ese cubículo a donde los pasajeros tienen que entrar agachados, como introduciéndose en un túnel cerrado. Madre e hija llegaban de vacacionar en La Paz y la ruta Trinidad-Riberalta era el último tramo para por fin llegar a casa. 

El avión giró a la derecha y cayó del lado izquierdo, se deslizó con el tren de aterrizaje patas arriba y, cuando se detuvo, un humo negro hizo nacer la penumbra dentro de la nave. Así cuenta ella, que pensó que todos iban a salir vivos porque creía que, como ocurre en las películas, llegaría un carro bombero. Por eso, le decía a su pequeña que no grite, que aguante…

“Delante de mi hija estaba una amiga. La llamé por su nombre y le pregunté: ¿Cómo está?, me respondió: “Aquí estoy firme mi niña”. Le pedí que me ayude a sacar a mi hija y, como no me contestó, volqué y lo que vi fue una llamarada enorme y a ella que se quemaba, que se quedaba sin piel, sin cabello, sin nada. Se fue derritiendo, chiquitita se hizo, yo la vi morir sin decir nada. También vi a un hombre que gritaba: Dios mío, voy a corregir mi vida. Y agarraba a golpes la ventanilla. Nuevamente nos cubrió la nube y sonó una explosión fatal”.

Alejandra perdió el conocimiento y entre sueños escuchó que alguien dijo: “Aquí hay otra persona”, y otra dijo: “Sí, está muerta”. Pero igual la sacaron. Ella reaccionó, gritó que su niña estaba adentro de la chatarra, un hombre corrió para sacarla pero antes de que llegue explotó el ala derecha. Alejandra y Enrique ahora están abrazaditos, en esta sala de una clínica de Riberalta y tienen una cara tan triste como si hubieran acumulado todas las penas de este mundo. Ella observa en su celular el video en el que se ve a su ‘niña linda’ bailando y cantando como un pajarito. “No quiero sembrar lástima, pido justicia y que Aerocon se cierre porque fue un asesinato lo que nos hicieron, al no habernos hecho aterrizar donde no esté lloviendo”, dice, Alejandra, que lleva puesta una polera blanca con el rostro de su Rocío, como una forma de que la de ella y las otras muertes, no queden meciéndose en el viento.

El mal augurio

Desde que salió de Japón,  donde vivía desde hace cinco años, un par de días antes, Óscar Andrés Takata (23) tuvo la sensación de que algo malo le iba a pasar en su retorno a Riberalta. Y cuando estuvo en Trinidad, casi pierde el avión porque, presa de un problema de estómago, se encerró en el baño del aeropuerto.

Entró a la nave y se ubicó en el penúltimo lugar del lado derecho (fila ocho). Detrás de él un hombre se sentó en el último asiento sin saber que una hora después iba a morir.

Ya en el aire, durmió 20 minutos, cuando despertó sintió la furia de las nubes negras y media hora después soportó el desenlace fatal cuando la nave tocó tierra por la fuerza. Rompió la ventanilla gracias a que llevaba unos botines con tacos gruesos, sacó su cuerpo por ese orificio angosto pero olvidó su billetera y la mochila roja, donde en total llevaba cerca de $us 10.000, el dinero que reunió de un trabajo duro de tres años y con el que pretendía levantar una empresita de tejería en Riberalta.

A las 16:00 del pasado domingo, Sandra Sosa, su madre, Denisse, su hermana de 18 años, y otros familiares, fueron al aeropuerto para recibirlo con el corazón bailando en el pecho. Pero al llegar se enteraron del siniestro y a Sandra se le cayó el mundo. Corrió en una moto al hospital  y ahí, en su búsqueda desesperada, recibió una llamada en su celular, contestó y una voz cansada le dijo: “Mamita, mamita, estoy vivo mamita”.